El Banco Central volvió a terminar con fuertes ventas en el mercado de cambios

La entidad monetaria efectuó compras netas por USD 12 millones en el MULC, pero registró ventas por 785 millones de yuanes, equivalentes a unos USD 110 millones

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En las reservas quedan más
En las reservas quedan más yuanes que dólares.

Este jueves se repitió una estrategia de intervención cambiaria a manos del Banco Central que se vino dando en julio y que consiste en ligeras compras -o saldo neutro- en el balance de dólares, complementado con importantes posiciones vendedoras en yuanes, en torno a los USD 100 millones equivalentes.

“El BCRA terminó la jornada con compras por USD 12 millones en el mercado. En la rueda de yuanes registró ventas por 785 millones de yuanes”, indicó Gustavo Quintana, agente de PR Corredores de Cambio.

En una sesión mayorista con un importante monto operado de USD 428,2 millones de contado, las liquidaciones por el dólar agro de $300 alcanzaron los 20,7 millones de dólares.

El BCRA adquirió ese stock por dólar agro en su totalidad y revendió una parte -USD 8,7 millones- al tipo de cambio oficial de 264,35 pesos, con saldo neto comprador de 12 millones de dólares. Asimismo, la entidad se desprendió de 785 millones de yuanes, que a una tasa de cambio de 7,15 yuanes por dólar representaron un sacrifico de reservas por unos USD 110 millones por este uso del “swap”. De esta forma, concluyó su participación cambiaria con saldo neto vendedor de USD 98 millones entre dólares y yuanes.

Por operaciones con dólar agro se registran en esta tercera etapa ingresos por USD 5.547,8 millones desde el 10 de abril a esta parte. Asimismo, desde que empezó el 2023 el balance del BCRA por la intervención cambiaria es negativo en USD 3.922 millones, y en lo que va de julio, el BCRA lleva efectuadas ventas netas en el MULC por unos USD 855 millones, según datos sujetos a ajuste.

“A pesar de los vaivenes, un crawling-peg por encima del 7% mensual podría dejar de correr por debajo de la inflación, algo que resultaría más auspicioso más allá de la presión que aún sufren las reservas netas a la espera del acuerdo con el FMI. Tras presentarse ‘planchados’ durante los últimos meses, los dólares financieros y libre podrían comenzar a reanudar un deslizamiento empujados por la aún elevada nominalidad de la economía, en especial en momentos donde históricamente se acentúa la dolarización preelectoral”, puntualizó Gustavo Ber, economista del Estudio Ber.

Los agentes del mercado cambiario continúan la espera de novedades en las negociaciones entre el Gobierno y el Fondo Monetario Internacional (FMI) para revisar metas y adelantar desembolsos.

En este sentido, encendió las alertas que sigue pendiente el viaje de la misión del Ministerio de Economía a los EEUU, con el objetivo de ultimar detalles sobre un nuevo acuerdo con el Fondo.

Las reuniones virtuales continúan, pero la traba estaría en el ajuste fiscal. El FMI busca que el año 2023 cierre con un ajuste de 1,5% del PIB. Pero Argentina quiere que sea del 1,9% del PIB, es decir un horizonte fiscal más laxo.

“Una vez que se alcance un consenso en el tema fiscal, recién ahí viajará la misión a Washington. El Gobierno quiere cerrar la negociación lo antes posible para tener el acuerdo aprobado por el board del Fondo antes de fin de mes, para luego recibir los desembolsos y cubrir los compromisos de fin de mes”, indicaron los analistas de Research for Traders.

Las reservas internacionales brutas disminuyeron el miércoles unos USD 82 millones y finalizaron en USD 26.332 millones, un mínimo desde enero de 2016. En el transcurso de 2023 estos activos retroceden unos USD 18.266 millones o un 41 por ciento.

Así las cosas, la atención se centra ahora en cuál será el mecanismo que se diseñará por el cual la Argentina no incurra en incumplimiento formal con el Fondo al no pagar los USD 3.400 millones que se deberían desembolsar entre el 31 de julio y 1° de agosto. Lo cierto es que no sería la primera vez que el país no pague a tiempo, ya ocurrió con el ex ministro de Economía, Roberto Lavagna, pero “la rebeldía” duró apenas unos días en un contexto en el que las garantías de un acuerdo inminente eran mucho mayores a las actuales.

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