La cuarta versión del dólar agro trajo alivio al Banco Central, al aportarle al mercado de cambios una imprescindible inyección de divisas pasado el segundo trimestre del año, el período estacional que concentra las exportaciones del campo, en particular de soja y derivados industriales, que son el puntal del comercio exterior argentino.
Para ponerlo en números, es tal el peso relativo del agro que por efecto de la sequía de la presente campaña se perdió una producción equivalente a 20.000 millones de dólares. Y otra cara de la moneda fue la pérdida del liderazgo de la Argentina como proveedor mundial de harina de soja después de 25 años, a manos del vecino Brasil. La harina de soja es el principal producto de exportación de la Argentina y representa el 15% del total de bienes que vende el país al exterior.
Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario, “en lo que va del año, las exportaciones de harina de soja desde Brasil superan el volumen embarcado desde la Argentina. De esta manera, nuestro principal socio comercial desplaza al país como primer exportador global de harina de soja por primera vez desde la campaña 1997/98″.
En ese contexto adverso, las operaciones por el llamado dólar agro, extensión del Programa de Incremento Exportador (PIE), aportaron en las doce ruedas de vigencia liquidaciones del sector del orden de los 1.830,9 millones de dólares. Ante un objetivo oficial de liquidaciones por unos USD 2.000 millones en esta última etapa del Programa de Incremento Exportador (PIE) con un tipo de cambio especial de $340, el sector ya ingresó el 91,5% de dicha proyección.
A este ritmo de ventas del sector, es probable que este viernes 10 se esté cumpliendo la expectativa, a tres semanas de su puesta en práctica en el mercado el 24 de julio.
Así en doce sesiones operativas con el nuevo esquema de dólar agro -que incorporó al maíz, pero no soja y subproductos- la entidad monetaria acumuló compras netas por 1.274 millones de dólares. En seis días hábiles de agosto el BCRA pasó a anotar compras netas por USD 364 millones, y desde que empezó el 2023 el balance por la intervención cambiaria es negativo en 3.170 millones de dólares.
Los analistas de Portfolio Personal Inversiones precisaron que tras la recalibración de metas acordada por el Gobierno con el Fondo Monetario Internacional (FMI) el Banco Central viene aplicando un “nuevo ritmo de crawling peg“ o devaluación gradual del peso, “ya que la media móvil de cinco días marcó un pico de 143,9% de Tasa Nominal Anual o 320,3% de Tasa Efectiva Anual”.
Portfolio Personal advirtió que “esta nueva velocidad crucero es insostenible una vez que finalice el Programa de Incremento Exportador (PIE) este 31 de agosto. Con una tasa (efectiva) en 154,9%, a los productores les conviene apalancarse en pesos y capturar el carry que les proporciona la variación diaria del dólar. Es decir, la oferta se correría del MULC. En consecuencia, consideramos que el BCRA no tendría alternativa que cambiar su estrategia tras las PASO a una desaceleración del ritmo devaluatorio o a una fuerte suba de tasas”, este último caso, “menos probable”. Asimismo, no descartan “que una de las ‘acciones previas’ requeridas por el Board del FMI para desembolsar los USD 7.500 millones en la segunda quincena de agosto sea un salto discreto del tipo de cambio”
En un informe Abeceb.com evaluó que “la economía llega a las PASO peor que en 2019″, pues “la actividad económica, fuertemente impactada por la sequía, la economía llega a la PASO mostrando una caída del PBI del orden de -4,9% estimado en el segundo trimestre del 2023. En el segundo trimestre de 2019 la economía había mostrado una ligera suba de 0,6% anual”.
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