Un repunte de las exportaciones y, sobre todo, por una caída en el ritmo importador, hicieron que el saldo de la balanza comercial tenga en julio un déficit marcadamente más reducido que el mes anterior. De acuerdo a información del Indec, el desequilibrio externo fue de USD 650 millones, cuando en junio había sido superior a los USD 1.800 millones.
Esa caída en el rojo de la balanza comercial se explicó por el aumento en las exportaciones, que pasaron de USD 5.415 millones a USD 6.060 millones desde junio a julio. En simultáneo, el ritmo importador pasó de USD 7.248 millones hasta USD 6.709 millones de un mes a otro. En ambos aspectos hay un retroceso respecto a 2022: las ventas externas cayeron en los primeros siete meses del año 24% en comparación con ese mismo lapso de 2022, mientras que las compras al exterior se redujeron un 10% en relación con el lapso enero-julio de ese año.
La retracción del 22,4% en las exportaciones se explicó esencialmente al impacto de la sequía sobre la producción del sector agropecuario. Esto se reflejó en las ventas de Productos Primarios por un monto de USD 1.004 millones, debido a un retroceso del 35,6% en las cantidades comercializadas y del 8,9% en los precios respecto a doce meses atrás.
La disminución se debió principalmente a menores ventas de cereales, por un total de USD 717 millones; y de frutos oleaginosos, mayormente soja, con una facturación de USD 239 millones. Por su parte, las Manufacturas de Origen Agropecuario (MOA) también cayeron, USD 763 millones producto de una combinación de una baja de 15,6% en los precios y de 12,4% en las cantidades.
En este último ítem los mayores retrocesos se registraron en residuos y desperdicios de la industria alimenticia, vinculado con la molienda de soja, por USD 383 millones; en grasas y aceites, por USD 267 millones; y en carnes y preparados, por USD 101 millones. En tanto, las Manufacturas de Origen Industrial (MOI) presentaron un retroceso de USD 65 millones como parte de una caída de 2,5% en los precios y de 0,8% en las cantidades.
La variación se debió fundamentalmente a menores ventas de vehículos de navegación aérea, marítima y fluvial, por USD 187 millones; y de productos químicos y conexos, por USD 93 millones. El único segmento que eludió la tendencia declinante fue “Combustibles y Energía”, cuya facturación creció 17,6% para llegar a los USD 88 millones, con un incremento del 96,5% en las cantidades que compensó una caída del 37,8% en los precios. El incremento se debió fundamentalmente a la mayor venta de petróleo crudo, por un total de USD 159 millones.
Las importaciones descendieron 19,1% respecto a julio de 2022 (-1.580 millones de dólares), debido a una caída de 15,2% en los precios, y de 4,7% en las cantidades. En términos desestacionalizados, las compras al exterior cayeron 3,8%, mientras que la tendencia-ciclo aumentó 0,5%, con relación a junio de 2023.
A nivel de uso económico, se redujeron las importaciones de vehículos automotores de pasajeros (VA), 78,5%; combustibles y lubricantes (CyL), 60,7%; resto, 13,7%, fundamentalmente por la menor compra de bienes despachados mediante servicios postales (couriers); bienes de consumo (BC), 5,0%; y bienes intermedios (BI), 2,1 por ciento. Piezas y accesorios para bienes de capital (PyA) creció 7,1%; y bienes de capital (BK), 1,9 por ciento.
La cuestión del ritmo importador fue un tema de discusión y reclamos del sector productivo, que teme que un freno a las compras de insumos impacte en la producción. La Unión Industrial Argentina (UIA) manifestó su reclamo por las restricciones adicionales al acceso a divisas para la importación. “Resulta primordial eximir del impuesto PAIS a las importaciones temporarias en su conjunto, para no afectar la competitividad argentina y la generación de divisas comerciales genuinas. La UIA considera que las medidas dispuestas poseen un sesgo muy adverso para las cadenas de valor exportadoras”, por el hecho de que las importaciones temporarias están alcanzadas por el reajuste impositivo para las importaciones.
“Se va a generar en muchos casos una pérdida económica tal que atenta contra la continuidad productiva, con la consecuente caída de las exportaciones, la pérdida de mercados externos, paradas de líneas de producción y de puestos de trabajo”, continuaron.
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