La reciente activación del swap o canje de monedas entre el Banco Central argentino (BCRA) y el Banco Popular Chino, como la potencia asiática llama a su Banco Central, implica una situación de win-win (ganancia a varias puntas) para el régimen chino pero costos y riesgos para la Argentina, dice Ecolatina.
En un estudio publicado este domingo, la consultora que fundara en 1975 el exministro de Economía Roberto Lavagna y que durante un tiempo encabezó su hijo, Marco Lavagna, hoy director del Indec y miembro del equipo económico, plantea “los costos y riesgos asociados” a la reciente activación, por el equivalente a otros USD 5.000 millones del acuerdo entre los Bancos Centrales y afirma: “Las consecuencias de los diferentes usos y aplicaciones del swap son las relativamente elevadas y desconocidas tasas de interés que deben abonarse a posteriori -por caso, en diciembre de 2015 la tasa vigente era Shibor + 400 puntos básicos”.
El informe explica que la Shibor es la tasa de referencia de la política monetaria del BPC (el Banco Central chino) y que, como contrapartida, “y si bien la información no es de índole pública, existen dos riesgos asociados”, a saber:
Sobre el préstamo de USD 10.000 millones, se incurriría en una salida extra de divisas próxima a los USD 300 M
-Riesgo de tasa: “La activación implica endeudarse a una tasa con un componente variable Shibor, lo que implica estar sujeto a subidas repentinas por decisiones del BPC. De todos modos, observa respecto de esa tasa, “la buena noticia es que viene retrocediendo y ya acumula una caída 0,3 puntos porcentuales en 2023, ubicándose en la zona de 2,5% anual”.
-Riesgo cambiario: “Como cualquier endeudamiento en moneda extranjera, eventuales apreciaciones en la divisa en cuya deuda se incurre implica un peso mayor de los compromisos asumidos”, dice un pasaje. En ese sentido, refiere, la cotización del futuro del yuan o renminbi para junio 202 es actualmente de 6,9 yuanes por dólar, “lo que implica una apreciación del 2,6 por ciento”.
¿Qué quiere decir esto? “Que, sobre el préstamo de USD 10.000 millones, se incurriría en una salida extra de divisas próxima a los USD 300 millones” y que “el crawling peg y eventuales saltos disruptivos del tipo de cambio implicarían un peso mayor en la posición deudora del país”, responde el estudio.
En cuanto a las “implicancias” para China, prosigue Ecolatina, “teniendo en cuenta que las importaciones realizadas por Argentina desde China cayeron durante el primer cuatrimestre un 27% i.a., la oportunidad para el país asiático se presenta como un win-win: revitaliza el comercio bilateral, abona a un objetivo más general en la difusión del yuan y gana influencia en la región. Además, medidas de este estilo permitirían aliviar las operaciones de las empresas de origen asiático que se encuentran operando en el mercado local”.
Ganas de caja desesperadas
En contrapartida, “desde el punto de vista de Argentina, la activación del swap (así como la potencial llegada de las inversiones anunciadas) le permite al Gobierno obtener aire en la compleja coyuntura de escasez de divisas que se encuentra transitando: la activación le permite al BCRA otorgar yuanes a importadores que antes no estaban disponibles, “liberando” divisas para otros fines”, explica el informe. Y en segundo lugar, como las compras externas de origen chino explican el 20% de las importaciones argentinas, la utilización del yuan aliviaría las restricciones a las importaciones “en un volumen para nada despreciable” afectaría positivamente el nivel de actividad, dice Ecolatina.
El informe destaca el creciente peso chino en la economía mundial con algunos datos. Por ejemplo, mientras en 2001 China concentraba el 4% del comercio mundial, en 2022 la relación llegó al 14,5%, mientras en el mismo lapso el PBI chino, medido a paridad de poder adquisitivo, pasó de 6,8 a cerca del 20% y las inversiones chinas en el extranjero pasaron de 5,3% al 11,2% de la inversión externa mundial.
“La creciente relevancia en los mercados internacionales, las disputas abiertas con EEUU y la paulatina construcción de intereses en diversas regiones derivó en un set de herramientas financieras tendientes a ganar influencia en el tablero geopolítico, asegurar la consistencia de los flujos comerciales y conseguir una mayor difusión del Yuan (renminbi) como moneda de intercambio”, explica Ecolatina. Eso hizo, prosigue, que China se inmiscuyera más en cuestiones financieras y montara “un nuevo sistema de préstamos internacionales de rescate que suelen dirigirse a países con un elevado estrés tanto en su balanza de pagos como en sus reservas internacionales y sin acceso al crédito internacional”. Esto es una descripción casi perfecta de la actual situación financiera de la Argentina, bajo el gobierno de Alberto Fernández y Cristina Kirchner.
