La economía argentina llega a la elección primaria extenuada y con signos de un posible mayor deterioro en el corto plazo. El estatus de la frágil debilidad actual dependerá, en última instancia, del minué con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
La inflación julio-julio se ubicó en el 118% según el índice de precios de la Ciudad de Buenos Aires. Luego de las PASO se conocerá tanto el Índice de Precios al Consumidor (IPC) del Indec, como las expectativas del mercado que el Banco Central postergó para difundir tras el cierre de las urnas.
Los mismos consultores -y los funcionarios- que hace un mes creían que el dato del 6% del IPC de junio podía anticipar una tendencia a la baja, luego observaron que julio terminó en torno del 7% y que agosto apunta arriba del 8% por el impacto de los nuevos impuestos y de la crisis cambiaria.
En este sentido, Eco Go comunicó a clientes y a la prensa que “luego de la ampliación de la base imponible del Impuesto PAIS y de la implementación del dólar agro, las carnes -contenidas hasta ahora por la sobreoferta producto de la sequía- volvieron a acelerarse, registrando fuertes subas entre la última semana y la primera de este mes”.
Por esta razón, el relevamiento correspondiente a la primera semana de agosto exhibió una variación de 2,8% con respecto a la semana previa. “Con este dato y considerando una proyección de variación del 1,8% semanal para las semanas restantes, la inflación de alimentos consumidos en el hogar en agosto alcanzaría el 8,9% mensual”, sostuvo el estudio que dirige Marina Dal Poggetto.
“El impacto de las medidas de los últimos días de julio combinado con la disparada de los dólares paralelos, los aumentos en regulados y la incertidumbre a pocos días de las elecciones terminó por consolidar una inflación que se ubicaría en torno al 8,5%, pero según el resultado de las elecciones puede trepar por la mayor incertidumbre”, destacó Eco Go.
La inflación de alimentos consumidos en el hogar en agosto alcanzaría el 8,9% mensual (Eco Go)
Así, la velocidad crucero del IPC está en el rango mensual del 7%-8% a menos que el resultado electoral provoque un evento desconocido en el ánimo del mercado -que acelere todavía más la suba del dólar- o del directorio del FMI que debe aprobar el acuerdo para girar USD 7.500 millones este mes.
Fuentes allegadas a la negociación contaron a Infobae que el Gobierno ya comenzó a realizar su tarea con una devaluación más acelerada del tipo de cambio oficial. También, con más ajuste fiscal, tanto del lado de mayores ingresos -con la suba de impuestos-, como del aumento de las tarifas de los servicios públicos.
Mientras tanto, la emisión monetaria no se detiene: desde enero la base creció cerca de $1,17 billones. El BCRA hizo una pausa en la suba de las tasas de interés de referencia por la campaña, pero el acuerdo con el FMI conocido días atrás subraya que deben mantenerse en niveles reales positivos.
En cualquier caso, los dólares que lleguen deberán alcanzar para “tirar” hasta los comicios generales a fines de octubre porque el siguiente desembolso del Fondo recién se aprobaría en noviembre.
Según expertos al tanto del caso, “Sergio Massa ya está preparando el terreno para alcanzar la devaluación que le pide el FMI con esta aceleración del crawling-peg”. ¿Con cuánto se conformaría el Fondo? ¿Alcanzaría un 20%? Al parecer sí.
El acuerdo con el FMI conocido días atrás subraya que las tasas de interés deben mantenerse en niveles reales positivos
Este panorama de los precios en alza ya tiene un nítido reflejo social: la pobreza según la Universidad Di Tella llegó al 43% en el primer semestre del año. Desde la Universidad Nacional de La Plata agregan que el porcentaje de chicos pobres está en un récord histórico desde que volvió a medirse esta serie en 2017 tras varios años de manipulación.
El Observatorio Social de la UCA aclaró que, sin los planes sociales, la pobreza llegaría al 50% y la indigencia al 8,1% de la población.
También los salarios perdieron claramente contra la inflación. El último dato mostró que subieron 108% frente al IPC del 115% registrado por el Indec en junio; los que más perdieron fueron los asalariados informales, con una suba del 82%, mientras que solo ganaron los empleados públicos con un incremento del 121 por ciento.
Actividad en baja: ¿y el consumo?
El nivel de actividad también exhibe síntomas de agotamiento: cayó 5,5% en mayo y 1,3% en los primeros cinco meses del año, según el EMAE.
La mayoría de los consultores y los organismos multilaterales prevén una recesión del 3% este año; en cambio, el Gobierno nunca actualizó oficialmente su proyección de crecimiento del 2% contenida en el presupuesto 2023, aunque la conducción del BCRA insista en criticar los “errores” en las estimaciones de los consultores privados.
El banco brasileño Itaú proyectó “una recesión del 3,0% y una tasa de inflación al final del año del 160%, suponiendo una fuerte corrección del tipo de cambio nominal en diciembre, poco después de la toma de posesión de una nueva administración. En nuestro escenario base, vemos el tipo de cambio en $615 pesos a fin de año (lo que significa una moneda un 40% más débil ajustada a la inflación que en diciembre de 2022) y una tasa de interés oficial del 110 por ciento”.
En cuanto a la industria, en junio de 2023 el índice de la serie desestacionalizada del Indec mostró una caída 1,3% respecto de mayo y del 2,3% en comparación con igual mes del año previo.
¿Qué influencia tendrán estos datos en el cuarto oscuro? Economistas críticos del gobierno como Dal Poggetto creen que el bajo desempleo en el sector formal de la economía podría compensar parcialmente el malhumor social.
El bajo desempleo en el sector formal de la economía podría compensar parcialmente el malhumor social (Dal Poggetto)
En este sentido, Abeceb sostuvo en su último informe que “la economía no es el mejor aliado de las PASO, ni en 2019 y mucho menos en este año en el que las principales variables realmente muestran un gran deterioro y, si fuera lo que define el voto, el gobierno estaría en una situación muy desfavorable”. Sin embargo, aclaró que “se llega a las PASO con un consumo menos debilitado de lo que podría esperarse para un contexto macro deteriorado como el actual”.
“Pierde dinamismo por el deterioro del salario, pero aun así se sostiene porque cuando hay inflación la gente gasta porque mañana los pesos van a valer menos y no hay opciones de refugio de valor. Todo con significativa disparidad con un desempeño peor en consumos de bajo precio y uno relativamente mejor en los asociados a sectores de mayores ingresos o con acceso al fondeo vía programas Ahora 3, 6 o 12″, observó la consultora de Dante Sica.
Según Scentia, el consumo masivo cayó 0,6% en el primer semestre, aunque en junio tuvo un leve rebote del 1,3% tras caer en abril y mayo.
Por este equilibrio tan inestable, nadie se anima a hacer pronósticos electorales, sobre todo después de la fuerte sorpresa de las elecciones primarias de agosto del 2019. Mejor, afirman, que primero “hablen” las urnas y luego lo harán los mercados.
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