La actividad económica acusó recibo de la sequía a lo largo del año, pero tuvo en mayo, en el último dato oficial que dio a conocer el Indec, su síntoma más claro. El agro tuvo su desplome más alto en lo que va del 2023, mayor al 40% interanual, aunque algunos sectores que todavía pueden sostener su nivel de producción en un contexto de escasez de divisas para importación de insumos evitaron, por el momento, que las cifras de actividad sean más críticas.
Y el consumo general, si bien en la primera mitad del año mantuvo números en positivo, tuvo un cambio de tendencia en las últimas semanas.
El Indec registró que los sectores que tuvieron en mayo cifras en rojo fueron una minoría, pero el peso que tuvo en el índice general la fortísima caída del sector agropecuario por efecto de la sequía anuló la actividad tenue suba de otros rubros. Ese 5,5% de caída interanual terminó por redondear un comienzo de año que sería el peor en los últimos diez años.
Eso fue registrado por la consultora Aurum Valores, que detectó una “leve caída de la actividad en mayo (0,1% mensual). Cae 3% desde el máximo reciente (julio de 2022) y se ubica 3,7% debajo del máximo de la serie histórica (en noviembre de 2007). Hasta mayo es el peor arranque de la actividad en un año electoral desde 2013″, mencionaron desde ese centro de estudios que dirige Pablo Repetto.
Con los datos de los últimos dos meses (-1,9% acumulado), se diluyó el crecimiento conseguido durante el primer trimestre (1,3 por ciento)
Una tendencia que registraron los economistas de las consultoras del mercado es que los últimos dos meses echaron por tierra el arranque positivo que había tenido la economía en el primer tramo de 2023. “Con los datos de los últimos dos meses (-1,9% acumulado), se diluyó el crecimiento conseguido durante el primer trimestre (1,3%)”, mencionaron.
“En efecto, corridos 5 meses la economía promedia una caída de 0,12% mensual desestacionalizada. La economía opera en los niveles de principios de 2022, cuando todavía salía de los efectos de la pandemia. Produce 3,9% por debajo del último techo (en noviembre de 2017)”, aseguraron.
En ese plano, la consultora LCG aseveró que “el dato de mayo confirma lo fugaz del crecimiento de los primeros meses de 2023 (0,7% contra diciembre) influenciado por un cuarto trimestre en baja y por cierta liberación de las importaciones. En los últimos dos meses se está poniendo en evidencia el impacto que tuvo y, posiblemente, siga teniendo la histórica sequía en lo que queda del año”.
En un informe dado a conocer tras el dato de mayo del EMAE del Indec, LCG planteó: “Para adelante será difícil esperar un flujo de importaciones similar al del primer trimestre; que el consumo traccione en la medida que los salarios y beneficios sociales pierden poder adquisitivo con la aceleración de la inflación; que se reanude la inversión ante la cercanía de las elecciones presidenciales; y que el sector público pueda contribuir positivamente teniendo que lograr alguna convergencia en sus cuentas. Con todo, esperamos una caída de la actividad en torno 2,7% anual promedio en 2023″, concluyeron.
Esperamos una caída de la actividad en torno 2,7% anual promedio en 2023 (LCG)
Un ex funcionario del Ministerio de Economía, hoy economista de una consultora fundada recientemente aseguró que al quitar de la ecuación el impacto fuerte en el agro, se ve que, en resto de los sectores, en conjunto, tienen en realidad un crecimiento, cercano al 1 por ciento.
Se trata del exviceministro Fernando Morra, que formó parte del equipo de Martín Guzmán en el Palacio de Hacienda y que ahora trabaja como director de análisis macroeconómico de la consultora Suramericana. “El dato del EMAE dio menos 5,5%, es una caída muy importante, parecería que fuera una recesión. Pero traté de ver cuánto de esto era solamente la sequía”, dijo en declaraciones radiales.
“Cuando uno le saca el agro, que además tiene en estos meses, entre abril y junio su pico de actividad, neto de ese efecto la economía estaría creciendo 1%. Es una mala noticia que haya un impacto contractivo en el agro, pero el resto de la economía prácticamente no tiene relación con esa caída del agro”, mencionó el economista.
