Las primeras horas post elecciones fueron frenéticas. El Gobierno devaluó, el dólar libre se disparó y los precios perdieron referencia. Ahora, la pregunta del millón es qué pasará con la economía en los próximos meses.
La incertidumbre reina en todos los ámbitos, pero una de las mayores preocupaciones gira en torno a la evolución del dólar y su consecuente impacto en la inflación. Los economistas difieren en parte de sus lecturas, pero todos coinciden en que agosto y septiembre serán dos meses con un IPC particularmente alto (con aumento de dos dígitos) y no se descarta que el dólar libre pueda seguir subiendo, alimentado por la falta de claridad de cara al futuro.
Los escenarios probables para el dólar
Para Guido Lorenzo, director de la consultora LCG, hay dos escenarios posibles. Uno, es que el dólar libre comience a “moderarse” en los próximos días y busque un nuevo punto de equilibrio. El otro, es que se consolide una situación de inestabilidad, en la cual el dólar libre suba sin un techo previsible. “Las dos alternativas son plausibles”, aseguró.
“También la evolución del oficial va a depender un poco de eso. Si el paralelo se modera, es muy probable que el Gobierno busque mantener el oficial a un valor cercano a los $350 hasta octubre. Eso funciona como ancla -contra las subas de precios-, aunque con poca efectividad”, comentó el economista.
Camilo Tiscornia, director de C&T Asesores Económicos, aclaró que es muy difícil predecir qué puede pasar con el dólar. “El gobierno no tiene muchas herramientas para controlarlo cuando pasan estas cosas. Además, no se factible que, por la devaluación, vaya a mejorar la oferta de dólares”, observó.
También compartió su postura Gustavo Reyes, economista del Ieral (Fundación Mediterránea). El especialista indicó que, en términos de niveles, el dólar que rige hoy en Argentina (en el mercado libre) es apenas un poco más bajo que el que había cuando se fue Martín Guzmán del Ministerio de Economía. “Ajustado tanto por inflación de Argentina como de Estados Unidos, vemos que en esa época había un dólar de poco más de $800 versus el $780 que tenemos ahora. El aumento se está dando porque el dólar es como el ticket de entrada al Arca de Noé. Cuando hay pánico, se paga cualquier cosa por estar más o menos seguro”, sostuvo.
Reyes consideró que la devaluación del oficial se implementó para sostener la brecha con el dólar libre, que se disparó luego de las PASO. “A la brecha no la bajás devaluando sino con un plan. Claramente ahora hay mucho más miedo e incertidumbre de la que había antes del 13 de agosto y eso favorece a que la cotización siga subiendo”, advirtió.
Asimismo, Reyes aclaró que, con la aceleración de la inflación, el salto cambiario se licuará rápidamente. “Si llegan con el dólar fijo a octubre, después de las elecciones o después del ballotage, la cotización va a tener que dar otro salto. Lo más probable es eso, que se llegue con una atraso cambiario importante a octubre”, agregó el economista.
“Sería bueno que el FMI enviara los fondos (Sergio Massa busca desembolsos por unos USD 10.000 millones), pero sacando las cuentas, serviría casi únicamente para no caer en default, por lo que no aumentarían mucho las reservas (al haber poca oferta, no bajaría la presión sobre la cotización)”, explicó.
Por su parte, Nicolás Alonzo, economista de Orlando J. Ferreres & Asociados, indicó que “cualquier métrica que se tome en consideración va a dar que un tipo de cambio de $780 es una exageración”. En ese contexto, consideró que no tiene sentido hacer valoración al respecto. De todas formas, no descartó que la cotización siga siendo inestable en las próximas semanas. “Es un reflejo de la incertidumbre que reina en la política económica actual. Qué pase después dependerá de las elecciones de octubre. Los tres tienen chances reales de ganar la elección”.
En tanto, el analista financiero Gustavo Ber, coincidió en que la alta volatilidad se debe a un clima de marcada incertidumbre política y económica, e incluso rumores que potencian más los vaivenes, dentro de una continua escalada que, desde su punto de vista, se extendería en esta etapa de transición.
“Entre los factores que lo motorizaron se destacan la acentuada incertidumbre, los escenarios electorales post PASO, las nuevas restricciones y la expectativa de la aceleración de la inflación especialmente tras la devaluación. No creo que la fuerte suba en la tasa ya resulte una herramienta efectiva para controlar la dolarización en estas circunstancias, de ahí que hasta la devaluación se esfumó rápidamente ya se realizó sin confianza ni plan”, apuntó.
Para Ber, en caso de no tranquilizarse pronto el escenario, crece el riesgo de una caída en la demanda de dinero que acentúe las tensiones financieras, y en dicho caso las miradas se dirigirán hacia la próxima escala dentro de los “dólares de pánico” en alrededor de los $900.
