La recta final de junio encontrará al equipo económico con una meta principal en la agenda, que será el cierre de una negociación técnica con el Fondo Monetario Internacional que se extendió ya por más de dos meses. En ella, todavía no terminó de definir, más allá de algunos indicios, cuántos dólares enviará el organismo, bajo qué condiciones y qué utilidad podrá darles el Ministerio de Economía para afrontar presiones cambiarias.
El horizonte de las conversaciones con el staff del FMI se fue acercando a las fechas claves, que hace algunas semanas parecían todavía lejanas. Este miércoles y jueves son las fechas previstas por la hoja de ruta del programa con el organismo para ejecutar el pago del vencimiento más oneroso del trimestre, de USD 921 millones el miércoles y de USD 1779 millones el jueves.
Fuentes oficiales dejaron saber que como la negociación todavía está abierta no habrá un pago completo de esas obligaciones sino que se hará un abono parcial -trascendió que serían USD 1700 millones, coincidente con el segundo tramo de ese vencimiento, aunque no fue confirmado por Economía- y que el resto se cancelaría a fin de mes.
Para ese entonces Sergio Massa espera ya tener cerrado un consenso técnico con el staff del organismo que deje por escrito cómo serán los nuevos bordes por los que se moverá la política económica del Gobierno en los próximos meses respecto a la obligación de acumular reservas, el recorte del déficit primario y el límite a la emisión monetaria. Y, más importante aún, cómo quedará reformateado el sendero de desembolsos y pagos de los Derechos Especiales de Giro (DEG) que restan transferir desde Washington a Buenos Aires.
Son en total USD 14.000 millones entre los envíos previstos para lo que resta de 2023 y la porción menor que corresponde a 2024, año en que, en el calendario original, debían desembolsarse USD 3.200 millones. Según había transcendido, los giros por anticipado que podría conceder el Fondo Monetario tendrían dos fechas de referencia: junio y septiembre.
La persistencia de la línea abierta entre la capital argentina y la norteamericana, por ahora de manera virtual en conversaciones que encabezan los dos laderos de Massa en la relación con el FMI -que son el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur, cuyo despacho en el quinto piso del Palacio de Hacienda, pegado al del ministro de Economía, funciona como búnker de negociación- estiró la definición sobre qué día el ida y vuelta pasará a la instancia presencial.
Será esa una pista firme sobre el avance final del toma y daca. En un principio se especuló con un viaje de los funcionarios a fines de la semana pasada, esa versión perdió fuerza con las horas en favor de este mismo lunes como día del vuelo, pero finalmente quedó sin fecha. “Viajan cuando terminen las conversaciones virtuales”, se limitaron a explicar en las últimas horas desde Economía.
La demora en la definición estira los plazos más allá de fin de mes para contar con el desembolso del Fondo Monetario. Tradicionalmente, una vez que se consigue un el acuerdo técnico con el staff, ese equipo demora un par de semanas para elaborar el informe que será elevado al directorio, que es a fin de cuentas en órgano que tomará la decisión final.
Quienes conocen la dinámica interna del FMI aseguran que un apretón de manos con el staff implica, de manera implícita, un visto bueno del directorio, cuyas sillas son ocupadas por los principales accionistas del Fondo y que tienen una componente mucho más político a la hora de levantar la mano en una votación. La posición que tenga Estados Unidos, único país con poder de veto en el directorio, terminará por ser decisiva en esa compulsa.
En ese marco, este jueves se conocerá el dato de déficit primario del sector público, uno de los números que el FMI sigue de cerca. De acuerdo a estimaciones privadas, el ritmo de gasto público fue en el quinto mes del año inferior a la variación de la inflación, por lo que tuvo en términos prácticos una caída real.
Así lo indicó un informe de la consultora Analytica, que sigue los datos del presupuesto abierto, que incluyen el gasto devengado, a diferencia de la información que publica de manera mensual la Secretaría de Hacienda -se conocerá la semana próxima-, que incluye el gasto base caja. Esa distinción hace que no se tenga en cuenta, por ejemplo, la deuda flotante o pagos atrasados.
Según Analytica, en mayo el gasto real devengado sin estacionalidad cayó $33.351 millones (-1,4%) respecto a abril mientras que en su comparación interanual, el gasto real se redujo en un 12,8 por ciento, indicaron. Además, detallaron que si se excluyera de la cuenta el gasto en subsidios energéticos, la variación sería del 15,3 por ciento.
“Estimamos que durante mayo los ingresos fiscales siguieron cayendo en términos reales afectados por una menor recaudación asociada al comercio exterior a pesar de que en el mes incidió positivamente lo recaudado por retenciones a partir de la vigencia del dólar soja”, estimó por su parte LCG.
“Entendemos que el gasto siguió acompañando esta dinámica, intentando reflejar cierto compromiso con la convergencia acordada con el FMI. Nuestra estimación para mayo indica un ajuste en torno al 10% anual medido en términos reales. No obstante esto, el déficit primario superaría los $250.000 millones, lo que implicará acumular un rojo de 0,7% del PBI en 5 meses del año”, consideró esa consultora.
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