Julio podría terminar siendo el primer mes, desde que comenzó la gestión de Sergio Massa en el Ministerio de Economía en que el gasto público mostró un aumento en comparación con el mismo mes del año anterior, según una estimación privada. Más allá de esa última foto, en lo que va del 2023 las erogaciones habrían caído en una cifra cercana al 9 por ciento.
Así surge de un informe publicado este martes por la consultora Analytica, que en base a información del gasto devengado -es decir los pagos prometidos por el sector público aunque no necesariamente ya realizados- midió que el séptimo mes del año podría haber cortado una racha que no había sido interrumpida desde que comenzó la era Massa en el Palacio de Hacienda.
Así, el gasto público habría crecido un 2% en comparación con un mes atrás y un 1,6% en comparación con el mismo mes del año anterior. Sería una situación inédita en el último año, en que todos los meses, de manera sistemática, el gasto público medido desde la base devengada, acumuló una racha de recortes en términos reales.
En la secuencia completa desde el cambio de mando en Economía, el mes con la poda más pronunciada fue noviembre (-30%), seguido por agosto (-21%), octubre y diciembre (-20% en cada caso), septiembre y enero (-15% para cada mes) y los recientes mayo y junio, con una caída real de 12 por ciento, según midió Analytica.
Otra manera de analizarlo es, a pesos constantes, medir cuál fue el número absoluto de gasto público acumulado en los primeros siete meses de los últimos cuatro años. El 2023, así, aparece como el que menos gasto real tuvo, con 18,4 billones de pesos, contra los 18,6 billones de 2021 y mucho más abajo que los 19,9 billones de 2020 y 20,1 billones de 2022.
Analytica también recreó otro ejercicio para ver qué comportamiento tuvo el gasto entre agosto de 2022 y julio de 2023: compararlo con ese mismo lapso pero de 2021 y 2022. En números absolutos a precios constantes, en el primer caso se gastaron 32,4 billones de pesos, contra los 37,9 billones entre agosto de 2021 y julio de 2022. Un recorte, entonces, de 5,5 billones de pesos.
Ahora bien, ¿dónde estuvo repartida esa poda? Según el informe, la mayor parte estuvo explicada en obra pública (1,4 billones de pesos menos), subsidios económicos (1,3 billones menos), jubilaciones y pensiones ($800.000 millones menos), y asignaciones familiares y programas sociales ($500.000 millones menos).
“En julio, el gasto real devengado sin estacionalidad se incrementó un 2% respecto de junio, y en términos interanuales fue un 1,6% superior. Si se excluye el gasto en subsidios energéticos, el gasto tuvo una leve disminución del 0,1%”, resumió Analytica, de acuerdo a su medición.
Según el informe, la mayor parte del recorte estuvo explicada en obra pública (1,4 billones de pesos menos), subsidios económicos (1,3 billones), jubilaciones y pensiones ($800.000 millones), y asignaciones familiares y programas sociales ($500.000 millones)
Una nota metodológica al margen: Analytica utiliza como insumo para sus cálculos el gasto base devengado, es decir los compromisos de pago emitidos por el Estado. Así, no resulta un número exactamente equiparable al informe mensual de la Secretaría de Hacienda que se expresa en base caja, es decir lo efectivamente pagado. La diferencia entre un número y otro configura los atrasos de pago o deuda flotante.
“Entre agosto de 2022 y julio de 2023, el gasto se redujo un 14,5% al compararlo con igual período de un año atrás. A su vez, en el acumulado de los primeros siete meses de este año cayó un 8,7%”, explicó Analytica.
“Entre las partidas con mayores ajustes respecto al 2022 figuran las transferencias a provincias (-40,6%), las asignaciones familiares (-20,6%) y las partidas destinadas a bienes y servicios (-10,9 por ciento). Por otro lado, se registraron incrementos interanuales en los subsidios económicos (+17,6%), en particular en los destinados a la energía (+26,7%)”, detalló.
Específicamente sobre las jubilaciones y pensiones, Analytica midió que “el gasto sin estacionalidad destinado a jubilaciones y pensiones resultó $32.303 millones (+3,2%) superior a junio. En términos interanuales el incremento fue del 1,1 por ciento. Aun así, el gasto acumulado en lo que va del año se redujo un 4,4 por ciento. Por su parte, en el período comprendido entre agosto de 2022 y julio de 2023, el gasto disminuyó un 4,5%”, aseguró la consultora.
“Si bien el gasto destinado a PAMI presentó un leve aumento mensual (+1%) en julio, en términos interanuales presentó una caída del 8,7 por ciento. A su vez, en lo que va del año, el gasto en esta partida disminuyó un 10%, similar porcentaje de caída al del acumulado entre agosto de 2022 y julio de 2023″, concluyó Analytica.
En los primeros seis meses del año, la información oficial marca que el Gobierno transcurrió la primera mitad del 2023 con un déficit primario de 1,1%, cuando la meta anual acordada con el FMI era de 1,9 por ciento. Así, como ese objetivo permanecerá sin cambios en lo que resta del año, implicaría que le quedaría al Gobierno un margen acotado para la expansión del gasto en los meses electorales, algo que fue analizado por el Centro de Economía Política Argentina (CEPA).
Desde el cambio de mando en Economía, el mes con la poda más pronunciada fue noviembre (-30%), seguido por agosto (-21%), octubre y diciembre (-20% en cada caso)
“En principio la meta fiscal en términos de PBI estaba planteada para que el déficit fiscal no supere el 1,9% del PBI. Al finalizar el primer semestre y pasadas las dos primeras metas, el déficit ya es del 1,1% del PBI y al gobierno le quedaría 0,8% del PBI para gastar. Dada la estacionalidad del déficit en el segundo semestre (y en año de elecciones) es difícil que en la segunda mitad del año se gaste menos que en la primera”, alertaron.
En todo caso, el último paquete de medidas anunciadas por el Ministerio de Economía podría llegar a agregar ingresos a la ecuación. “Los recientes cambios al impuesto PAIS y el nuevo dólar agro aportarían 0,8% del PBI de recaudación extra este 2023, y si el anticipo extra de ganancias repitiese una recaudación similar a la de 2022, se generaría recaudación tributaria extra por 1,1% del PBI. Esto implicaría solventar la pérdida por la reducción de derechos de exportación producto de la fuerte sequía mediante un cambio de la estructura tributaria”, mencionó un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf).
Con datos hasta la primera mitad del año -y también en base devengado, como Analytica- la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) hizo su propia medición en la que registró que “en el primer semestre el gasto primario fue de casi 12,8 billones de pesos, lo que implicaría una reducción en términos reales, descontando la inflación, de 9,8 puntos porcentuales. El gasto total, al incluir los intereses de deuda -que crecieron 18,3% real- tuvo entre enero y junio una caída un poco más leve, de 7,8 por ciento.
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