Una intervención del ex ministro de Hacienda, Hernán Lacunza, durante una convención de ejecutivos de empresas privadas disparó un debate sobre quiénes son beneficiarios de subsidios en la Argentina, en una provocativa intervención, el ex funcionario de Macri y referente económico de Horacio Rodríguez Larreta pidió que levanten la mano quienes no reciben subsidios, y discutió con el auditorio para hacer visibles subsidios que gozan y no perciben a pesar de que “somos el 10% de mayor ingreso” de la población.
Una definición amplia de lo que es un subsidio puede llegar a abarcar, en algún nivel, casi toda regulación económica del país en términos de a quién beneficia y a quién castiga -en el sentido de que altera los ingresos de algunos en favor de terceros. Por eso, hacer un repaso de todos los que existen hoy puede dar resultados muy diversos de acuerdo al criterio que se elija. Para empezar de menor a mayor, sin embargo, en una enumeración que aspira a relevar los más importantes se puede empezar con la definición más estricta posible. Subsidios nacionales que tienen una asignación presupuestaria de dimensiones relevantes.
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“En sí, se puede definir a un subsidio como cualquier transferencia de recursos de un sector a otro. Y en ese sentido, en la Argentina tenemos millones de subsidios. De una manera más restrictiva, con asignación presupuestaria, podríamos reducirlos a tres grandes rubros: energía, servicios públicos y transporte urbano, por un lado, empresas públicas que en tanto generan déficit implican una asignación de recursos públicos y, por último, regímenes especiales de exenciones impositivas que tienen un costo fiscal y en el que el régimen industrial de Tierra del Fuego es siempre el ejemplo más mencionado, pero está lejos de ser el único”, dijo el economista Gabriel Caamaño de Consultora Ledesma.
Siguiendo ese orden, podemos mencionar a los principales.
Energía, transporte, agua
Siguiendo un informe del Instituto Interdisciplinario de Economía Política (IIEP) UBA Conicet, podemos mencionar a los principales. Incluyen los subsidios al servicio de Aguas y Saneamientos Argentinos (Aysa) a la provisión de agua potable y cloacas en CABA, Avellaneda, Lanús, Lomas de Zamora, Almirante Brown, Esteban Echeverría, Ezeiza, Morón, La Matanza y desde 2016, Merlo y Presidente Perón. Es decir, sólo de una parte del país. Y que acumula en el año $9.680 millones erogados en 2023, con datos hasta mayo.
Lo mismo se puede decir del otro gran rubro de subsidios nacionales, orientado a la energía, con $939.559 millones erogados en los primeros cinco meses de 2023. Eso incluye partidas para CAMMESA, la administradora del mercado eléctrico mayorista, a Enarsa -entre otros puntos- para el financiamiento de las importaciones de combustible el Fondo Fiduciario para el consumo de GLP y Gas por Redes, el Plan Gas Ar, los planes Gas 1, II y III y el plan Gas no convencional.
En su conjunto, consigna IIEP, estas asignaciones para energía explican el 79% de los subsidios, a pesar de haber caído 16% en términos reales -es decir, teniendo en cuenta la infflación- en comparación con 2022. Por lejos, el principal rubro.
“Se pueden elegir muchos sectores cuyos precios están trastocados por regulaciones y hasta transferencias, pero me parece que subsidiar la luz en el Área Metropolitana de Buenos Aires y alrededores, que es casi 40% del país, es el principal por mucho. Y sigue teniendo subsidio, solamente le ajustaron a familias de ingresos altos, pero a hogares de bajos y medios ingresos ni los tocaron. Eso sigue siendo alto en su impacto presupuestario”, dijo Fernando Marull, economista y titular de FMyA.
El tercer rubro de subsidios propiamente dichos tiene que ver con transporte. Más que nada el urbano, pero no exclusivamente. Las partidas que consigna el IIEP incluyen el Fondo Fiduciario del Sistema de Infraestructura del Transporte, la Administración de Infraestructuras Ferroviarias, Desarollo de Capital Humano Ferroviario SA, Ferrocarriles Argentinos, Operador Ferroviario y Aerolíneas Argentinas. Entre todas, sumaron hasta mayo $240.318 millones este año.
