La historia secreta de la negociación de Massa con el FMI: extrema tensión para lograr el desembolso y cómo seguirá el vínculo

El ministro de Economía y candidato de Unión por la Patria fue a Washington y regresó con USD 7.500 millones del Fondo, luego de cuatro meses de negociación. Ahora enfrenta el comienzo de la campaña y la comunicación de los anuncios con los que intentará morigerar el impacto de la devaluación

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Sergio Massa y Kristalina Georgieva,
Sergio Massa y Kristalina Georgieva, en el encuentro que mantuvieron en el FMI, la semana pasada en Washington

Sergio Massa celebró el cierre de la negociación con el FMI, pero seguramente una negociación tan larga y desgastante, que además terminó en una devaluación, le dejó un sabor amargo en la boca. No obstante, y no es un dato menor, regresó de su viaje express a Washington con los esperados USD 7.500 millones que necesita la economía local para atravesar con cierta tranquilidad los próximos meses, según sus cálculos. Además de USD 1.385 millones en créditos nuevos del Banco Mundial y el BID que llegarán al país antes de fin de año. Todo siempre en un contexto de extrema fragilidad y con un clima electoral que lo tiene como protagonista y siempre amenaza complicar las variables macro.

Hubo foto con Kristalina Georgieva e, incluso, alguna sonrisa, pero la relación tirante entre el organismo y su principal y más díscolo acreedor es inocultable.

El costo de la devaluación podría ser determinante para las aspiraciones presidenciales del ministro de Economía y candidato presidencial de Unión por la Patria. Él cree que no y mientras busca atemperar el impacto del salto cambiario en la vida de los argentinos –con anuncios que se irán desgranando en los próximos días–, repasa los números más recientes de las encuestas en su smartphone plegable. Sabe que su estrategia de campaña, al menos en esta fase del proceso electoral, será polarizar con Javier Milei. El líder de La Libertad Avanza parece entender lo mismo, y también la otra contendiente, Patricia Bullrich, pero en otro sentido: días atrás habló de un pacto entre sus rivales.

Tensión extrema

“La Argentina va a ser un país autónomo el día que se saque de encima el triste condicionante que es el Fondo”, dijo el ministro el miércoles en Washington, luego de reunirse con Georgieva. “Dimos un paso importante en la administración de la hipoteca que nos dejó Macri, pero la hipoteca la seguimos teniendo”, agregó sobre el acuerdo alcanzado en una charla con periodistas en una sala de reuniones del headquarters del FMI.

El ministro al salir del
El ministro al salir del Fondo, el miércoles pasado en DC

La idea de “sacarse al Fondo de encima” la comenzó a hacer pública luego de las fotos con la economista búlgara, pero no es un concepto nuevo para el tigrense. También sabe que, dada la deuda contraída, el vínculo será largo. A mediados de abril, con cuentas que estaban muy lejos de cerrar, Massa viajó a DC, a las reuniones de primavera del Fondo y el Banco Mundial, y acordó con el organismo una revisión completa del programa por el impacto de la sequía.

Como contó Infobae hace una semana, en la previa del viaje, un alto funcionario del equipo económico, dijo en ese momento: “En tres semanas estará listo y volvemos”. “O antes…”, se animó a pronosticar un colega suyo. No fue ni rápido ni fácil: la negociación demoró cuatro meses y hubo momentos de zozobra, algunos de los cuales trascendieron de manera informal, de fuentes oficiales, luego del desembolso. El FMI no habló de detalles al menos hasta ahora y lo que se sabe de su postura llegó a fines de la semana pasada en formato de un comunicado de prensa y, sobre todo, del staff report, un documento técnico con detalles y metas de la revisión del que se hablará luego.

La negociación estuvo abierta durante los cuatro meses: el zoom casi no se cortó. Quizás uno de los momentos más tensos fue cuando desde DC proyectaron en la pantalla una propuesta en la que, sin haberlo hablado antes, los funcionarios del Fondo mostraron una presentación en que una de las claves era una devaluación del 100 por ciento. Leonardo Madcur, jefe de asesores de Massa y jefe del equipo negociador local, movió la cabeza con fastidio y pidió seguir en otro momento.

“Dimos un paso importante en la administración de la hipoteca que nos dejó Macri, pero la hipoteca la seguimos teniendo” (Massa)

Luego, la negociación derivó en un pedido de 60% de devaluación, una opción que incluso el gobierno de EEUU, que siempre participó de las idas y vueltas entre las partes, creyó viable. “El staff del Fondo pidió cosas que fueron de muy duras hasta ridículas. Era 100% de salto cambiario o hacer una restricción casi total de importaciones, algo que significaba cerrar, o enfriar, muy fuerte la economía. Arrancamos con 100% y cuando bajamos a 60% EEUU pensó que estaba bien, pero era imposible: no entienden el pass through porque no lo sufren”, detalló un funcionario local hablando del traslado a precios casi inmediato de las devaluaciones. La propuesta del 60% demoró todo un mes.