“El número de EMAE parecería horrible, con una economía en caída libre. Cuando una mira otros datos, la construcción, la industria, el consumo de combustibles, la sensación es que la economía se mueve a un ritmo mayor. Desde el otro costado, ese crecimiento demanda divisas y el Banco Central no las tiene. Puso toda la carne al asador para que no se resienta la actividad, eso genera incertidumbre financiera y presiona a la inflación”, concluyó el ex viceministro de Guzmán.
La consultora ACM, por su parte, aseguró que, al compararlo históricamente, “la sequía actual ya ha provocado peores caídas que las vistas en 2018. El segundo trimestre presenta la mayor estacionalidad en términos de actividad agrícola, principalmente porque es cuando se produce el grueso de la cosecha. En el acumulado de estos 5 meses, el sector agrícola y ganadero registra una caída cercana al 30% respecto al igual período del año anterior”, apuntó.
“Para el mes siguiente, podemos esperar una dinámica similar del sector agrícola, en caso de que continúe con resultados peores que los de 2018, es probable que se registre una caída trimestral cercana al 40% anual, Lo que implicaría una caída en la estimación de la actividad y consecuentemente un segundo trimestre afectado gravemente por lo ocurrido en este sector”, concluyeron desde ACM.
Las realidades sectoriales son diversas, de acuerdo a en qué sector se ponga la lupa. Dos de las principales cámaras empresarias publicaron en las últimas horas informes que pusieron esa cuestión de relieve.
Según la Unión Industrial Argentina (UIA), “algunos sectores continúan traccionando la actividad, como el automotor, aunque desaceleró sus incrementos tanto en datos de producción como ventas, mientras que las exportaciones marcaron una caída luego de 6 meses consecutivos al alza. Otros indicadores muestran un menor desempeño (caída de patentamientos de maquinaria y de ventas de insumos para la construcción)”.
Cerrado el primer semestre del año, los efectos de las crecientes restricciones sobre el mercado de cambios tuvieron impacto en el entramado productivo (UIA)
Como una de las conclusiones, la entidad que presidirá por dos años más Daniel Funes de Rioja aseguró: “Cerrado el primer semestre del año, los efectos de las crecientes restricciones sobre el mercado de cambios tuvieron impacto en el entramado productivo”.
Y en ese plano, consideró que “la escasez de divisas y las tensiones en el marco de la renegociación con el FMI derivan en una creciente incertidumbre en el mercado cambiario donde se profundizan los problemas, producto de las restricciones en el pago de servicios críticos para la producción y la logística internacional”.
El consumo, que representa una porción muy importante del Producto Bruto, todavía sostiene números positivos al mirar la película completa de la primera mitad del 2023. La tendencia más cercana en el tiempo, de todas formas, empieza a dejar ver alguna erosión en este frente.
“En junio de 2023, el Indicador de Consumo (IC) de la Cámara Argentina de Comercio mostró un retroceso de 2% en la comparación interanual, lo cual representa una leve contracción desestacionalizada frente al mes de mayo (es decir, descontando los efectos estacionales habituales del consumo a lo largo del año)”, explicaron.
La tendencia bajista en las tasas de crecimiento interanual exhibidas por el IC a partir de enero se profundiza (CAC)
“De esta forma, el IC acumula en los primeros seis meses del año un crecimiento de 2,4% interanual, aunque estimamos que la pérdida de dinamismo vista en los últimos meses continuará acentuándose. La tendencia bajista en las tasas de crecimiento interanual exhibidas por el IC a partir de enero se profundiza, evidenciando en junio de 2023 su primer valor negativo en el año”, remarcaron desde la CAC.
“Si bien la matriz de ingresos adoptó un proceso de ajuste por inflación con mayor frecuencia temporal que la habitual, no logra evadir las consecuencias de esta elevada inflación. Como consecuencia, el nivel de ingreso disponible en junio es considerablemente menor que el mismo mes del año anterior, explicando, así, el menor nivel de consumo”, concluyó la cámara sectorial.
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