Mario Blejer: “Una política de shock puede sonar muy bien en la teoría, pero va a tener un costo social muy grande”

El ex presidente del Banco Central durante los primeros meses del gobierno de Eduardo Duhalde dijo que una eliminación inmediata de las trabas cambiarias generaría inestabilidad e incertidumbre política

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Mario Blejer fue titular del BCRA durante cinco meses en 2002 (Adrián Escandar)
Mario Blejer fue titular del BCRA durante cinco meses en 2002 (Adrián Escandar)

El economista y ex presidente del Banco Central (BCRA) durante los primeros meses del turbulento 2002, Mario Blejer, se mostró confiado en que cualquiera sea el Gobierno que asuma en diciembre la economía argentina tiene chances de mejoría, incluso de estabilización, dado el retraso en materia de inversión interna y del exterior que se generó en los últimos años por las trabas cambiarias y la incertidumbre económica. Eso si, aclaró el especialista que supo trabajar para el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el Banco de Inglaterra -además de haber sonado como posible gobernador de un tercer banco central, el de Israel-, en ese escenario no hay margen para “una política de shock, no se puede equilibrar la economía de la noche a la mañana”.

En diálogo con Infobae, el cordobés de 75 años que se metió de lleno en uno de los debates que hoy más ruido hacen entre las distintas fuerzas que pugnan por ganar en las elecciones presidenciales de este año. Qué tan rápido se puede salir del cepo cambiario, equilibrar las cuentas fiscales o disminuir a cero el financiamiento monetario. Para Blejer, no hay tiempo para apuros: “una política de shock puede tener un costo social muy grande”. Y rechaza de plano la posibilidad de dolarizar. Pero más allá de sus advertencias, que atribuye a una discusión más bien semántica, se muestra bastante optimista respecto a las posibilidades de un nuevo Gobierno de mejorar las condiciones económicas porque “lo bueno de estar tan abajo es que hay mucho para repuntar”.

— ¿Es partidario de una salida inmediata del cepo cambiario, de una política de shock, o las trabas no se pueden liberar tan fácilmente?

— Yo creo en cierto sentido se está hablando mucho de cuestiones semánticas cuando se discuten estas cosas. La economía está totalmente fuera de equilibrio. Los precios de los servicios, los precios de los alimentos, todo fuera de equilibrio. Si vos pensás que en algún momento se puede devolver todo a su equilibrio al mismo tiempo, es algo en la teoría puede sonar muy bien, pero en la práctica puede tener un costo social muy fuerte que puede generar incertidumbre sobre el Gobierno. Es mejor tener las cosas consensuadas, pero, eso sí, todo lo que es fundamental hay que hacerlo al principio. Las restricciones a la importación de insumos para producir, medicinas, lo esencial, no se puede mantener trabado en el tiempo. Pero eso no quiere decir que de un momento para el otro retires todas las restricciones en el mercado de divisas y dejar que fluctúe porque eso puede crear efectos muy diferentes en la gente, porque la inflación es un impuesto que afecta a la gente en forma diferencial, puede generar una situación social que quite apoyo al Gobierno que asuma.

“Si vos pensás que en algún momento se puede devolver todo a su equilibrio al mismo tiempo, es algo en la teoría puede sonar muy bien, pero en la práctica puede tener un costo social muy fuerte que puede generar incertidumbre sobre el Gobierno”

— ¿Y cómo sería esa salida del cepo que plantea

— Implicaría planearla desde el principio e implementarla de a poco. Es una en la que vas eliminando estos tipos de cambio especiales que hay por todos lados. Y se va dejando una tasa de cambio comercial, por un lado, y la tasa de cambio libre por el otro, en una situación de dos tasas de cambio en lugar de 11 o 15, hasta poder lograr una convergencia. Estamos todos de acuerdo en que este esquema es ineficiente y hay que eliminarlo, pero eso no quiere decir que pueda eliminarlo todo junto. Hay una demanda reprimida por dólares, por ejemplo de importaciones con pagos retrasados, que no puede llegar al mercado toda junta. De alguna forma va a haber que programar.

— ¿Y desde el punto de vista de lo fiscal y monetario?

— Exactamente lo mismo, la cuestión ajuste fiscal también tiene que ser ordenada. Muchas son cuestiones estructurales: hay que cambiar reglas laborales, leyes de competencia, los servicios públicos han tenido un ajuste importante pero todavía están bastante desajustados y hay que actualizaros. Pero hay que tener un calendario de ajuste, eliminar subsidios, precios regulados y todo lo demás. Pero si alguien me dice tenemos que ajustar las tarifas para equilibrar las cuentas fiscales, pero hay que hacerlo de un día para el otro, también en ese caso hay que tener en cuenta los impactos sociales que puede tener eso, el malestar que puede generar y otra vez la incertidumbre que viene con ello. Lo importante es que haya un cambio de tendencia y una enunciación de cosas obvias que se van a hacer, con marcar una tendencia creíble ya tenés un cambio importante. Y también en lo monetario, como todos, yo creo que hay que reforzar al Banco Central en el sentido de que no tenga que financiar todos los déficits del Estado que vienen de hacer políticas erráticas y hay que trabajar seriamente en el diseño de nuevas políticas monetarias. En este momento, si yo miro lo que hace el Banco Central, veo que es muy eficiente en lo que hace pero tiene la imposibilidad de implementar muchas de las políticas porque en definitiva la cantidad de dinero se termina determinando por los volúmenes de los déficits. Un shock sería bajar los déficits a cero, algo que no creo que sea implementable, pero lo que sí se puede hacer es tomar algunas medidas que indiquen que van en alguna dirección en forma ordenada y eso puede alcanzar.

