El dólar libre cerró la semana negociado a $522, un nuevo récord nominal. En las últimas ruedas el billete superó la barrera psicológica de los 500 pesos que no había conseguido alcanzar con los máximos recientes del 25 de abril ($497) y el 14 de junio ($496).
Los precios al alza para el dólar “blue” debían producirse inexorablemente en el corto plazo, dada la dinámica general de los precios que tienden a subir en todos los órdenes, pero, sobre todo, porque los fuertes fundamentos alcistas para el “blue” no dejaron de estar presentes a pesar de la “lateralización” de los últimos tres meses y aún podrían potenciarse en esta segunda mitad del año.
Los motivos de la escalada del dólar
1) Cobertura electoral. En 2023 hay elecciones presidenciales y todo está dispuesto para que haya un cambio de signo político en la Casa Rosada. Un cambio de política económico traería consigo una flexibilización de las regulaciones cambiarias y eso podría darle mayor margen a la suba del tipo de cambio, lo que se define como devaluación o “salto discreto” del dólar oficial. Esta especulación, donde ya no se discute una eventual devaluación, sino la magnitud de la misma, incentiva las apuestas por un dólar más caro, lo que convalidará próximas alzas.
2) El BCRA no tiene dólares. La autoridad monetaria se va quedando sin alternativas para contener los precios de la divisa. Consumió dólares líquidos para frenar las cotizaciones bursátiles con la intervención del mercado de bonos y también con ventas de contado en el mercado mayorista, donde apeló a una “devaluación sin devaluar” al pagar 300 pesos a los exportadores del agro. Si bien el tipo de cambio oficial ya corre a una velocidad de aumento por encima del 100 por ciento anual, el Central tiene que pagar cada vez más caro -dólar soja- para que le vendan los dólares.
Un informe de Geres (Grupo de Estudios de la Realidad Económica y Social, en base al último balance consolidado del Banco Central, detalló que al 7 de julio las reservas netas de la entidad -descontados préstamos y depósitos privados- se ubicaron en zona negativa de 6.622 millones de dólares. Descontada la tenencia de oro en las arcas del Central (USD 3.823 millones) las reservas estrictamente líquidas fueron negativas en USD 10.445 millones un récord sin precedentes, que deja trascender que la entidad estuvo utilizando dólares de los depositantes para intervenir en el mercado. Las reservas totales o brutas se situaron en USD 26.616 millones, un piso desde enero de 2016.
3) Descalabro fiscal. Parece inevitable que el Tesoro debe recurrir a la emisión monetaria para cubrir el “bache” fiscal. Esos pesos sin respaldo que circulan terminan amplificando la suba del dólar en los segmentos libres. En 2023 la emisión para financiar al Tesoro llegó a $1,7 billón y, además de superar por mucho la meta monetaria del FMI, ya encuentra límites certeros en las restricciones explícitas que establece la Carta Orgánica del Banco Central. Según el artículo 20 de la normativa del BCRA, se podrán hacer Adelantos Transitorios al Tesoro hasta una cantidad equivalente al 12% de la base monetaria(hoy en $5,9 billones).
4) Incertidumbre por el FMI. Los desembolsos del organismo multilateral de crédito ayudaron a apuntalar los activos del BCRA en los últimos cinco años, pero el incumplimiento de todas las metas del acuerdo -de reservas, monetaria y fiscal- en este segundo trimestre de 2023 pone en duda el respaldo del Fondo a la política económica que viene llevando adelante el presidente Alberto Fernández y su ministro y ahora candidato Sergio Massa.
Con reservas en “picada”, un salvataje del organismo es imprescindible para que el dólar no se dispare, pero un entendimiento para recalibrar las metas del vigente acuerdo de facilidades extendidas viene aplazado y sin fecha a la vista. Esto constituye un enorme obstáculo para la solvencia del BCRA: en lo inmediato resta pagar al Fondo la suma USD 3.432 millones, que corresponden a USD 2.631 millones por vencimientos el 31 de julio, más USD 801 millones en concepto de intereses que deberán pagarse el 1 de agosto.
5) Muy alta inflación. La emisión monetaria de los últimos cuatro años, como consecuencia del déficit fiscal que solo solo en parte se financió en el mercado, impulsó la inflación doméstica que ya transita a un ritmo del 115% anual. En el primer semestre de 2023 el IPC del INDEC avanzó un 50,7%, una tasa todavía superior a la suba del dólar oficial (+47,7%) y del dólar libre (+50,3%).
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