El calendario electoral inició este mes, cuando debe darse el primer paso hasta el sábado 24 en la definición de candidatos con la inscripción de las alianzas políticas para las PASO, la cuenta regresiva. Con ello, también el balance de la situación económica que recibirá el próximo gobierno entró en temporada de inventario.
Y, por más odiosas que sean, las comparaciones son inevitables. Particularmente para una economía que repite en loop los problemas. Cepo cambiario, atraso de tarifas, desequilibrio fiscal, falta de reservas, estancamiento de la actividad, todas y cada una de esas variables son válidas para describir el estado de cosas en diciembre de 2015 y también el que heredará, ocho años más tarde, el próximo gobierno en diciembre de este año. En ese marco, parece válido el planteo respecto a si esa herencia es más, menos o igual de pesada que lo que fue en ese entonces.
“La administración que asuma en diciembre en 2023 se enfrentará con problemas similares a los que existían en 2015, algunos agravados, otros morigerados”, advierte, a modo de introducción, el instituto económico de la Fundación Mediterránea, el Ieral.
La administración que asuma en diciembre en 2023 se enfrentará con problemas similares a los que existían en 2015, algunos agravados, otros morigerados (Ieral)
El nivel de reservas, la variable más crítica que determina el margen de acción apenas asuma la nueva administración, se encontrará, en el mejor de los casos, en niveles similares a los de hace ocho años. Esto es, sin reservas. En rigor, la situación actual luce más que preocupante.
El consenso de analistas del mercado proyecta las reservas netas en terreno negativo por una cifra que oscila entre USD 1.000 y USD 2.000 millones, mientras que también las reservas brutas retrocedieron a niveles críticos, por debajo de los USD 32.500 millones. Si, tal como dejó trascender, antes de fin de mes el Gobierno desembolsa unos USD 1,600 millones para un pago al Fondo Monetario, la cifra se aproximaría a la barrera de los USD 30.000 millones.
Tal vez la negociación en curso con el FMI alivie esa situación, pero lo cierto es que no habrá, para diciembre, una diferencia sustancial, sino que desde el organismo de crédito multilateral se espera que apenas lleguen dólares para permitir un tránsito hacia las elecciones lo menos turbulento posible.
La ausencia de reservas se traduce en lo que el Ieral denomina importaciones “rezagadas” y exportaciones “adelantadas”
La ausencia de reservas se traduce en lo que el Ieral denomina importaciones “rezagadas” y exportaciones “adelantadas”. Es decir, compras al exterior que no se hacen o, si se hacen, acumulan deuda comercial -en el último año habría aumentado unos USD 12.000 millones- mientras que las ventas externas fueron liquidadas en gran medida de antemano tanto para cobrar impuestos como para mejorar el flujo de ingreso de divisas (la implementación del dólar soja en sus diferentes versiones.
Respecto del tipo de cambio, también se verifica un atraso, pero es menor aunque es mayor la brecha cambiaria.
Pero lo más grave de la herencia, y sin duda la comparación más punzante, es la velocidad con la que aumentan los precios. “En 2023, la inflación será al menos 4 veces mayor que en 2015″, dice el análisis del instituto económico. Sin medición oficial, la inflación se ubicó en torno a 25% en 2015 según índices alternativos. Este año, el presidente Alberto Fernández se encamina a entregar la economía con una tasa anual cercana a 150% según las proyecciones privadas más recientes publicadas por el Banco Central, las cuales marcaron una aceleración de más de 20 puntos porcentuales respecto de las previsiones del mes previo.
Con ello, los indicadores sociales también han empeorado notoriamente, con el salto -pandemia y estancamiento económico mediante- de al menos 10 puntos porcentuales en la tasa de la pobreza. El poder adquisitivo o evolución del salario real resulta en otro punto determinante en el que 2023 presenta un desafío mucho mayor al de 2015. “El aspecto relevante para delinear lo esperable con el salario real tanto en lo que resta de 2023 como en 2024, es el nivel que tendrá la tasa de inflación. En la baja de la tasa de inflación se centra hoy la expectativa de una mejora económica que llegue al bolsillo”, sostuvo el Iaraf, en otro estudio en el que analizó contextos de las últimas cinco elecciones.
En la baja de la tasa de inflación se centra hoy la expectativa de una mejora económica que llegue al bolsillo (Iaraf)
El riesgo país también es ahora 4 veces mayor, así como el peso de la deuda, con lo que el reingreso a los mercados de deuda resultará más lento que en aquella oportunidad.
Los números más robustos
Entre los números de la economía que, al menos por ahora, lucen algo más robustos se puede contar el déficit fiscal, que, si bien será alto, tal vez sea menor que en aquel año.
Lo mismo con las tarifas, que si bien se encuentran rezagadas, la actualización forzada que debió llevar adelante el ministro de Economía, Sergio Massa, evitó el atraso extremo en el que se encontraban en 2015.
“A la precariedad de las variables económicas se agrega el hecho de que los años con elecciones de presidente y gobernadores nunca fueron fáciles. Prevalece la incertidumbre sobre la agenda del gobierno que resulte electo, pero también sobre las decisiones de la gestión saliente, ya que aumentan los incentivos para medidas oportunistas e insostenibles”, advirtió el Ieral.
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