La puesta en marcha del gasoducto Néstor Kirchner no sólo le generó un alivio importante al Gobierno en términos de los dólares por importaciones de energía que no tendrá que desembolsar, sino también a los industriales, que esperan contar con un poco más de margen a la hora de requerir insumos para la producción provenientes del exterior. Si bien la sequía complicó igualmente el escenario de divisas, la cuestión energética está más encaminada, por menores precios y por este gasoducto que ya ayer comenzó a llenarse.
Mediante esta obra, podrá transportarse gas desde la planta de Tratayén, en Vaca Muerta, hasta la localidad de Salliqueló, en la provincia de Buenos Aires. Se trata del primer tramo de este gasoducto que apunta a “dar vuelta la balanza energética del país y comenzar a no necesitar importaciones energéticas y exportar”, según afirmó la secretaria de Energía, Flavia Royón. De acuerdo con los cálculos oficiales, esta primera etapa va a permitir un ahorro de USD 1.700 millones hasta fin de año, mientras que en 2024, que va a estar todo el año operativa, ese ahorro ascenderá a USD 4.000 millones.
“Cuando se realice el segundo tramo del gasoducto, en el que se inyectarán otros 29 millones de metros cúbicos diarios, ahí sí habrá un cambio notable durante el invierno” (Carnicer)
“El impacto es increíble. El país no va a necesitar importaciones de envergadura. Se va a poder comprar GNL (a través de barcos) para algunos picos de invierno, compras puntuales, pero no se va a necesitar de bloques de barcos importantes. Sergio Massa puso como prioridad la red de gasoductos”, agregó Royón.
Consultado al respecto, el director del Instituto de Energía de la Universidad Austral, Roberto Carciner, remarcó a Infobae que se inyectarán 10 millones de metros cúbicos diarios, equivalente a 1/5 del volumen de importación de gas, fuel oil o gasoil que se realiza durante el invierno. “Esto es un eslabón dentro de un conjunto de inversiones que la Argentina tiene que hacer. Cuando se realice el segundo tramo del gasoducto, en el que se inyectarán otros 29 millones de metros cúbicos diarios, ahí sí habrá un cambio notable durante el invierno”, dijo el experto energético.
Según Carciner, este año el déficit oscilará entre los USD 1.500 millones y los USD 2.000 millones, cuando en 2022 trepó a los USD 6.000 millones por los altos precios internacionales a raíz de la invasión rusa a Ucrania. El año pasado, el gas llegó a valer USD 40/millón de BTU, y hoy cuesta 20 dólares.
Que el gasoducto Néstor Kirchner comience a operar fue muy bien recibido por los industriales, que el año pasado sufrieron enormes restricciones en materia de importaciones a raíz de las necesidades energéticas, agravadas por la disparada del precio por la guerra. Si bien el escenario actual lejos está de ser la panacea (porque los precios bajaron y se avanzó con la obra del gasoducto, pero llegó la sequía), por lo menos les da a los industriales algo más de oxígeno para los próximos meses.
“Desde la UIA valoramos dos cosas: en primer lugar, cualquier ahorro de divisas es importante, y además se puede afectar, en la medida en que sea necesario, a la importación de insumos con el fin de que no se pare la industria”, aseguró a este medio el presidente de la entidad, Daniel Funes de Rioja.
El dirigente reconoció que esta situación de la falta de divisas y las demoras en la aprobación de las SIRAs “está generando tensiones, no sólo desde el punta de vista de la ansiedad del mercado interno, sino también del exterior, porque aquellos que exportan también tienen dudas sobre si la Argentina podrá cumplir con sus compromisos”.
“Creo que este ahorro en materia de energía contribuye a despejar las expectativas en la materia”, aclaró.
De todos modos, otras fuentes de la UIA señalaron que las ventajas del gasoducto ya estaban descontadas, pero llegó la sequía y el escenario de escasez de divisas es igualmente crítico. Las miradas están ahora puestas en lo que suceda con el Fondo Monetario Internacional (FMI), con el que Massa negocia un adelantamiento de los desembolsos. Hoy y mañana el Gobierno debe concretar dos pagos al organismo (USD 921 millones el miércoles y otros USD 1.779 millones el jueves), pero trascendió que realizaría un pago parcial mientras continúan las negociaciones por el otro objetivo.
“Ahora, lo que más se juega es lo que pase con el FMI; si le dan al país los desembolsos enteros del año o no. Porque si adelantan una parte, el Fondo no va a permitir usarlos para intervenir en el mercado, pero sí para darle dólares a los importadores. Eso lo van a ver bien”, dijo una fuente de la entidad, al tiempo que recordó que las regulaciones impuestas en materia de importaciones a mediados de 2022 para poder pagar la energía cara complicó severamente la producción y recalentó la inflación.
Después de varios meses de importaciones que oscilaron entre USD 5.000 millones y UDS 6.000 millones –monto que, según el acuerdo, es acorde al nivel de actividad–, en mayo volvieron a escalar y se ubicaron en unos USD 7.200 millones, según fuentes oficiales. Se trató, agregaron, de un mes particular debido a las importaciones temporarias de soja debido a la falta de la oleaginosa para la molienda.
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