En los últimos 3 años cambió la tendencia de las remesas familiares para quienes residen en el país: la Argentina dejaron de ser un país que envía dinero hacia familiares en el exterior y se convirtieron en receptores de esa ayuda económica. Durante 2022, las divisas ingresadas a través de la ayuda familiar alcanzaron los USD 1.188 millones, una cifra que duplicó los USD 575 millones recibidos en 2020. De ese modo, la Argentina comienza a alinearse con otros países de la región en los que los dólares que llegan de familiares que viven en otras partes del mundo superan a los que pueden enviarse en sentido inverso.
“La Argentina entre 2020 y 2022 ha estado entre las tres economías de la región que más han aumentado sus ingresos por remesas. En 2020 las remesas a la Argentina aumentaron 19,4%, en 2021 se incrementaron en 47,3% y en 2022 tuvieron un alza de 38,9%”, señaló un informe de BBVA Research.
El punto más bajo de ingresos por remesas de los últimos 15 años fue en 2015, en que ingresaron solamente USD 279 millones. A partir de allí, hubo un crecimiento paulatino hasta llegar a los USD 1.188 millones del año pasado. En términos netos, es decir, restándole a esos ingresos los envíos desde la Argentina hacia otros países, en 2022 se recibieron USD 768 millones. El año de quiebre de la tendencia fue 2019: ese año la Argentina pasó a ser receptor de remesas, mientras que la balanza había estado en la posición inversa durante los 11 años previos.
“Históricamente, la Argentina ha sido emisor de remesas, más que un país receptor”, explicaron los expertos de BBVA Research que no obstante dejaron en claro que representa “un monto muy bajo” en términos de porcentaje del PBI, aún en tiempos de escasez de dólares y restricciones cambiarias en los que la Argentina cuenta cada dólar que sale e ingresa del país.
Esos USD 1.188 millones representan solamente un 0,2% del Producto Bruto Interno argentino. En Uruguay, Brasil y Chile, el ingreso por remesas tampoco llega al 1% del PBI. En Bolivia, Ecuador y México oscila el 4% y en varios países de América Central, las remesas son un ingreso esencial para el país. Con economías pequeñas y muchos emigrantes que ayudan a sus familiares en su país de origen, en especial desde Estados Unidos, es el caso de Honduras, con remesas que representan el 27% del PBI, y también de El Salvador (24%), Nicaragua (18%) o Guatemala (14%).
Según los técnicos de BBVA Research, las remesas representan “una transferencia entre una persona que reside en el exterior y un residente en la Argentina que no está originada en ninguna remuneración, laboral o de otra clase. En el balance de pagos se registran en la categoría denominada ‘ingreso secundario’ y están claramente asociadas a la ayuda familiar”.
Las estadísticas miden ingresos y egresos de dinero y no arrojan precisiones sobre el detalle de esos movimientos. Desde BBVA Research sugieren que en medio de los argentinos que viven en el exterior y tienen posibilidades de ayudar a sus familias enviándole dólares o euros, también puede mezclarse algo de argentinos que ganan dinero afuera, física o virtualmente y la ingresan en negro, a través de remesas. Si el trabajo es en blanco, el dinero llega al país por otras vías.
Por otra parte, los residentes en la Argentina que reciben remesas categorizadas como ayuda familiar desde el exterior lo hacen en sus cuentas en dólares, sin necesidad de pesificar los fondos al tipo de cambio oficial, tal como ocurre en otra clase de transferencias en virtud de las restricciones cambiarias. No obstante, la reglamentación pone topes para su recepción de 2.000 dólares por mes.
Al mismo tiempo en que la Argentina modificó su rol frente a las remesas y que las trabas cambiarias para entrar y sacar se hacen más firmes, la tecnología empieza a jugar un papel relevante. Las remesas no se limitan al mundo de la banca tradicional y abordan otros mecanismos, tales como el blockchain. “Al enviar ciertas criptomonedas, stablecoins o cualquier activo tokenizado, se pueden realizar transacciones sin fronteras de manera segura mediante blockchain públicas y transparentes. Los usuarios cada vez se amigan más con la tecnología y vamos en camino hacia una operación descentralizada”, señaló Leo Elduayen, CEO de Koibanx, una plataforma financiera regional.
Un informe del Banco Mundial señala que en 2022 el ingreso de remesas por ayuda familiar en América Latina y el Caribe creció casi un 10% y totalizó USD 142.000 millones. El organismo multilateral señaló al respecto: “Las remesas son una fuente esencial de ingresos para los hogares de los países de ingreso bajo y mediano. Alivian la pobreza y mejoran los resultados nutricionales. Los estudios indican que las remesas ayudan a los hogares receptores a fortalecer su resiliencia, por ejemplo a través del financiamiento de una vivienda más adecuada, y les permiten afrontar las pérdidas después de un desastre”.
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