El sueño de la casa propia es posible, pero demanda 12 años de salarios completamente ahorrados, sin destinar ni un sólo peso a otros gastos.
Esa relación de por sí asume una extraordinaria capacidad de ahorro o supone que la persona asalariada vive de otros ingresos o rentas. Ante la ausencia de éstos, si se asume un ahorro del 50% del salario (una proporción altísima), el tiempo de ahorros necesario se duplica a más 24 años), y se cuadruplica a más de 48 años en caso que la persona preserva el 25% de su salario, una proporción todavía alta, bien superior a la tasa de ahorro histórica de la economía argentina.
Para llegar a esos valores, Infobae tomó en consideración el costo del m2 medido por la Asociación de Pymes de la Construcción de la Provincia de Buenos Aires (Apymeco). Según la entidad, edificar un m2 demandó en abril una inversión de $344.543,44, por lo que una vivienda de 100 m2 alcanzó un costo total de $34.454.344.
Ese mes, según datos publicados por el Ministerio de Trabajo, el salario neto promedio de los trabajadores argentinos alcanzó un valor de $235.859. Por tanto, un asalariado debería trabajar 146 meses consecutivos para construir una casa de 100 m2, destinando el 100% de sus ingresos a ese fin.
Si bien es un número alto, representa un abaratamiento relativo del costo de la vivienda en relación a hace seis meses. En octubre, la misma relación entre costo de la construcción y salarios daba como resultado un valor de 153,6 meses de sueldo para edificar una vivienda de 100 m2. En los meses posteriores hubo varias fluctuaciones, pero con tendencia de desaceleración, debido a que los materiales, servicios y mano de obra están aumentando a menor ritmo que los sueldos de los trabajadores.
De todas formas, si se analizan los datos históricos, se encuentra que hay momentos en los que construir se vuelve relativamente accesible -en algunos meses se puede acceder a más de un m2 por salario- y otros en los que se vuelve mucho más caro. En los picos de mayor costo relativo del m2, se encuentran períodos en los que hubo ajustes salariales importantes (por paritarias) o subas muy marcadas del valor de los materiales, generalmente relacionadas a los incrementos del tipo de cambio.
Por otro lado, es importante aclarar que en la comparación se toma en consideración la evolución del salario del empleo formal, pero no se tienen cuenta los sueldos de los trabajadores informales, que no solo son sustancialmente más bajos que los registrados, sino que además han perdido mucho más terreno frente a la inflación en los últimos años.
Subas por debajo de la inflación
Según el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec), durante el primer semestre el Índice de Costos de Construcción (ICC) aumentó 44,9% en el Gran Buenos Aires (GBA). En el mismo período, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) avanzó un 50,7%, es decir 5,8 puntos porcentuales más.
La mayor diferencia, según informó el organismo, se registró en el costo de la mano de obra, que en el acumulado del primer semestre tuvo un incremento del 43,2%. En tanto, los materiales se encarecieron un 44,9% y los gastos generales un 53,1%, siempre tomando como referencia el período enero-junio.
De todas formas, es posible encontrar algunos ítems de construcción que sí subieron por arriba del IPC general. Sirve de ejemplo el costo del alquiler de una retroexcavadora, que tuvo un aumento nominal del 81,6% en el primer semestre. También subió por encima del promedio el valor del contenedor tipo volquete (76,3%) y la pala cargadora (89,1%), entre otros.
Mayor nivel de actividad
De acuerdo a un estudio elaborado por el Instituto de Estadística y Registro de la Industria de la Construcción (Ieric), el nivel de actividad del sector -según los niveles de consumo de cemento- registró una baja interanual del 2,1% en junio, pero cerró el primer semestre con un crecimiento actumulado del 0,9%.
“El nivel de consumo continúa cercano a sus máximos históricos, quedando tan sólo por debajo del registro correspondiente a igual mes del año pasado. Por el contrario, resultó la cuarta vez en la historia que en un mes de junio se consume más de un millón de toneladas y se superaron las marcas de igual mes de 2015 y 2017, los otros dos años en que se había logrado superar ese umbral”, precisaron.
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