La tensión en el mercado cambiario, que resurgió el miércoles pasado ante la falta de avances en la negociación con el Fondo Monetario, hizo que el Banco Central retomara una práctica que prácticamente había dejado de lado el mes pasado ante la precaria pax cambiaria que se instaló desde mediados de mayo. Eso fue, precisamente, cuando tras la corrida cambiaria de fines de abril, la autoridad monetaria empezó a intervenir intensamente en el mercado del dólar financiero a través de la compra venta de títulos públicos en dólares, mecanismo objetado por el Fondo Monetario por el costo en reservas netas.
Tras semanas de calma, en las que las novedades políticas lograron eclipsar los duros datos de la realidad económica incluyendo la caída libre de las reservas del Central, las pantallas con el precio del dólar volvieron a transmitir inquietud la semana pasada cuando se instalaron fuertes dudas respecto del futuro acuerdo con el Fondo Monetario.
En ese contexto, el BCRA volvió a jugar fuerte en el mercado del dólar paralelo. De acuerdo al seguimiento de distintos operadores de cambio, en las últimas tres jornadas el Central dispuso de USD 100 millones para contener las cotizaciones financieras de la divisa que, de todos modos, reflejaron fuerte presión alcista.
“Tengo un estimado de intervención de USD 32 millones, se aceleró en estos días y se nota mucho en la pantalla”, sostuvo el analista Salvador Vitelli, quien atribuyó la mayor intervención a la incertidumbre que se expandió en el mercado por la evolución de las reservas en el corto plazo. Los diferentes escenarios de acuerdo y eventuales desembolsos con el FMI, que en todos los casos no revierten sino que apenas contribuyen a morigerar el signo negativo, no logran disipar las dudas. Particularmente porque ahora la atención se centra en las condiciones que exigirá el organismo para llegar a un “staff level agreement” (acuerdo a nivel técnico): entre ellas, una corrección más o menos disimulada del tipo de cambio oficial. Eso es, en parte, lo que incentiva la toma de cobertura por parte de los inversores.
“Entiendo que ambos tienen muchos incentivos para acordar, tanto el Gobierno como el FMI pero sin dudas que la falta de acuerdo o que se mantenga latente, genera cierta incertidumbre que en términos de dólar lo pone al alza, allí es donde aparece el Gobierno para intervenir y tratar de mantenerlo lo más quieto posible. Entre el jueves y hoy fue muy notorio”, confirmó Vitelli, quien contrastó con lo ocurrido en junio cuando “estuvo tranquilo en nivel de intervención.
Las estimaciones del economista de Romano Group coinciden con el monitoreo semanal de la consultora financiera PPI, donde también destacaron “el regreso” del Central al mercado de cambios en el segmento financiero.
“El BCRA habría comprado “contra D” por USD 34 millones el jueves y viernes para mantener a raya el MEP, evidenciado a través del salto del canje MEP/CCL de 6,2% el miércoles a 10,8% el viernes. Esto supone una nueva filtración de reservas en la víspera de las PASO (recordar que en mayo se emplearon USD 38 millones diarios), cuya intensidad probablemente dependa si se acuerda con el FMI o no”, sostuvo en su último reporte.
En esa misma línea, en un análisis previo, proyectó que en el caso de que finalmente el Fondo adelante los desembolsos del segundo semestre, las reservas ascenderían pero seguirían en terreno negativo por más de USD 1.600 millones.
El punto es de lo más delicado porque, según dejaron trascender desde el propio equipo económico, el giro del Fondo Monetario no superaría los USD 8.500 millones, lo que alcanza para cubrir las pagos de fin de mes y principios de agosto más septiembre.
De ahí que, a pesar de que la potestad de intervenir en el mercado financiero con reservas y, en caso de ser permitida, con qué disponibilidad, es uno de los puntos centrales de la negociación, nuevamente el Gobierno optó por el camino unilateral de intentar mantener bajo control el dólar en la previa electoral. A cualquier costo.
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