Por cada sucursal, las entidades bancarias llegan a pagar $6,8 millones en promedio por mes en concepto de tasas municipales a las localidades en las que funcionan. A ese costo, en algunos municipios se añade un costo de $150.000 mensuales por cada cajero automático que funciona en la sucursal.
“Si se toma un ranking de las 10 localidades que mayores tasas municipales cobran a los bancos, el promedio supera ampliamente los $10.000.000 por mes. Con esos niveles de tasas las sucursales se transforman en inviables. Es seguro que en esos municipios no se instalarán nuevas sucursales y posiblemente la mayoría no pueda mantenerse por mucho tiempo”, señaló un informe de Asociación de Bancos Argentinos (Adeba), la entidad que agrupa a las entidades financieras de capital local.
El costo de las tasas municipales conspira contra la capilaridad de las sucursales y redes de cajeros en muchas zonas del país en que el público las reclama, en particular en el conurbano bonaerense, donde a menudo la gente debe trasladarse lejos de su domicilio para poder extraer efectivo o hacer algún trámite bancario que requiera atención personal.
De hecho, hay localidades que llegan a cobrar más de $25.000.000 por mes a una sucursal que opera dentro de su territorio, lo que equivale a más de 55 salarios bancarios promedios. Es decir, en esas localidades la tasa municipal que debe pagar una sucursal es varias veces mayor de lo que paga por la masa salarial.
Mayor peso en los costos
De acuerdo al informe de Adeba, las tasas municipales tienen una tendencia alcista a lo largo de los años. “Analizando los 30 municipios que cobran mayores tasas, se registraron alzas de hasta 650% en un año. Si bien las tasas municipales han tenido un comportamiento errático y heterogéneo según cada jurisdicción, la tendencia general es creciente año tras año”, advirtió.
En consecuencia, los municipios con mayor nivel de incrementos e impuestos más altos tienen una menor afluencia de sucursales, cajeros y terminales de autoservicios. “Hay casos de entidades que debieron trasladar las sucursales a otros municipios cercanos, debido a que la alta carga de las tasas municipales torna inviables a las sucursales. En otro caso directamente debieron cerrarla, sin posibilidad de traslado”, aseguraron desde la entidad.
“Este comportamiento por parte de algunos municipios ha hecho que, en los casos más extremos, se hagan planteos administrativos y judiciales a fin de que las tasas municipales se enmarquen dentro de los parámetros razonables y de acuerdo a su naturaleza jurídica”, agregaron.
Aranceles injustificados
Para las entidades agrupadas en la Adeba en muchos casos las tasas municipales “son desproporcionadas” y no tienen relación con los servicios que prestan.
“Las tasas municipales no son un impuesto, sino que son pago de los contribuyentes en contraprestación por los servicios que les brindan los municipios, tales como alumbrado, barrido, limpieza, seguridad e higiene. Por ello, las tasas municipales deben mantener relación con el servicio efectivamente prestado. Sin embargo, en los últimos años varios municipios cobran tasas desproporcionadas”, protestaron.
“Son una forma de extraer recursos de los usuarios financieros a cambio de nada, lo que les quita legitimidad y torna cuestionable su legalidad”, remarcaron desde Adeba.
La entidad que representa a los bancos de la Argentina reconoció que las nuevas tecnologías y hábitos hacen que la afluencia de gente a las sucursales bancarias sea menor y que esto genera interrogantes sobre la subsistencia de las sucursales físicas. No obstante, el organismo planteó que en muchos lugares de Argentina, la mayor amenaza para las sucursales no es la tecnología, sino la elevada presión tributaria por parte de los municipios.
“Para los ciudadanos que son, en definitiva, los que terminan pagando ese sobrecosto, no siempre es evidente que el origen de los mismos está en los municipios, ya que no les llega a ellos explícitamente el peso de las tasas municipales, pero sí sus consecuencias”, lamentaron.
Seguir leyendo: