El 14 de agosto marcó un antes y un después en cuanto al valor del dólar y la dispersión de los precios en el segmentado mercado de cambios. La decisión del Gobierno de dejar correr al precio de la divisa casi un 22% en el mercado mayorista, hasta los 350 pesos, elevó a la vez el piso de las cotizaciones paralelas, como aquellas a las que accede el público en bancos.
La inflación cada vez más alta impulsó a una mayor velocidad en la circulación del dinero. En este sentido, la devaluación fue temeraria, pues la economía está al borde de adquirir una dinámica nominal que se parece al prólogo de la hiperinflación en el año 1988.
La suba del dólar oficial fue anunciada en simultáneo con una suba similar de tasas de 21 puntos porcentuales, para dar una señal al mercado en medio de la volatilidad financiera. La entidad que preside Miguel Pesce decidió elevar la tasa de interés de política monetaria, que se traslada a las de plazo fijo, del 97% a 118% nominal anual a 30 días, como medida de emergencia.
Esto significa una tasa efectiva anual -por el interés compuesto generado en la reinversión de capital e intereses a lo largo de doce meses- superior a 209%, para hacerle frente a la inflación con rendimientos reales positivos, y para desincentivar la búsqueda de cobertura en el dólar libre y en las paridades bursátiles hasta las elecciones de octubre.
Sin embargo, esta suba de tasas no tuvo ningún efecto sobre los precios de los dólares alternativos, en medio de la incertidumbre política, el debate por la dolarización y una inflación mensual lanzada al umbral de los dos dígitos.
¿Cómo quedó la brecha de los precios?
El dólar mayorista subió 62,65 pesos o un 21,8% en un día, desde los $287,35 a los $350, para quedar estabilizado en ese precio. El ministro de Economía, Sergio Massa, anticipó que ese valor para el tipo de cambio oficial se va a mantener hasta el 30 de octubre.
El dólar libre se disparó rápido, alcanzó un récord intradiario de $795 el miércoles y ayer se asentó en los 727 pesos. La brecha cambiaria con el oficial, que alcanzaba el 110,5% el viernes previo a las PASO, alcanza ahora el 107,1%, una mínima reducción de poco más de tres puntos que consumió en cuestión de días cualquier intención para acercar a ambas cotizaciones.
En los últimos días se afianzó la llamada “brecha de la brecha”, pues hay dólares alternativos en la Bolsa que vienen siendo intervenidos por el Banco Central con la compra de bonos contra entrega de divisas.
El “contado con liqui” con acciones y con bonos en el Senebi supera los $740 y es el dólar más caro de todos, por encima del dólar libre a $725
Así, hay un dólar MEP, que concentra el volumen en el título Bonar 2030 (AL30D) a 48 horas en el segmento PPT (Prioridad Precio Tiempo) de ByMA (Bolsas y Mercados Argentinos) que se pacta a $655, contra un dólar MEP en el Senebi (Segmento de Negociación Bilateral) a $673 negociado libremente entre privados. Aquí, la brecha es de 2,7 por ciento.
También hay brecha entre el “contado con liquidación” con el AL30D en PPT, a $706, y el “liqui” en Senebi a $732, que alcanza el 3,7 por ciento. Otro “contado con liqui” de referencia es el obtenido a través de los Cedear, ahora en la zona de los $742, que dejan la brecha con el “liqui” intervenido en el 5 por ciento.
En el interés de los ahorristas, el dólar libre compite con el dólar MEP. Justamente, esta brecha entre ambos, de unos 70 pesos o 10,7%, es aprovechada para maniobras de arbitraje, al comprar dólares en un mercado y venderlos en el otro, que de alguna manera sirven como “ancla” para evitar una suba mayor en el dólar libre.
La devaluación oficial también catapultó a los dólares minoristas. El dólar “ahorro” o solidario” saltó a los $641,50 en el promedio de bancos. Y el dólar “turista” o “Qatar” se ubicó en los $695,83, aún con una reducción de la percepción a cuenta de Bienes Personales al 5% para consumos en el exterior por encima de los USD 300 mensual. Estos precios le ponen un piso muy alto al dólar libre.
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