En estos rubros es donde se concentra el esfuerzo del ministro de Economía, Sergio Massa, por reducir el impacto presupuestario y con él el déficit de las cuentas públicas en el marco de los objetivos -rara vez alcanzados- que están incluidos en el acuerdo con el FMI. De ahí que todos estos rubros crecen menos que la inflación, es decir se licúan o se ajustan en términos reales.
Con menor impacto presupuestario, pero más cerca de la definición más estricta, el Pre Viaje es otro ejemplo de un claro subsidio a ciertos consumos. El programa otorga un crédito del 50% de lo gastado para consumos en el rubro del turismo interno, sin ninguna discriminación respecto a si el gasto lo hace una familia con capacidad para alojarse en un hotel cinco estrellas u otra apenas capaz de hacer una escapada de corta distancia. Pero no es otra cosa que un ejemplo más.
Subsidios cruzados
Pero más allá de las asignaciones presupuestarias explícitamente destinadas a subsidiar consumos de servicios públicos, los economistas introducen otros rubros a los que consideran subsidiados. Todavía con una definición acotada, pero algo más amplia que la presupuestaria.
“Es que si mencionamos los principales, en cuanto a su impacto macroeconómico y el déficit, el otro rubro más allá de servicios públicos es el dólar. Porque esos son los que generan toda la maraña de déficit fiscal y externo. Además son masivos”, menciona Marull.
El más reciente, señala el economista, tiene que ver con las intervenciones que hace el Gobierno para mantener a raya a los dólares paralelos con ventas en el mercado de dólar MEP que mantienen al precio de ese dólar financiero “subsidiado” en $483 pesos, debajo del contado con liquidación a $512 y el dólar libre a $493, por poner algunos ejemplos de mercado.
“Es un subsidio a las clases más altas, a diferencia de los energéticos que se concentran sobre clases medias y bajas,y que en el año ya costó en torno a USD 1.000 millones”, continuó Marull.
De hecho, ampliando cada vez más el concepto de subsidio los controles de cambio -el “cepo”- que genera múltiples precios del dólar también se puede entender de esa manera.
“Es un subsidio cruzado, ya que privados pierden para que ganen otros, y que viene durando mucho tiempo. Se podría entender que los exportadores -o el campo- cobra un dólar comercial muy por debajo del valor del mercado que los importadores, industria, consumo, lo que sea, terminan gozando. Es un subsidio, y muy importante, pero es cierto que últimamente con las regulaciones a las importaciones se redujo mucho el beneficio para quienes importan ya que ahora pagan costos financieros mucho más altos”, dijo Caamaño.
“El esquema de subsidios en Argentina lamentablemente tiene un nivel de transversalidad tal que es parcialmente regresivo y, además, poco transparente. Hoy parte de los subsidios se destinan a las familias de mayores ingresos y a servicios que son consumidos por los individuos o regiones de mayores ingresos. Incluso se llega al absurdo de subsidiar la compra de moneda extranjera en un país donde la pobreza supera el 40%”, señaló Eugenio Marí, economista Jefe de la Fundación Libertad y Progreso
“El segundo tema es la falta de transparencia en la asignación de los subsidios. En su mayor parte no se hacen de manera directa, sino indirecta. Por ejemplo, a través de un menor pago del boleto de colectivo, algo que es cubierto con subsidios pero no es directamente percibido por el consumidor del servicio”, agregó el economista.
Regulaciones y exenciones
Los regímenes de exenciones fiscales, como el de Tierra del Fuego, también podrían entenderse como regímenes de subsidios. Esto es porque, para los economistas, un impuesto que no se recauda es “costo fiscal” para el Estado. Renuncia a percibir un ingreso.
Pero la lista no se detiene ahí, si se empieza a ampliar más el concepto de un subsidio. Desde las subvenciones provinciales a educación privada, pasando por los regímenes de promoción industrial con los que muchos distritos compiten para la radicación de empresas y hasta los gastos sociales, de acuerdo a las definiciones más abarcativas, se pueden incluir dentro del panorama de “subsidiados” tal como lo presentó Lacunza en su exposición.
Así, por ejemplo, el sostenimiento de un barril criollo con precios muy por debajo del valor internacional del crudo y acuerdos de precios por debajo de la inflación para los aumentos mensuales de nafta las empresas del sector cargan en sus balances parte del valor de la nafta que consume un automovilista (en especial en CABA y al Gran Buenos Aires).
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