El resultado de las PASO reactivó el debate sobre la necesidad de un cambio del régimen monetario, en particular hacia un sistema de dolarización pleno o mixto, más aún luego de que el Gobierno respondiera al tercer puesto logrado como agrupación política con una devaluación del peso de 18,6% y fuerte suba de la tasa de interés de referencia del BCRA.
Uno de los impulsores de la dolarización desde hace tiempo a través de diversas columnas periodísticas -muchas publicadas en Infobae-, y en noviembre 2021 explicitada en su primer libro “Dolarizar, un camino hacia la estabilidad económica”, es Alfredo Romano, director de la consultora económica Romano Group y director de la carrera de Economía Empresarial de la Universidad Austral.
En una nueva entrevista con este medio, el experto analiza el complejo escenario presente, caracterizado por la expectativa de reingreso a un estadio de tasas de dos dígitos porcentuales de inflación mensual, según las estimaciones del consenso de los analistas para agosto y septiembre; y profundización de la recesión, más allá del efecto de la brutal sequía que afectó al agro pampeano.
— ¿Con el triunfo de Javier Milei en las PASO cree que la dolarización está más cerca?
— ¡Sin dudas! Pero si vamos a la primera entrevista que me hizo allá por noviembre de 2020 le anticipé que se venía el fin del bimonetarismo en la Argentina. Hoy más que nunca estoy convencido de que el proceso se está empezando a consumar.
“Hoy más que nunca estoy convencido de que el proceso se está empezando a consumar”
— ¿Por qué la Argentina debería ir al facilismo de dolarizar en lugar de hacer el camino de largo plazo para recuperar su moneda y bajar la inflación, como lo hicieron la mayoría de los países de América Latina?
— Quienes sugieren hablar de “magia” o “facilismo” respecto a la dolarización carecen de conocimiento técnico sobre el tema. Digo esto porque no es un proceso sencillo para ningún país que supo implementarla; y los desafíos que lleva en el largo plazo para mantenerla son altos. Lamentablemente, estos adjetivos que se han utilizado en pos de atacar un régimen muy inflexible y exigente en materia monetaria, se alejan de los desafíos que el cambio propone.
Aquellos que consideramos que la dolarización debería implementarse en la Argentina, sabemos las limitaciones que dicha restricción monetaria impone y los riesgos de bajo crecimiento en el largo plazo que puede darse. También sabemos que no es la primera opción para ningún país perder independencia monetaria y conocemos las bondades de contar con moneda propia.
El problema es que la Argentina no tiene esas opciones. El mejor ejemplo que le puedo dar es que los modelos de recuperación de la moneda a través de una desinflación de largo plazo (mínimo 8 años) no dependen del gobierno entrante para que tenga éxito y probablemente no pueda ver el fruto de sus esfuerzos monetarios y fiscales.
El modelo de banca central independiente requiere de un consenso y apoyo incondicional de por lo menos 2/3 mandatos, en donde, a pesar de cambios de colores políticos, el respeto e independencia del Banco Central sea incuestionable. Sin embargo, en la Argentina la política solo quiere tomar decisiones cortoplacistas en pos de beneficios inmediatos pero en detrimento del país en el largo plazo. Nadie quiere asumir el ajuste en la Argentina, sobre todo los gobiernos populistas.
Hagamos una reflexión conjunta de las medidas que ha tomado el candidato a presidente y ministro de Economía, Sergio Massa. El día que asumió, devolvió $10.000 millones de adelantos transitorios al BCRA y prometió que no iba a emitir un peso más. Sin embargo, si evaluamos la última meta con el FMI se pasó en un 264%. Es decir, supero la meta en más de 1 billón en emisión monetaria por parte del Banco Central. Con esos números es poco creíble pensar en políticas de Estado en la que se siga respetando la disciplina monetaria y fiscal por más de un período presidencial. ¿Por qué deberíamos creerle al kirchnerismo si vuelve a gobernar en los próximos 4 u 8 años? También sería iluso pensar que, aunque el peronismo probablemente pierda en octubre, no volverá a gobernar por los próximos 8-12 años.
