El Gobierno pagará los intereses semestrales de bonos dolarizados, en una señal que los mercados ya recibieron positivamente. La operación implicará una caída adicional cercana a los USD 700 millones sobre el ya escuálido nivel de reservas, que es lo que recibirán los inversores en sus cuentas. Además, hay unos USD 300 millones que está en manos del sector público, por lo que no debería impactar en ese stock.
Los cupones a pagar, cuya fecha de vencimiento es el 9 de julio, corresponden a los bonos reestructurados en 2020 por el entonces ministro de Economía, Martín Guzmán. La curva de pago de intereses recién se puso un poco más empinada este año y seguirá prácticamente igual en 2024.
El gran desafío llega en 2025, cuando empiezan a caer vencimientos de capital. Para ese entonces, la nueva administración deberá recuperar el acceso a los mercados y conseguir financiamiento para cubrir los vencimientos de capital de la deuda soberana.
Las reservas continúan perdiendo terreno y es posible que una vez que se haya efectivizado la transferencia de fondos, perforen los USD 27.000 millones. Sin embargo, el nivel de reservas netas -según la metodología utilizada por el FMI- ya es negativo en USD 5.000 millones.
Massa intenta conseguir un desembolso de USD 6.800 millones, que permitiría cubrir el pago de USD 4.200 millones al FMI, pero también contar con dólares frescos para seguir interviniendo en el mercado cambiario
Este número seguirá aumentando una vez que se transfieran los fondos para cumplir con el pago, que en realidad cae el domingo 9 de julio. Ante semejante escasez de reservas, el equipo económico busca acelerar las negociaciones con el FMI para reformular el acuerdo vigente, luego de que la Argentina incumpliera con las principales metas que se habían fijado para el primer trimestre.
Sergio Massa intenta conseguir un desembolso de USD 6.800 millones, que permitiría cubrir el pago de USD 4.200 millones al FMI, pero también contar con dólares frescos para seguir interviniendo en el mercado cambiario. Sin embargo, los tiempos se dilatan y aún no hay fecha para llegar al final de las negociaciones. Incluso parte del equipo económico que debía viajar a mediados de esta semana en Washington para apurar las conversaciones con el staff del FMI no lo hizo, una señal de las dificultades para llegar a un acuerdo.
Aunque no trascendieron cuáles son los temas que estarían trabando las negociaciones, uno de ellos pasaría por el ajuste fiscal al que se compromete el Gobierno para estos seis meses que restan hasta fin de año. Otras de las cuestiones tiene que ver con el funcionamiento del mercado cambiario. Los técnicos del FMI serían reacios a efectuar desembolsos para que el Banco Central siga interviniendo en el mercado cambiario, manteniendo así un tipo de cambio oficial artificialmente bajo.
Por el momento tampoco hay fecha para que el directorio del Fondo trate el caso argentino y libere así el próximo desembolso. Inicialmente, desde el Gobierno argentino habían dejado trascender que la fecha estipulada era el 7 de julio, es decir hoy, pero sin que se hayan registrado novedades.
Según la metodología que utiliza el FMI, las reservas netas son negativas por USD 5000 millones, lo que requiere un desembolso urgente del organismo. Las demoras en las negociaciones por ahora no trajeron mayores consecuencias, pero podrían afectar a la cotización del dólar a medida que se acercan las PASO
Massa había asegurado durante una presentación en la Cámara Argentina de la Construcción, a mediados de la semana pasada, que la divulgación de las nuevas pautas a cumplir con el FMI era “cuestión de horas”. Pero claramente los tiempos se dilataron mucho más allá de lo que esperaba el ministro de Economía.
A pesar de dilatarse significativamente los tiempos, el mercado cambiario por el momento se mantiene relativamente tranquilo. La brecha cambiaria sigue por debajo del 90% y los dólares financieros no superan los $ 500 hace ya más de dos meses. La expectativa relacionada con el “trade electoral” y un próximo cambio de gobierno el 10 de diciembre parecería estar jugando a favor de esta paz cambiaria que se prolonga desde fines de abril.
Esta relativa estabilidad también ayudó a que baje el índice de inflación en junio, que según la mayoría de los relevamientos estaría perforando niveles de 7%.
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