El dólar libre superó en la última semana la barrera de 500 pesos, para alcanzar un récord de $525 el viernes y cerrar la semana a 522 pesos. La incertidumbre política en medio de un año electoral, y la crisis económica, con alta inflación y pobreza, prometen aportarle una fuerte volatilidad al billete en el canal informal, que podría estar operado por fuera de sus fundamentos.
No obstante, ese límite de $500 en el corto plazo llamaba la atención, cuando algunas paridades -como el dólar “turista” y el “contado con liqui”- ya se estuvieron negociando por encima de ese valor y la propia inercia inflacionaria, a un ritmo muy por arriba del 100% anual, impulsa la suba de los dólares libre, como lo hace con el resto de los precios de la economía.
Si se toman en cuenta los máximos -en términos reales- del overshooting del 23 de octubre de 2020, aquel valor del dólar libre sería hoy de $903 (Vitelli)
Ante la dispersión de los precios, los analistas efectúan diversos cálculos para establecer un precio objetivo para la divisa.
Salvador Vitelli, jefe de Research de Romano Group, afirmó que en términos reales el dólar libre operaba unos 34 pesos por debajo del promedio de 2022/23, unos $57 por debajo del promedio 2021 hasta el presente, y unos $72 por debajo del promedio de la gestión de Alberto Fernández. En tanto, consideró que si se toman en cuenta los máximos -en términos reales- del overshooting del 23 de octubre de 2020, aquel valor del dólar libre sería hoy de $903, mientras que si se toma el máximo de julio de 2022 sería 698 pesos.
Para el analista y asesor de negocios Salvador Di Stefano, “en materia monetaria la situación es alarmante, las reservas alcanzan a USD 26.185 millones, y los pasivos monetarios (Base Monetaria, más Pases pasivos y Leliq -Letra de Liquidez-) suma $22 billones, el dólar de equilibro se ubica en $826. De terror el desmanejo monetario”. Opinó además que “El acuerdo con el FMI está lejos, y no se puede tapar por mucho tiempo el sol con las manos”.
El dólar de equilibro se ubica en $826, de terror el desmanejo monetario (Di Stefano)
Aunque en el mercado paralelo pesan mucho las cuestiones subjetivas -incertidumbre política y económica- que pueden movilizar los precios más allá de cualquier estimación racional, hay cuestiones puntuales y medibles que le ponen un horizonte relativo a los precios.
La inflación acumulada en lo que va de la administración de Alberto Fernández alcanza el 630% (diciembre de 2019 incluido). El dólar libre cotizaba al asumir el Presidente unos $75, por cuanto de reproducir la inflación general, hoy debería costar por unos 548 pesos.
Asimismo, también hay que tener en cuenta la emisión monetaria, pues el dólar “blue” se paga con dinero en efectivo. Según este razonamiento, el dólar libre debería respetar la tasa de crecimiento de la circulación monetaria, una variable muy reprimida por la creciente absorción de pesos a través de la colocación de Leliq (Letras de Liquidez) y pases pasivos que efectúa el Banco Central.
Desde el “cepo” reforzado a USD 200 mensual para la demanda privada (28 de octubre de 2019) la circulación monetaria (dinero en efectivo y en cuentas a la vista) creció 432%, desde los $923.534 millones a los $4.913.338 millones ($4,9 billones). Con este “driver” el dólar libre tendría que costar hoy unos 402 pesos.
El dólar blue influye en la percepción de los precios de los bienes en Argentina (Morales)
Walter Morales, presidente y estratega de Wise Capital, consideró que “es relevante resaltar que el dólar blue, influye en la percepción de los precios de los bienes en Argentina, haciendo que parezcan más económicos en comparación con otras monedas. El valor del peso cayó fuertemente con respecto al dólar lo que indica que el peso está subvaluado por la situación macroeconómica del país y las limitaciones para hacerse de dólares”.
“El mercado siempre se anticipa y cuando se le limita al acceso a un activo, más sale corriendo a comprarlo, para luego retraerse. El 2002 es un claro ejemplo de la sobre-exageración del mercado. Dentro de este contexto, nos tenemos que preguntar si los dólares financieros llegaron a sus techos. La macro dinamizada hasta fines de año nos dice que están cerca. Esto no quiere decir que no vayan a subir fuerte, pero puede ser a cuenta de una baja real futura. Sólo subirán si el plan a ejecutar por el próximo Gobierno no convence. Teniendo esto en cuenta, no es conveniente acumular dólares financieros en los actuales valores”, evaluó Morales.
“Con reservas netas que siguen profundizando su saldo negativo, crece la expectativa por el acuerdo con el FMI ya que resulta crucial por los desembolsos y posibles fondos frescos para intervenir en la ‘brecha’ que viene contenida”, resaltó Gustavo Ber, economista del Estudio Ber.
“Ante la expectativa de que al final dicha negociación tendrá un desenlace satisfactorio es que se extiende la calma entre los dólares financieros y libres, e incluso se observan mayores apuestas hacia colocaciones en pesos en busca de aprovechar las elevadas tasas aún en medio de un proceso de habitual dolarización pre-electoral”, añadió Ber.
El Fondo seguiría pidiendo un mayor ajuste fiscal o algún tipo de corrección cambiaria a cambio de adelantar desembolsos (PPI)
“El Fondo seguiría pidiendo un mayor ajuste fiscal o algún tipo de corrección cambiaria a cambio de adelantar desembolsos. Las correcciones cambiarias irían desde una aceleración del crawling peg hasta un salto discreto del dólar oficial, pasando por un impuesto a las importaciones”, estimó Portfolio Personal Inversiones.
“A nuestro entender, una aceleración del crawling peg -que llegó a viajar a un máximo de 8,5% mensual en la medida de cinco días el 7 de junio- sería el mal menor para el Gobierno, pero, a su vez, aceleraría la dinámica de la nominalidad”, destacaron los analistas de PPI.
“Hay una política oficial que sólo atina a llegar a las elecciones con la mayor sensación posible de inestabilidad controlada”, remarca un informe de VatNet Financial Research. Y enfatizó que “la acuciante situación externa difícilmente se alivie solamente con propaganda y diplomacia continúa la llamativa sensación de suspenso sobre la solvencia financiera del Estado”.
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