— ¿Hacen falta dólares para dolarizar?
— Hace falta un programa económico contundente en materia fiscal y monetaria. Los gradualismos fiscales solo harían fracasar cualquier propuesta de dolarización porque la Argentina ya se encuentra quebrada, por ende solo le queda rápidamente dejar de endeudarse y comenzar un proceso de robustecimiento de ahorro público.
Luego, el proceso de dolarización no va a ser inmediato y puede llevar varios meses la transición hacia la conversión total de la moneda peso/dólar como hicieron otros países como Ecuador. En el caso del Salvador, la transición fue de 24 meses. Es por ello que la Argentina necesita en una primera instancia acumular los dólares que se requieren para rescatar la base monetaria y reducir drásticamente el déficit fiscal en 12 meses.
La sumatoria de pesos en circulación y depósitos del sistema financiero en el Banco Central suman unos USD 10.000 millones, si se toma de referencia los únicos dólares legales y de equilibrio en el mercado para hacer la conversión de pesos a dólares. Este importe es menos de 2% de la economía nacional. Por esta razón, sigo convencido que con una propuesta sólida y con un sendero muy disciplinado fiscal, el proceso puede darse sin sobresaltos, aprovechando esta oportunidad histórica de tener una base monetaria tan pequeña en términos de dólares.
Al mismo tiempo de iniciar el proceso de dolarización, se va a dar un efecto contundente en el sistema financiero de acumulación de dólares. Los depósitos durante la gestión de Mauricio Macri rondaban los USD 32.000 millones y hoy están en USD 15.000 millones. Se perdió más de la mitad por la falta de credibilidad en un programa económico. Con el inicio del cambio del régimen monetario vamos a ver una acumulación sistemática de depósitos en el sistema financiero que ayudará a contener y fortalecer el proceso de cambio.
“Los gradualismos fiscales solo harían fracasar cualquier propuesta de dolarización porque la Argentina ya se encuentra quebrada”
Respecto a las Letras de Liquidez (Leliq del BCRA), la enorme mayoría se encuentra en poder de los principales bancos nacionales. Los planes Bonex con lo que se buscó rotular a la dolarización no funcionaron y solo trajeron angustia y pérdida de valor para los tenedores de dichos títulos. Las entidades son fundamentales para el proceso de dolarización y es por ello, que junto a ellas, se debe trabajar en el mejor mecanismo para ir reduciendo el stock en dólares de dicha deuda contraída por el BCRA, sin afectar la estabilidad financiera del sistema.
— Hay quienes estiman que la tasa de conversión sería de $4.000 o $10.000 a USD 1 ¿Qué les diría?
— La falta de educación en la materia solo pueden derivar en conclusiones tan erradas como limitadas. Todos aquellos que consideramos a la dolarización como medio para lograr estabilidad y crecimiento en el largo plazo, consideramos completamente falaz hacer esas cuentas que solo generan temor en la sociedad. Las expectativas son un tema central en las propuestas económicas y en este caso, también jugarán un rol central.
Hago mención a las expectativas porque en la actualidad el Banco Central tiene USD 13.000 millones de reservas líquidas negativas y sin embargo no hubo un retiro masivo de depósitos en dólares. ¿Cuánto debería valer el dólar si consideramos que los depósitos alcanzan los USD 15.000 millones y prácticamente el Banco Central tiene ese importe, pero negativo de reservas de inmediata disponibilidad? Lo que quiero transmitir es que la cuenta del carnicero que hacen muchos para sacar el tipo de cambio para dolarizar la Argentina, carece de fundamento.
— ¿Si se recuperan las reservas, porque se genera un clima de confianza, cree que se debilitarían las propuestas dolarizadoras?
— La Argentina es muy cambiante. Los ánimos, el humor social y nuestra opinión respecto a diversos temas son volátiles, al igual que el país, por nuestra inmadurez social e institucional. Lo que estoy convencido es que a pesar de que se recuperen las reservas o se genere un clima “pro mercado”, la Argentina debe realizar su reforma monetaria de dolarizar su economía sino las chances de seguir fracasando en materia monetaria serán muy altas. Sin dolarización no hay espacio para avanzar hacia el resto de las reformas que necesita la nación. La estabilidad es un bien preciado que la economía carece y que necesita recuperarla de manera urgente.
