La inflación de agosto viene con un piso muy alto, pero que va en aumento a medida que pasan los primeros días del mes. La suba del dólar libre y de las cotizaciones financieras agranda la brecha cambiaria y las expectativas de devaluación. El traspaso a precios es cada vez más rápido, como quedó demostrado en la última crisis cambiaria de abril y en el salto de la última semana de julio.
Luego de la reducción del índice de junio al 6%, el repunte no se hizo esperar y el mes pasado las mediciones indican que se llegó a un nivel cercano al 7%. Pero en agosto la inflación sufrirá otro salto. Dependiendo del incremento que mantenga el dólar en los últimos días no se descarta, incluso, que este mes supere el índice de abril, que con el 8,4% marcó un récord mensual en más de 30 años.
Con el nuevo aumento del tipo de cambio libre, ayer otros diez pesos hasta $ 570, la brecha cambiaria saltó al 96% contra el tipo de cambio minorista (que cerró a $ 290) y se acerca aceleradamente al 100%. De esta forma, aumenta la expectativa de devaluación, algo que rápidamente se viene reflejando en los precios. No solo afecta a los bienes importados, sino también a muchos productos de la canasta básica, particularmente alimentos.
Particularmente ahora pesan además otros factores. El endurecimiento del cepo a las importaciones también genera aumentos desmedidos porque no hay certeza sobre la reposición de la mercadería. Nada indica, por otra parte, que estas restricciones se vayan a eliminar después de las PASO. Al contrario, el escenario más probable es que todo siga igual al menos hasta diciembre.
El próximo desembolso de USD 7.500 millones prometido por el FMI para la segunda quincena de agosto aliviaría solo marginalmente la situación, sumando algo de reservas para el BCRA. Pero se trata de un respiro temporal, ya que luego habrá que cancelar vencimientos con el organismo a fines de septiembre.
Además del salto cambiario, la suba de la carne es otro de los factores centrales que impulsará los precios este mes. El aumento registrado en las carnicerías ya es del orden del 20%, con un fuerte impacto en el índice y especialmente en la canasta básica. Esto fue también lo que impulsó de manera sustancial el índice en marzo y en abril pasado.
La implementación de la cuarta versión del dólar campo, con un tipo de cambio de $ 340, generó un importante encarecimiento del maíz. El golpe sobre el precio de los animales que tienen este producto como base de su alimentación fue inmediato.
A la suba de la carne también se agregaría la del pollo, pero además habría un impacto sobre otro tipo de productos de origen animal, como los huevos y lácteos.
En lo que va del año, el dólar libre ya acumula una suba de casi 65% y supera levemente la inflación acumulada hasta julio, del orden del 60%. La tendencia a la polarización preelectoral y la escasa cantidad de reservas presagian mayor presión cambiaria en los próximos días
Otra de las medidas que también impacta directamente en los precios es la aplicación del impuesto PAIS para las importaciones, una de las medidas anunciadas por Sergio Massa en el marco del acuerdo con el FMI. El objetivo es mejorar la recaudación, pero obviamente representa un encarecimiento del tipo de cambio, que también impacta directamente en el valor de los productos importados.
Agosto se encamina a una suerte de “tormenta perfecta” en materia inflacionaria, con casi todas las ventanillas abiertas que arrojarán un elevado índice. La situación es dinámica y ahora dependerá mucho de cómo se siga comportando el tipo de cambio.
La incertidumbre provocada por las PASO también está generando una fuerte tendencia a la dolarización por parte de individuos y empresas, un clásico en la Argentina. El detalle no menor es que el Banco Central quedó con un poder de fuego muy menguado, en medio de la pérdida casi constante de reservas.
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