El Banco Central quedó con saldo negativo de intervención por segunda día consecutivo, profundizando las ventas en el mercado para evitar que suba el tipo de cambio oficial. La tendencia negativa profundizó la caída de reservas y también la capacidad de intervención en el mercado para que no se disparen los dólares financieros y la brecha cambiaria. Las reservas sintieron el golpe: solo ayer cayeron USD 147 millones y quedaron en USD 32.722 millones, con pronóstico a la baja.
Esta racha negativa coincide con la finalización del dólar soja 3, que aceleró las liquidaciones de divisas del complejo cerealero entre mediados de abril y fines de mayo. Sin embargo, ahora no hay incentivos para que los productores vendan, más allá de lo que se necesita estrictamente para pagar salarios y mantener el negocio funcionando.
El BCRA cerró ayer con saldo vendedor de USD 76 millones y en los dos primeros días de la semana ya acumula un saldo negativo de USD 124 millones. Las reservas caen más, porque se contabilizan también los pagos de deuda y otras obligaciones en dólares. A fines de esta semana, además, tendrá que girarle USD 160 millones a Córdoba para que haga frente al vencimiento de capital de un bono, luego de la decisión de la Justicia de dar lugar al amparo presentado por la provincia. El Banco Central había dispuesto la semana pasada que las provincias deben refinanciar el 60% de los vencimientos de deuda o saldarlos con fondos propios, tal como sucede desde 2020 con las empresas.
La estimación de analistas y bancos es que al Gobierno le quedan unos USD 5.500 millones todavía para aplicar a defender los distintos tipos de cambio y que la brecha no pase del 100%. Es lo que viene haciendo en los últimos meses, tanto a través de las intervenciones en el mercado oficial como con la compra y venta de bonos para mantener a raya tanto el contado con liquidación y el dólar MEP.
El objetivo de Sergio Massa es llegar sin sobresaltos a las PASO, mientras sigue negociando con el FMI. Por lo pronto, la mayor estabilidad cambiaria ayudó a moderar parcialmente la inflación. Según el índice de precios porteño la suba de mayo fue de 7,5%, cuando en la previa se pronosticaba que podría llegar al 10%. Se espera que la inflación nacional, que el INDEC publicará la semana próxima, se ubique debajo del 9%. Y la expectativa es que baje otro escalón en junio, siempre y cuando no haya sorpresas con los distintos tipos de cambio.
Las próximas semanas serán cruciales, ya que el ministro de Economía viajará a Washington este mes para definir un acuerdo con el FMI, que incluya nuevas metas, pero sobre todo un esquema de desembolsos más rápidos.
El objetivo es recibir los casi USD 11.000 millones previsto para el tercer y cuarto trimestre antes de fin de junio. Eso le daría al Banco Central un amplio poder de fuego para evitar nuevos sobresaltos cambiarios. Al mismo tiempo, también se enfrentaría el repago al FMI de fin de mes sin sobresaltos (alrededor de USD 4.200 millones).
Además, el 9 de julio hay que pagar USD 1.000 millones de intereses de bonos dolarizados, que sería el último vencimiento importante de la administración de Alberto Fernández. Sin dinero fresco del Fondo se volvería cuesta arriba enfrentar este pago y al mismo tiempo contar con recursos para intervenir en el mercado.
Desde la oposición presionan para que el FMI mantenga el actual cronograma de vencimientos, sin adelantar desembolsos. El diputado Ricardo López Murphy, precandidato además a jefe de Gobierno por Juntos por el Cambio, aseguró que adelantar esos recursos “solo postergaría el sinceramiento de la economía, tal como viene haciendo el Gobierno en los últimos años con los resultados ya conocidos”.
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