Un economista del MIT advirtió que anunciar una futura dolarización genera más inflación y devaluación

El experto argentino Iván Werning publicó un paper sobre los efectos de esta idea en el contexto del debate planteado por Javier Milei

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Un economista argentino del MIT
Un economista argentino del MIT advirtió que anunciar una futura dolarización generará más inflación y devaluación

El economista argentino del MIT Iván Werning advirtió que anunciar una dolarización para el futuro, como lo planteó el candidato presidencial Javier Milei, puede generar una suba importante de la inflación y una fuerte devaluación antes de que ese esquema se implemente y logre lo contrario.

En su paper “Crónica de una Dolarización Anunciada”, con Tomás Caravello y Pedro Martinez-Bruera, Werning sostuvo que “una dolarización anunciada de antemano puede lograr una inflación baja a largo plazo, una vez que se implemente la dolarización, pero agrava el problema antes de eso, llevando a tasas más altas de inflación y devaluación”.

En el documento académico, los expertos del MIT estudiaron “los efectos de una dolarización anticipada, anunciada hoy pero con una implementación prevista para una fecha futura, en un modelo simple de economía abierta”.

Al respecto, Milei explicó que, si gana las elecciones, implementará un plan de dolarización de la economía que incluye la eliminación del Banco Central y otras reformas estructurales. Los tiempos de este cambio de moneda podrían rondar los 16 meses y el economista citó los ejemplos de Ecuador y El Salvador en América latina como antecedentes para seguir; su asesor Emilio Ocampo trabaja en esta cuestión.

A partir de esa consigna, hicieron “dos suposiciones cruciales, motivadas por el perfil de los países que se plantean la dolarización. En primer lugar, el gobierno se enfrenta a una escasez de dólares para comprometer la futura conversión de la moneda nacional”.

Crónica de una Dolarización Anunciada,
Crónica de una Dolarización Anunciada, el paper del MIT

En segundo lugar, explicaron, “sin dolarización la política monetaria está subyugada por la autoridad fiscal, obligada a financiar el déficit mediante el señoreaje”.

“Estudiamos los efectos sobre las trayectorias del tipo de cambio y la inflación, centrándonos en el periodo anterior a la dolarización, y obtenemos varios resultados. En primer lugar, la dolarización preanunciada provoca una devaluación en el momento del impacto, un salto”, advirtieron.

Al respecto, aclararon, “tras este salto, la tasa de devaluación debe ser mayor que la del régimen sin dolarización”.

Por último, “con el tiempo, la tasa de devaluación e inflación suele aumentar a medida que se acerca la dolarización”, aclararon.

La reacción del tipo de cambio

En este sentido, se preguntaron: “¿Cuáles son los efectos de anunciar una dolarización que no se aplicará inmediatamente, sino que se llevará a cabo, por ejemplo, al cabo de dos años? ¿Cómo reacciona el tipo de cambio en el momento del impacto y cómo evoluciona con el tiempo? ¿Cómo depende el resultado de la cantidad de dólares comprometidos para la conversión, de la situación fiscal durante la transición o del calendario de la dolarización (por ejemplo, de lo prolongada que sea)?”

“En trabajos anteriores (Caravello, Martínez-Bruera y Werning, 2023) estudiamos el resultado tras una dolarización imprevista. Aquí estudiamos los efectos de una dolarización anticipada sobre el tipo de cambio y la inflación, después del anuncio pero antes de su implementación”, indicaron.

“Para estudiar los efectos con mayor precisión, hay que ser preciso sobre cómo se lleva a cabo la política monetaria y fiscal. Hicimos algunas suposiciones simples pero relevantes para el contexto de los países de alta inflación que consideran la dolarización: están impulsados por la necesidad de señoreaje”.

En particular, “suponemos que, en ausencia de dolarización, la política monetaria se lleva a cabo para financiar un déficit fiscal constante una situación de predominio fiscal. Hasta que se implemente la dolarización, la política monetaria se lleva a cabo de la misma manera, con predominio fiscal”.

“Estos supuestos sobre la política fiscal y monetaria parecen sensatos para los países con una inflación alta y persistente que se plantean la dolarización”, afirmaron.

El economista ultraliberal Javier Milei,
El economista ultraliberal Javier Milei, en una fotografía de archivo. EFE/ Gala Abramovich

En un paper previo, “Dollarization dynamics” Werning y los otros dos expertos ya se habían referido a las condiciones de otros países para adoptar la divisa norteamericana y, en particular, qué ocurre si este movimiento se produce sin dólares suficientes en el Banco Central.

“Se demuestra que la dinámica de transición resultante equivale a una ‘parada brusca’: el consumo de bienes comercializables disminuye, el cambio de moneda se deprecia bruscamente mediante una caída discreta de los precios interiores y los salarios, seguida de una apreciación gradual y una inflación positiva”, indicaron entonces.

“Con las rigideces nominales, la economía entra primero en una recesión, incluso si se permite que los precios y los salarios se ajusten de forma flexible en función del impacto. La subsiguiente recuperación de la actividad siempre “sobrepasa” el estado estacionario: el sector de bienes no comerciables pasa de la recesión inicial al auge, y luego asciende a su estado estacionario”, aclararon.

Al respecto, Werning explicó: “Dolarizar con una escasez de dólares apesta. Cortesía de los efectos macro y de equilibrio general que no se discuten suficientemente. Por supuesto, todavía tenemos los costos habituales, el señoreaje y la pérdida de independencia de la política monetaria”.

“El costo de perder una política monetaria independiente es esencialmente el de un régimen de cambio fijo o unión monetaria”, indicó Werning, en sintonía con otras críticas, como la del Instituto de Finanzas Internacionales -que reúne a los grandes bancos- y a la de expertos como Mark Sobel, ex funcionario del Tesoro de EEUU y ex director de ese país ante el Fondo Monetario Internacional (FMI). El eje en común de estos cuestionamientos es que, aunque la dolarización pueda bajar en forma rápida la inflación una vez que se ponga en marcha, el país debe atender primordialmente su crónico problema fiscal y no perder la capacidad de tener una moneda que le permita reaccionar ante un shock externo.

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