Para el FMI, controlar la inflación mundial no será sencillo y llevará un largo tiempo

Hablando sobre el fenómeno en el mundo, Gita Gopinath, la número dos de la entidad, reiteró que una de las causas es la resistencia de las empresas a resignar el alza de ganancias que tuvieron debido a la caída de los salarios

La número dos del FMI, Gita Gopinath REUTERS/Elizabeth Frantz

La lucha contra la inflación será cruel y mucha, dijo Gita Gopinath, la número dos del Fondo Monetario Internacional, en un discurso ante el Banco Central Europeo, que preside Christine Lagarde, anterior directora-gerente del organismo.

Gopinath, quien sigue de cerca la “recalibración” del acuerdo con la Argentina, mencionó tres “verdades incómodas” acerca de la política monetaria, para explicar por qué, pese a las expectativas optimistas de mercados y analistas, llevar los niveles de inflación a niveles de prepandemia.

Esas tres “verdades” dijo, son que está llevando un largo tiempo volver la inflación a las metas que tenían previamente los bancos centrales del mundo desarrollado y del mundo en general. Significa, dijo, que deberán mantenerse alertas a la lucha contra el flagelo, incluso al riesgo de un crecimiento económico más lento.

La segunda incomodidad, según Gopinath, es que las presiones financieras podrían generar tensiones entre las metas de inflación de los bancos centrales y las de estabilidad financieras, que no es sencillo separar. Y la tercera, que en el futuro es probable que los bancos centrales experimenten más riesgos de presiones o subas inflacionarias que antes de la pandemia, lo que los obligará a redefinir sus herramientas de guía y eventuales relajamientos monetarios.

Es probable que los bancos centrales experimenten más riesgos de presiones inflacionarias que antes de la pandemia

Gopinath subrayó que las actuales tasas de inflación son superiores a lo que se preveía y contrarias al optimismo de los mercados de una rápida reducción. E Incluso se permitió una referencia literaria, por la obra teatral de Samuel Beckett, “Esperando a Godot”. Al igual que en la obra, todos esperan que reaparezca una inflación más baja, pero esta no aparece, dijo la funcionaria. “El hecho es que la inflación es alta y amplia en el área del euro y en muchos otros países”, remarcó. Si bien el índice general cedió, la inflación en servicios sigue siendo alta y puede seguir escapándose.

Nadie quiere ceder

Entre los factores de la terquedad de la inflación Gopinath mencionó que a pesar del aumento de 400 puntos en la tasa de interés del BCE el nivel de actividad cedió muy poco, la tasa de desempleo es baja y el alza de los salarios se está acelerando. Otro factore es que pese al aumento de tasas, las tasas reales (esto es, descontada la inflación) “siguen siendo todavía bastante bajas”.

Y el tercero, remarcó la número dos del FMI, en línea con un reciente documento del organismo, es que para que la inflación caiga más rápidamente “las empresas deberían aceptar una reducción en tus márgenes de ganancia, que han aumentado en los últimos dos años, para abosrber parte del esperado aumento de los costos laborales”. Sin embargo, dijo, las empresas resisten esa posibilidad, más aún en economías “resilientes”, con buen nivel de actividad. Frente a eso, dijo, no es mucho lo que puede hacer la política fiscal.

En más probable que los bancos centrales enfrenten más presiones al alza de la inflación debido a cambios estructurales que significan un riesgo sustancial de persistencia de “shocks de oferta”

En cuanto a las tensiones entre estabilidad de precios y estabilidad financiera, la funcionaria remarcó la dificultad de conciliar objetivos, porque si bien los bancos centrales –tras aumentar las tasas de interés- pueden ayudar a los bancos con problemas de liquidez, no pueden, en cambio, lidiar con el problema de deudores insolventes.

Gopinath con Sergio Massa.

Por último, la economista (de origen indio, pero nacionalizada norteamericana) reiteró que en el futuro es más probable que los bancos centrales enfrenten más presiones al alza de la inflación debido a “cambios estructurales” pues, señaló, “hay un riesgo sustancial de persistencia de “shocks de oferta” que afecten la producción de bienes y la prestación de servicios. Entre ellos, mencionó los factores climáticos, la guerra y la decisión de muchos países de girar hacia políticas más cerradas que .-destacó- “irónicamente, vuelven a los países menos resilientes y más susceptibles a shocks de oferta”.

A la hora de las conclusiones, Gopinath dijo que es necesario enfrentar “las 3 verdades incómodas que harán difícil logarar a la vez estabilidad de precios y financiera.

“La batalla no será fácil, la tensión financiera puede intensificarse y el crecimiento puede tener que desacelerarse más; pero sabemos que no podemos sostener el crecimiento económico si no retornamos a la estabilidad de precios”. La buena noticia, cerró, es que si bien la baja inflación puede parecer una meta elusiva, no es algo extraño y los bancos centrales la pueden conseguir, “pero no esperando que llegue (como a Godot), sino invitándola a volver”.

Un adelantado

A fines de 2022, Michael Spence, premio Nobel de Economía 2001 (junto a Joseph Stiglitz, el mentor del exministro de Economía argentino, Martín Guzmán, y George Akerlof, el esposo de Janet Yellen, la secretaria del Tesoro de EEUU),había adelantado que la inflación sería más difícil de abatir y más persistente que a fines de los 70s y principios de los 80s, por al menos 8 motivos:

1) el mundo ya no cuenta con capacidad adicional de producción a bajo costo como tuvo en las últimas décadas en los mercados emergentes;

2) el envejecimiento de la población en los países que explican más del 75% del PBI mundial implicará menos mano de obra disponible y mayor presión laboral, sin que se reduzca la presión de demanda;

3) mayores costos en educación y salud;

4) shocks climáticos más frecuentes y costosos;

Christine Lagarde, exdirectora del FMI, presidente del Banco Europeo y anfitriona de Gopinath. Aumentó las tasas en 400 puntos, el mayor aumento en la historia del BCE (AP Foto/Jean-Francois Badias, Archivo)

5) tensiones geopolíticas que, al privilegiar la seguridad sobre los costos (friendshoring), pondrá mayor presión sobre los precios;

6) efecto del fortalecimiento del dólar sobre las monedas y las tasas de inflación en los países de bajos ingresos,;

7) mayor concentración industrial, que tenderá a contrarrestar el efecto deflacionario de las recesiones;

8) altos niveles de endeudamiento, que en un contexto de tasas de interés más altas aumentarán la presión fiscal y dejarán menos espacio al costoso y largo desafío de la transición energética que, de ser financiado con deuda, pondrá más presión sobre los fiscos y la inflación.

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