Los bonos dolarizados tuvieron una espectacular reacción en junio y continúan su racha alcista en julio. La confirmación por parte del Gobierno del nuevo pago de intereses de estos títulos emitidos en el canje de 2020 ayudó para darles otro envión. Las cotizaciones superaron los USD 30 para los títulos emitidos con legislación local, cuando apenas habían rozado los USD 20 en el primer trimestre del año.
El secretario de Finanzas, Eduardo Setti, también salió a remarcar la cancelación de intereses: “Reafirmamos nuestro compromiso con el pago de las obligaciones de la deuda pública y la gestión de una estrategia financiera que permite dar tranquilidad y certidumbre a los mercados”.
El Tesoro pagará algo más de USD 1.000 millones en concepto de intereses semestrales por estos títulos, aunque solo alrededor de USD 700 millones se encuentra en manos de inversores privados. El resto está en poder del propio Estado.
El AL35 subió el lunes 6,1% y cerró a USD 30,75, mientras que el mismo título bajo legislación extranjera lo hacía a USD 31,50. Pero el diferencial más significativo sigue estando en el AL30, que es el que usa el Gobierno para intervenir en el mercado de bonos y mantener a raya la cotización del contado con liquidación. Este título ya roza los USD 30 en el mercado local, pero bajo legislación neoyorquina cotiza a USD 34,85, una diferencia de casi 20%. En el peor momento llegó a ser de casi 30%.
Una posible reinversión de esos intereses podría darle un impulso adicional a estos títulos en los próximos días. Pese al sustancial aumento de las cotizaciones en las últimas semanas, es posible que el rally alcista aún no se haya agotado.
Ahora los inversores miran de cerca dos cuestiones principales. Por un lado, cómo siguen las negociaciones con el FMI y a cuánto llegará el desembolso del organismo. Sucede que este pago de deuda a privados impactará de lleno en las reservas, que ya se encuentran en niveles críticos. Por lo tanto, cuanto más transfiera el Fondo, mayor será la recuperación del nivel de reservas.
La proximidad de las elecciones surge como el otro tema central que eventualmente podrían darle otro impulso a los bonos en dólares. El “trade electoral” primero le dio un fuerte impulso a las acciones y algunos meses más tarde se terminó trasladando también a la renta fija.
El resultado de las PASO -que se realizarán el 13 de agosto- será muy relevante para el futuro de las cotizaciones. Sin embargo, el escenario más probable es que la incertidumbre sobre quién será el futuro presidente se extienda hasta las elecciones generales en octubre o directamente hasta el ballotage, a mediados de noviembre.
Incluso los ejercicios de posibles nuevas reestructuraciones de deuda arrojan que los títulos siguen baratos. Bancos de inversión en Wall Street calcularon que el valor razonable de la deuda local no debería bajar de los USD 45 o USD 50, aun considerando la posibilidad de un nuevo alargamiento de plazo o quitas de capital hacia adelante.
Por ahora, los inversores esperan estos comicios con relativa tranquilidad, con candidatos que consideran previsibles. Más allá de los presidenciables, hay otras cuestiones sensibles relacionadas con los comicios: por ejemplo, si el gobernador que resulte electo de la provincia de Buenos Aires será del mismo color político que el futuro Presidente. O cuál será el margen del nuevo gobierno para aprobar reformas en el ámbito legislativo.
Mientras tanto, las reservas siguen en caída libre, que se profundizará en los próximos días por el pago de deuda en dólares y nuevas cancelaciones al FMI. Ayer, por ejemplo, se produjo otra caída de USD 184 millones, que dejó el stock en USD 27.720 millones.
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