El ministro de Economía, Sergio
El ministro de Economía, Sergio Massa, junto a su jefe de asesores, Leonardo Madcur, y el titular de la aduana, Guillermo Michel, en un viaje anterior a EEUU

El martes 27 de junio, en un evento de la Cámara de la Construcción, Massa dijo que el acuerdo era inminente y que se iba a conocer “en las próximas horas”. Nada de eso pasó. Siempre según fuentes oficiales, horas antes el FMI le confirmó que estaba todo cerrado. Hubo comunicaciones con la Casa Blanca y de manera imprevista, se anunció una marcha atrás en la decisión. Pasó lo mismo dos veces en pocas horas: confirmación y luego negativa. Según los negociadores locales, Georgieva no podía convencer a sus técnicos de cerrar. El “ala dura” la encabezaron Gita Gopinath, segunda del FMI, y el encargado del Hemisferio Occidental, el chileno Rodrigo Valdez. ¿Una estrategia del tipo policía bueno-policía malo? Quizás.

“Nos prometieron un front load y terminamos pidiendo un back load”, dijo el propio Massa. O sea, negociaron un adelantamiento de todos los fondos del año para junio y terminaron pagando por anticipado y devaluando para que lleguen los dólares.

En el medio está la relación diplomática con Estados Unidos. El martes, Massa cenó en la Embajada con Mike Pyle y Juan González, asesores de primer nivel de Biden y a quienes reconoce como amigos. Alberto Fernández se reunió a fines de marzo con Joe Biden y el presidente americano le ofreció construir un puente para la Argentina. Muchos interpretaron que esa figura era igual a un apoyo irrestricto para el acuerdo con el FMI. No ocurrió, pero también es cierto que Massa llegó a Washington en octubre de 2022, en su primer viaje como ministro, desplegando contactos y como el “bombero de la economía argentina”, volvió en abril a pedir ayuda y como futuro candidato del peronismo, y viajó la semana pasada como tercero en las PASO.

Cómo seguirá el vínculo

Massa cree que habrá que rediscutir todo del acuerdo desde diciembre próximo, sea él u otro candidato quien gane las elecciones. Días atrás el organismo mantuvo reuniones virtuales con los referentes económicos de Milei y Bullrich: el ministro aclaró que lo representantes de LLA se mostraron más moderados, mientras que los de Juntos por el Cambio pidieron que no se realice el desembolso.

Como se dijo, el FMI habló hasta el momento por sus documentos oficiales. En un comunicado de prensa, el pasado jueves, Georgieva pidió más ajuste y suba de tarifas. Un día después se conoció el staff report, el informe de los técnicos. El FMI dijo que el impacto de la sequía en las cuentas públicas y los desvíos respecto de lo que esperaba el organismo hicieron “descarrilar” (off-track) el programa y que quizás sean necesarias medidas más drásticas, en medio de la volatilidad electoral, y más allá de la devaluación, la tasa de interés más alta y menos subsidios energéticos.

Otro punto de tensión, según los negociadores locales, fue la idea de que los créditos puente de China, la CAF y Qatar dejaran al Fondo sin su cucarda de ser el prestamista de última instancia.

Massa con Gita Gopinath, subdirectora
Massa con Gita Gopinath, subdirectora del FMI. Pese al apretón de manos, es considerada una de las "duras" en la negociación. Foto NAzzzz

“En realidad sí fue el acreedor de última instancia, porque le dio fondos que Argentina usó. Son bastante comunes estas cosas cuando hay una negociación complicada. No veo ningún problema. No es lo mejor, pero el Fondo ve razonable que se consigan fondos y no haya atrasos”, aseguró en diálogo con ese medio Claudio Loser, ex jefe del Hemisferio Occidental del Fondo a fines de los 90.

Por su parte, Alejandro Werner, que ocupó el mismo puesto en el organismo, pero más cerca en el tiempo y comandó la negociación del fallido préstamos a Mauricio Macri en 2018, cree que Qatar, China y CAF hicieron un puente hasta la reunión de directorio para que el país no cayera en default, algo que no afectó el rol del FMI. “Lo que sí genera ciertos riesgos es la aparición de China a través de los swaps y otros mecanismos de crédito como una alternativa al financiamiento de última instancia que provee el FMI”, destacó.

Werner cree que la negociación se dilató tanto por la complejidad de la coyuntura económica que generó la sequía, por las internas políticas y “por la falta de compromiso del gobierno de Alberto Fernández” con el programa que firmó con el FMI. “Massa cubrió un espacio muy importante en un gobierno ausente, sin liderazgo. Hizo un esfuerzo importante para seguir con los compromisos internacionales. La relación entre Argentina y el FMI entrará en un periodo de pausa prolongada hasta que haya un nuevo presidente electo. En ese momento comenzará a negociar con esa nueva administración”, dijo el economista que hoy dirige el Americas Institute de la Universidad de Georgetown de Washington.

Lo dicho, Massa sueña con sacarse al Fondo de encima, pero sabe que el vínculo será largo en medio de una deuda que hoy asoma como eterna.

Mientras tanto, está en sus planes buscar ampliar y capitalizar la CAF con aportes de otros países, como Qatar y Arabia Saudita. Incluso, si eso se da, cree que podría convencer a algunos vecinos de la región de salir del Banco Mundial, un organismo con altos costos burocráticos. También quiere unificar Fonplata –un ente regional menor, también de crédito, que tiene sede en Bolivia– con la CAF. Argentina ya pidió el retorno del aporte del país a ese foro, unos USD 500 millones.

El ministro-candidato hace cálculos con su equipo. Cree que si el año que viene Argentina tiene un saldo comercial super-positivo, de algunas decenas de miles de millones de dólares, se podría hacerle al Fondo un adelanto significativo y relajar bastante la tensión de los vencimientos.

“A lo Néstor”, dicen en broma -pero no tanto- alguien de su entorno. Claro, primero deberá ganar las elecciones.

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