— La agencia de noticias Bloomberg destacó: “El riesgo es el populismo de Milei, no la devaluación del peso” ¿Qué opina?
— Puedo opinar en base a mi formación técnica. Según lo que he leído de las propuestas de Javier Milei, no veo ningún populismo económico. Una reducción del Estado a niveles más “latinoamericanos” en el orden del 30% del PBI, reducir el gasto primario en busca de superávit en unos pocos años, desregulación de la economía, modernizar la relación empleador-empleado y la eliminación de los controles de capitales forman parte de los ejes de sus propuestas. ¡Si esto es populismo económico hay que rever la literatura económica global!
— La dolarización en países pequeños ha demostrado ser efectiva para erradicar la inflación, pero no derivó en crecimiento acelerado y reversión de condiciones de vida muy por debajo de la que registran economías con monedas propias fuertes ¿Por qué?
— Si revisamos el caso de Ecuador, encontramos que existe muchísima desinformación respecto a cuáles han sido verdaderamente los resultados económicos en los últimos 20 años, luego de dolarizar su economía en el 2000. Déjeme que le agregue que cuando Ecuador dolarizaba su economía representaba el 7% del PBI de la Argentina y, bien como dice, era pequeña, en la actualidad, si tomamos de referencia un producto en el orden de USD 450.000 millones -al tipo de cambio de mercado- por el ajuste que la Argentina deberá enfrentar, Ecuador ya representaría 23 por ciento.
Algunas variables claves:
Economía: en 1980 la economía generaba USD 17.882 millones, mientras que en 2000 (previo a la dolarización) el PBI era de USD 18.323 millones, es decir, durante 20 años prácticamente no creció. A partir del 2001, al lograr la estabilidad macroeconómica necesaria para desarrollarse comenzó a crecer, teniendo solo un período, en 2016, de recesión, con una caída de 1,2% -sin contabilizar la caída global por la pandemia-. Luego de 20 años con nuevo régimen monetario, el PBI subió a USD 106.436 millones, es decir, se quintuplicó. De esta manera, evolucionó el ingreso per cápita de USD 1.300 a más de USD 6.400, logrando una tasa de crecimiento extraordinaria.
“Luego de 20 años con nuevo régimen monetario, el PBI de Ecuador subió a USD 106.436 millones, es decir, se quintuplicó”
Inflación: Hacia finales de los ‘90 el país vivía una situación económica insostenible. Sólo durante 1999 el sucre (moneda nacional) se había devaluado desde 5.000 a más de 20.000 por dólar americano. La inflación llegaba a 3 dígitos porcentuales al año, llegando a un pico de 107% durante el 2000. Experimentaba una crisis que había golpeado no solo la economía real sino al sistema financiero, donde más de 16 instituciones quebraron y hubo una fuga masiva de capitales por más de USD 6.000 millones, representando un shock de desconfianza fenomenal. Sin embargo, en septiembre de 2000 se dolariza, y en 2 años, la inflación ya se ubicaba en 1 dígito. Y en los últimos 20 años se movió en la estabilidad, se ubica en 1,7% interanual, entre las más bajas del mundo.
Desempleo: Uno de los mayores temores que se asocia con la dolarización se vincula a la pérdida de empleos en el largo plazo, causado por la incapacidad monetaria de la economía para ofrecer herramientas que apuntalen el crecimiento económico. En 2000, la tasa de desocupación era de 4,8% de la población activa, mientras que en 2019 era de 3,8%. Es decir, vemos que además de contar con un crecimiento sostenido de la economía, acompañado de un incremento del salario real e inflación muy baja, el desempleo también ha logrado evolucionar favorablemente con la dolarización.
Pobreza: Considerando los datos del Banco Mundial, era de del 36,7% de la población en 2007, mientras que en 2019 había bajado a 25% de los habitantes.
