El Gobierno trabaja en un mecanismo para evitar que el cobro de impuestos a un grupo de importaciones y la exportación de maíz a un valor más alto sumen presión a los índices de inflación, a semanas de las elecciones primarias. En el mercado estiman que el paquete de medidas sumará entre 2 o 3 puntos porcentuales al ritmo de aumento de precios en los próximos meses y en el equipo económico aseguran que van a “monitorear” si las empresas aplican incrementos.
La letra chica del encarecimiento de algunas importaciones deberá incluir, entre otros elementos, un filtro clave: qué bienes e insumos quedarán exceptuados de la alícuota de 7,5% del impuesto PAIS entre los que se utilizan para fabricar productos de la canasta básica, en particular la alimentaria. Según aseguraron a Infobae desde la Secretaría de Comercio, los técnicos de ese área están trabajando en ese detalle fino.
A grandes rasgos, lo que deberán determinar es el límite a la definición de canasta básica que, grosso modo, estableció el equipo económico para que queden fuera del esquema de importaciones con alícuota impositiva. Con el impuesto PAIS de 7,5% a bienes, las compras al exterior de ese grupo empezarán a acceder a las divisas a un precio cercano a los $290, salvo los exentos que continuarán a $283.
Fuentes del equipo económico consultadas en las últimas horas relativizaron el impacto en el ritmo de inflación que tendrían las nuevas medidas. Por un lado, un alto funcionario del gabinete económico consideró que “ya hemos tenido aumentos de precios, y hubo ampliaciones de márgenes (de las empresas), estos impuestos no tienen que tener efecto”, arriesgó.
Pero en caso de que hubiese, como esperan las consultoras privadas, el Ministerio de Economía comenzó a blandir la posibilidad de controles especiales a las empresas. “Hay muchos precios sobre los que se puede hacer trazabilidad”, mencionó otro funcionario cercano a Massa, en sectores entre los que nombró a combustibles o a electrónica. “Podemos monitorear los aumentos”, insistió.
En el mercado ya empezaron a hacer cuentas sobre si habrá un impacto inmediato de las medidas en la inflación. Un consenso general es que ese efecto existirá, con profundidades variables. La consultora Equilibra estimó que “en términos de inflación, estimamos que este set de medidas suma alrededor de 2 puntos porcentuales directos al alza de precios”.
En ese sentido, planteó que estará explicado en dos factores: el encarecimiento de las importaciones de bienes y servicios (que en una alícuota promediada quedará en 4,5%) y el incremento interno del precio del maíz, de 25% por el nuevo dólar agro. A diferencia de la soja, según Equilibra “impacta significativamente en los precios de los alimentos porque este es el principal insumo utilizado para la cría de animales afectando rubros sensibles como Carnes y derivados, Leche productos lácteos y huevos, y Aceites y grasas, que en conjunto pesan más de 13% en el IPC Nacional”, estimaron.
“Hay muchos precios sobre los que se puede hacer trazabilidad. Podemos monitorear los aumentos” (Economía)
Por otra parte, la consultora que dirige el economista Martín Rapetti mencionó que el Gobierno “minimizó el impacto inflacionario de la suba de alícuotas de importación porque algunos bienes y servicios ya estarían ‘priceados’ al dólar financiero”, consideraron.
“El problema de este argumento es que no tiene en cuenta que el propio paquete de medidas anunciados tiende a elevar la brecha cambiaria (unifica el dólar solidario al tarjeta le pone un piso más alto a la brecha). Por último, si a fin de agosto no se renueva el dólar agro, es difícil que el precio interno del maíz vuelva a niveles previos, pero se podría mantenerse estable por unos meses absorbiendo parte del shock inflacionario de incluir al maíz en el dólar agro”, concluyeron.
Sobre este punto, el de la posibilidad de que algunos bienes ya estén vinculados antes de estas medidas al tipo de cambio paralelo, discurrió un informe de la consultora PxQ, fundada por el ex viceministro de Economía Emmanuel Álvarez Agis. “Para responder a esta pregunta, es necesario primero comprender a qué tipo de cambio se están definiendo los precios de los bienes importados en Argentina”, planteó.
“Si el precio de los bienes importados está determinado por el tipo de cambio paralelo, entonces la aparición de un dólar-importador no debería tener efecto alguno sobre los precios domésticos. Si ese efecto existiera, entonces no se podría concluir que los precios ya están al tipo de cambio paralelo”, explicó PxQ, que realizó un ejercicio teórico para comprobar si esos precios tienen una correlación mayor con la variación del tipo de cambio oficial o del contado con liquidación.
Una de sus conclusiones fue que “la correlación entre la tasa de variación de los precios de los bienes importados y el tipo de cambio paralelo no es tan estrecha, salvo en los eventos de saltos sustantivos de este último”, entre los que mencionó las crisis cambiarias de octubre de 2022, noviembre de 2021, ambas con Martín Guzmán como ministro de Economía, o julio de 2022, tras su salida.
“El Gobierno minimizó el impacto inflacionario de la suba de alícuotas de importación porque algunos bienes y servicios ya estarían ‘priceados’ al dólar financiero” (Equlibra)
“Bajo esta hipótesis, la introducción de un dólar-importador debería provocar un salto en el precio de los bienes importados incluidos en este nuevo régimen”, mencionó PxQ. “Por lo pronto, es dable esperar una aceleración de la inflación para agosto-septiembre y resta definir si el acuerdo con el FMI está ‘cerrado’ o si un acuerdo a nivel de staff pero no a nivel del directorio será la forma que encontró el organismo para dictaminar respecto a Argentina pos-PASO”.
“Si este fuera el caso, el riesgo es que el anuncio no contribuya a calmar la evolución del tipo de cambio paralelo, sino todo lo contrario. Por lo dicho más arriba, esta podría ser la peor combinación: un dólar-importador de 7,5% más una devaluación brusca de la brecha implicaría un impacto sustantivo sobre la inflación doméstica”, concluyó la consultora de Álvarez Agis.
Por su lado, Analytica también midió el posible impacto en precios y lo puso en números. “El aumento de los impuestos provocará un efecto directo sobre los precios que, de mínima, proyectamos como 3 puntos adicionales de inflación entre julio y agosto. Esto no incluye efectos de segunda ronda, como el aumento del dólar blue, que seguramente potenciará el traslado a precios de las empresas para mantener márgenes de ganancia”, apuntó un informe del director de esa consultora Ricardo Delgado.
“Si el precio de los bienes importados está determinado por el tipo de cambio paralelo, entonces la aparición de un dólar-importador no debería tener efecto alguno sobre los precios domésticos” (PxQ).
“El interrogante pasa ahora por si esta devaluación fiscal tendrá un impacto sensible sobre el nivel de actividad y si el Gobierno deberá profundizar aún más el cepo, en caso de que no alcancen los dólares en los próximos meses. Es que, más allá de aumentar la recaudación, estas medidas difícilmente impacten en la demanda de importación y, sin una caída de las importaciones, el equilibrio cambiario seguirá lejos de alcanzarse”, cerró.
Por lo pronto, el primer día de implementación del nuevo régimen cambiario con dólar agro más alto para economías regionales y maíz, más el cobro de impuesto PAIS para un grupo de importaciones y el encarecimiento del dólar ahorro -que convergió al dólar tarjeta, cerca de los $500- hizo despertar con fuerza al dólar libre, que escaló hasta los $552, su récord nominal. Así, aumentó 58 pesos en lo que va de julio.
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