No se lo cuentes a nadie
Ese sistema de “rescates”, que atiende preferentemente a países que se pliegan a su iniciativa de la “Franja y la ruta”, dice Ecolatina, incluye una altísima dosis de secreto. “Las características de sus múltiples operaciones es que resaltan por su opacidad -son generalmente confidenciales- y tienen una relativa elevada tasa de interés con relación a otras fuentes”, como entes multilaterales y el mercado de capitales.
Precisamente en ese molde, explica el estudio, “se insertó la búsqueda del Gobierno por ampliar la activación del swap de monedas con China. La estrategia forma parte de una batería de medidas que procuran hacer frente a un escenario de extrema fragilidad cambiaria, con las reservas netas del BCRA negativas en cerca de USD 1.600 M, limitando cada vez más la capacidad del Gobierno de evitar una devaluación desordenada en los próximos meses frente a la ausencia de fuentes de financiamiento alternativas.
Fuerte desbalance comercial
Por último, el estudio destaca el fuerte desbalance del intercambio comercial de la Argentina con China, con un saldo “crecientemente deficitario, que solo en 10 de los últimos 33 años arrojó un saldo positivo para el país y que desde 2008 se encuentra en un firme terreno negativo y trepó a USD 9.600 M durante 2022, el más elevado en toda la historia”.
De hecho, como recientemente precisó Infobae, desde 2008 hasta abril pasado la Argentina acumuló un déficit comercial de USD 76.800 millones en el comercio con China y el saldo bilateral en rojo superará largamente los USD 80.000 millones hacia fines de este año.
Debido a este mayor acercamiento, el flujo comercial (importaciones + exportaciones) argentino está cada vez más concentrado. “En el 2000 China representó sólo 4% y en la actualidad ya explica el 15% de nuestro intercambio de bienes”, destaca Ecolatina, amén del estrechamiento de los lazos financieros y la dependencia para el financiamiento de obras como las represas patagónicas (ambas en morosa construcción en Santa Cruz), en el sector transporte (el ejemplo allí es la remodelación del Belgrano Cargas, iniciada en 2014), el alimenticio (el informe destaca la compra por parte de capitales chinos de las cerealeras Nidera y Noble Group) e incluso otros, como los mineros y de telecomunicaciones.
En ese punto es que el informe llega a la conformación de la línea de swap o canje de monedas (denominación eufemística, porque en realidad es endeudamiento argentino con China), recapitula su historia y explica su mecanismo.
“El BCRA registra los yuanes en su activo (aumenta las reservas) y en su pasivo (no son propios). Es por esto que suelen restarse para calcular las “reservas netas”. No obstante, los renminbis no son de libre disponibilidad. Su uso requiere previamente de una “activación” que debe acordarse con el BPC. En este sentido, si el BCRA utiliza los yuanes (o los canjea por dólares), al término del contrato -generalmente al año- debe devolverlos, abonando un interés. La utilización del monto negociado impacta en ambos lados de la hoja de balance del BCRA: cae tanto el activo vía menores reservas (pago de importaciones) y el pasivo vía menor Base Monetaria (se absorben pesos que venden los importadores a cambio de yuanes), disminuyendo como consecuencia tanto las reservas brutas como las netas.
Pero calcular esos efectos es engorroso y difícil. “La dificultad para realizar un monitoreo pormenorizado de su utilización radica en que no existen datos públicos con los detalles de estas operaciones, producto de la confidencialidad de los acuerdos. No obstante, todo indica, según trascendidos, que las aprobaciones de SIRAs cuyas importaciones se realicen en yuanes cobraron un carácter más fluido desde la negociación del nuevo acuerdo”, dice un pasaje del informe de Ecolatina.
De hecho, como ya informó Infobae, según los datos que se difundieron hasta ahora, el principal sector beneficiado han sido las armadurías fueguinas, que compran en buena medida partes y bienes electrónicos de China.
La novedad de las recientes negociaciones, concluye el informe, es que permitirán el pago de importaciones en yuanes “y funcionarán en la práctica como un crédito comercial”.
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