— Sin shock cambiario ni fiscal alguna forma de financiamiento se va a necesitar. ¿Emitir más deuda?

— No, eso no creo que se pueda. Salir a buscar deuda en estos momentos no lo veo posible, pero si las cosas se hacen ordenadamente, si el mercado entiende que el Gobierno tiene un plan, no digo exitoso sino consistente, que tiene un plan que cierra, va a haber financiamiento en algún momento. Argentina desde el sector privado tiene la posibilidad de acceso a financiamiento externo e interno también porque tiene un atraso en materia de inversión . Si hay inversiones externas, sobran divisas. Yo realmente pondría mucho énfasis en mecanismos de financiación colectiva entre el Gobierno y el sector privado. Y en atraer esa inversión que no va a venir sola, va a haber que irla a buscar. Si las cosas se encaminan en dirección a una mejora, no hay que quemar el Banco Central ni nada por el estilo. Es bastante claro que Argentina es un país que cuando tiene políticas razonables y una postura más amistosa hacia los mercados, atrae mucha inversión externa tanto productiva como de cartera

Lo que se necesita es un horizonte y luego aprovechar las oportunidades externas que tiene la Argentina, encontrar inversiones en sectores específicos en los cuales la posibilidad de rentabilidad es grande y que yo creo que la inseguridad y la incertidumbre hace que hoy no entren. Hay que ir a guiar también, con una política industrial coordinada, y eso hay que abrirlo a la competencia internacional. Porque el problema argentino es la competitividad.

— Eso es algo que usted suele repetir, que no es ni el dólar ni la inflación ni una variable en particular sino la competitividad. ¿En dónde está ese problema?

— Argentina tiene que encontrar una manera de conseguir competitividad sin devaluar. Porque cuando se devalúa hay quienes pierden, quienes ganan, todo por vía artificial. Pero tiene un carácter temporario. Como el sistema tiene una capacidad de rebelión contra distintos tipos de ajuste en seguida lo que se ganó con la devaluación empieza a perderse y, entonces, de vuelta tenés que volver a devaluar y en el medio tenés el aumento de precios descontrolado. Y así han sido todas las crisis de los últimos 70 años. Siete u ocho crisis, todas han sido iguales con peronistas, radicales, civiles, militares, todo igual. Esa es la falla estructural que tiene el sistema argentino de organización del trabajo y de intereses corporativos en los sectores más altos y una política salarial dictada por los sindicatos para quienes trabajan. Si aumentás los salarios porque tuviste huelga porque el sistema pudo resistirlo, eso te baja la competitividad. Cuando suben los salarios por ganancias de competitividad, por como se diseña la producción, por cómo se desarrolla el negocio, entonces pueden subir los salarios y la distribución con ganancia en competitividad. Todo va en la mejora en la calidad de las instituciones, la mejora de la calidad del mercado.

“Retirar las restricciones dejar que fluctúe porque eso puede crear efectos muy diferentes en la gente, porque la inflación es un impuesto que afecta a la gente en forma diferencial, puede generar una situación social que quite apoyo al Gobierno que asuma”

— ¿Y no es más fácil dolarizar?

— Todo lo contrario, no es algo que haya funcionado salvo en países muy chicos. Al dolarizar, perderías completamente la posibilidad de hacer una política monetaria. En el ideal vos tendrías que poder tener una política monetaria anticíclica. Por ejemplo, en una pandemia. ¿Qué hacías en la pandemia? ¿Cómo hacés para impulsar el crédito? Yo creo que mejorar las condiciones para que la gente quiera demandar moneda es la situación ideal, y en la dolarización generás la situación contraria que la gente quiera demandar dólares. Si lográs mostrar un giro que aparezca como creíble, que muestre un avance claro en dirección a una eliminación de desequilibrios, la inversión atrasada que yo espero que fluya va a hacer aparecer los dólares que hoy no tenés para dolarizar. En algún momento, incluso, se pueden empezar a demandar pesos.

— En resumen es optimista respecto a las perspectivas del próximo Gobierno

— Entiendo que existe una buena probabilidad. Sea que sea quien gane te estabilizaría la situación porque una vez que la cuestión electoral esté resuelta la dirección de la economía argentina puede cambiar mucho. Cuando estás en el fondo, cualquier subida es muy grande. En algún nivel yo creo que estamos en el fondo de la olla. Cualquier administración económica, a menos que sea algo muy raro como una que quiera nacionalizar todos los aspectos de la economía, va a terminar siendo positiva en comparación con la actual. Si vos decís voy a mirar como viene la economía global. la Argentina tiene lo que el mundo busca: energía y alimentos, con una capacidad tecnológica bastante avanzada y un capital humano bastante formado. Yo creo que con muy poco se puede mejorar.

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