De acuerdo con el analista financiero, un atenuante de la suba del dólar es que, aunque a menor ritmo, el BCRA continúa sumando divisas tras la devaluación, aunque aclaró que la dinámica podría verse afectada por una aceleración de la inflación, dado que se esfumarían rápidamente los beneficios. “Resultan urgentes los desembolsos del FMI a modo de alivio en esta etapa de transición política”, opinó.
“En base a las perspectivas sobre la nominalidad, que tomaría incluso mayor impulso tras una devaluación, es que continúan reacomodándose al alza sin pausa los dólares financieros, y libre, ya que la búsqueda de cobertura resulta prioridad por parte de la mayoría de los operadores a pesar de la reciente fuerte suba de rendimientos hasta una TEA superior al 200% anual”, agregó.
Martín Kalos, director de EPyCA consultora, analizó que la evolución del dólar oficial está en línea con lo exigido con el FMI. “Ahora queda dirimir si el Gobierno va a cumplir con el trascendido de no devaluar más por un tiempo, uno o dos meses después de las elecciones, o va a volver al crawling peg con el cual venía manejándose, es decir, no dejar justamente que se siga atrasando respecto de la inflación”, comentó.
“Con los paralelos, que obviamente son más volátiles, la primera intuición es que se va a volver a acomodar en la brecha que había antes de esta devaluación. Va a volver a acomodarse en esos niveles de brecha y a partir de ahí oscilará, como siempre”, señaló.
El panorama inflacionario
La suba del dólar en sus diferentes cotizaciones ya impactó en precios y según los economistas, lo seguirá haciendo en las próximas semanas. Guido Lorenzo, de LCG, indicó que los precios están reaccionando a la suba de los dos dólares (oficial y libre). “Los bienes transables, que no estaban ajustando al blue, principalmente alimentos, se están ajustando por el aumento del tipo de cambio oficial. El resto se ajusta por el dólar libre. En resumen, vemos un pasaje de precios importante, excepto para los no transables de la economía, como los salarios”, concluyó el experto.
El economista Camilo Tiscornia coincidió en que se puede anticipar una continuidad de la volatilidad de precios. “En materia de inflación, vemos números fuertes. La semana pasada se registraron muchos aumentos y esta semana también. Hemos observado incremento de 15% o 20% en segmentos ligados al tipo de cambio, como medicamentos, electrónicos y servicios de turismo”, resaltó.
“La dinámica va a seguir. Agosto y septiembre van a ser complicados. Es fuerte hablar de una inflación del 200% en 2023, pero tampoco se puede descartar. Con el cambio de gobierno se espera una corrección fuerte del tipo de cambio que generará más inflación hacia fin de año”, apuntó.
Gustavo Reyes, del Ieral, explicó que la devaluación que se implementó después de las PASO, sin un plan económico de por medio y con un escenario de alta inflación, es muy peligrosa. “La suba del dólar va a tener una implicancia muy fuerte en la inflación. Tanto en agosto como en septiembre va a haber un salto muy importante en el IPC. A ese ritmo, la inflación a fin de año puede estar cerca de 180%”, advirtió.
Para aliviar la tensión y evitar subas más marcadas en el dólar y en los precios de todos los insumos de la economía, Reyes señaló que lo ideal sería que los candidatos especifiquen en concreto cuáles van a ser los equipos económicos, qué van a hacer primero, cuáles son los timing de las medidas que van a tomar.
Desde la consultora Orlando J. Ferreres, Nicolás Alonzo advirtió que en las primeras semanas de agosto, antes de la devaluación, ya se veía una aceleración importante. “Hasta ese momento, el pronóstico para agosto era que el IPC avanzara 8,5%. Ahora, todo apunta a que el mes cerrará en un 11%”, marcó el economista.
“En septiembre se podría ver una moderación, pero no muy significativa. Ese mes la inflación podría cerrar levemente debajo del 10% y cerraría el año en 150%. Son unos diez puntos por debajo de lo que anticipábamos antes de la devaluación”, agregó Alonzo.
De acuerdo a la lectura de Martín Kalos, tanto la suba del dólar oficial como el aumento del dólar libre impactarán en la inflación durante varias semanas. “La inflación ya venía acelerándose arriba del 8% (en agosto) antes de esta devaluación y ahora seguramente supere los dos dígitos, tanto en la medición correspondiente al mes de agosto como en la de septiembre”, opinó.
Para Kalos, lo que pase después dependerá de la inercia de precios que haya mes a mes. También dependerá de qué siga pasando, si hay nuevas medidas, si hay novedades económicas y políticas que muevan esos tipos de cambios, o tarifas que se regulen al alza, por ejemplo”, concluyó el economista de EPyCA.
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