En conclusión, se puede inferir que Ecuador ha logrado una tendencia en la baja sistemática de la inflación, que a su vez impactó positivamente en la tasa de desempleo. La estabilidad económica ha venido dada por la eliminación o mitigación del riesgo cambiario, lo cual ha estabilizado las tendencias naturales a la especulación en el tipo de cambio y mejora de las percepciones de certeza de las inversiones de largo plazo.
— ¿Qué piensa de la propuesta de Javier Milei para dolarizar la economía, después de un período previo de ajuste de variables macroeconómicas fundamentales (atraso cambiario, tarifario, eliminación del déficit fiscal…)?
— La veo consistente, pero creo que la reducción del gasto público debe ser inmediata y acompañada de la reforma monetaria. La bala de plata del posible gobierno de Milei será la dolarización y su capacidad de bajar la inflación para devolverle algo a la sociedad ya que deberá hacer esfuerzos fiscales muy importantes. Si sucede el escenario de Mauricio Macri, donde prometió inflación de un digito en 4 años y ajustó a los argentinos, el fracaso será nuevamente rotundo. El argentino debe ver materializado el cambio en una estabilidad de su salario y de los precios en poco tiempo para aceptar el ajuste que vendrá.
“El argentino debe ver materializado el cambio en una estabilidad de su salario y de los precios en poco tiempo para aceptar el ajuste que vendrá”
— Es una buena idea tomar los títulos en poder del BCRA y Anses y ofrecérselos a fondos de inversión de alto riesgo a USD 30 o menos, en garantía para obtener los dólares necesarios para canjear los pesos y depósitos en la moneda nacional, cuando se propone una política que bajará el déficit fiscal, reducirá la prima de riesgo, y por tanto asegurará una gran renta a privados a costa del Estado?
— Hay muchos errores conceptuales, pero si hace referencia a la propuesta de Emilio Ocampo, creo fundamental entender que hay distintas formas de dolarizar una economía. Su propuesta es muy sofisticada y consistente. Una de las mayores fortalezas que tiene la iniciativa es que, al contrario de lo que me pregunta, si sucede el derrumbe del riesgo país por haber logrado la credibilidad necesaria en el programa económico, no solo el Estado argentino multiplicará su situación patrimonial, sino que además todos los habitantes gozarán de los beneficios de contar con crédito barato para expandir los negocios y el bienestar en el largo plazo.
— ¿Cómo ve la transición de las PASO a la elección presidencial del 22 de octubre?
— Compleja. Desde Romano Group hicimos un escenario base que contempla las variables claves de la economía:
Dólar oficial: no alcanza con la devaluación post-PASO. En la última parte de la campaña política el BCRA se verá obligado nuevamente a devaluar al ritmo inflacionario, principalmente para no perder competitividad por el traslado a precio de la devaluación ya hecha. La brecha por encima del 100% es el mayor impedimento de mantener el tipo de cambio fijo, donde probablemente presione sobre las liquidaciones agro.
Inflación promedio: de 12% mensual para agosto-septiembre, de mantener el tipo de cambio fijo, se llegaría al fin del último trimestre de 2023 con un tipo de cambio oficial más apreciado que antes de haber devaluado post PASO. Ese tipo de cambio daría a precios de hoy $280 vs $287 pre-PASO.
Dólar Futuro: esperamos mayor volatilidad previo a las elecciones generales de octubre, con un mercado que no ha creído la factibilidad de mantener el tipo de cambio fijo en 350 pesos.
Dólares Financieros: consideramos que los controles de capitales van en aumento, con una brecha por encima del 100%. Intentarán utilizar al MEP como ancla para el posible overshooting de los dólares informales.
— A la luz de las últimas medidas del ministro Sergio Massa, ¿Cambiaron las proyecciones de inflación, PBI y reservas para el cierre del corriente año?
— Todas las variables se han deteriorado como mencioné anteriormente. Respecto a la actividad creemos que la economía puede caer 3,5% a 4 por ciento.
— ¿Una reflexión final?
— El proceso de dolarización de la Argentina ya comenzó.
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