Fue el edificio de la familia del prestigioso doctor cirujano e investigador Enrique Finochietto, una joya arquitectónica porteña cercana a Retiro donde hay algunos departamentos actualmente en venta.
La construcción data de 1921. Nació con destino de rentas, pero en 1957 se empezaron a vender sus distintas unidades. Finochietto, de quien se estima que habría nacido en 1881 y se sabe que falleció falleció en 1948 y habitó en el cuarto piso.
La supervisión y proyección de la construcción fue realizada por el ingeniero Carlos Posadas y su fachada de corte francés se diseñó en estilo Haussmann del siglo XIX, por el barón Georges-Eugène Haussmann, quien renovó el dibujo urbano de París con edificios que se pintaban en color crema con techos altos y paredes gruesas; remataban con el techo abuhardillado que alberga pequeñas habitaciones en el ático, tradicionalmente utilizadas como cuartos de servicio, y pequeñas ventanas.
En edificio está ubicado en el 1322 de la calle Suipacha. Adrián Pignatelli, periodista y divulgador de temas históricos quien escribe en Infobae contó que el cirujano fue un verdadero innovador. “Diseñó cerca de 70 instrumentos quirúrgicos que hasta hoy se usan (uno de ellos es la famosa luz en la frente del médico). Pero sus inventos son geniales. Y para diseñarlos bien antes fue a aprender dibujo”.
Se hizo cargo, además, del hospital que los residentes argentinos abrieron en París durante la Primera Guerra Mundial y recibió de Francia la máxima condecoración que se la da un civil. Infobae citó su historia en el 75 aniversario de su fallecimiento: Enrique Finochietto: la vida ejemplar del genial cirujano y maestro que hasta mereció un tango.
“Impuso, en el hospital, los viernes de Finochietto: reunía a sus alumnos cirujanos y les daba clase. Son de esos médicos entregados de lleno a su profesión, muy dedicados”, comentó Pignatelli.
Era soltero y solía ir al cabaret Chantecler, en Paraná al 400, casi Corrientes. Le gustaba el tango e ir a escuchar a un joven Julio de Caro. Una noche, mientras cenaba, De Caro le dijo que uno de sus músicos estaba desesperado porque su mujer estaba mal. “El dejó todo y pidió ir a verla. Esa misma noche la operó y le salvó la vida. En homenaje Julio de Caro compuso el tango Buen amigo. Cuando el Príncipe de Gales (futuro rey de Gran Bretaña) vino al país en 1931 escuchó ese tango y parece que le encantó, porque se lo pedía a todas las orquestas”, relató Pignatelli.
En 1922 Finochietto presidió la Sociedad de Cirugía de Buenos Aires y el Quinto Congreso Argentino de Cirugía. La Academia Nacional de Medicina lo designó en 1934 Miembro Honorario. Con su hermano y sus discípulos publicó 11 tomos de la Técnica Quirúrgica, obra que quedó inconclusa.
El edificio conserva su puerta principal y la del hall originales así como sus escaleras de mármol y su ascensor de madera con trabajos ebanistería
El 19 de marzo de 1947, sufrió un episodio cerebral del que no se recuperó, hasta su fallecimiento, el 17 de febrero de 1948.
Declaración de patrimonio histórico
En el frente de la fachada del edificio hay una placa de homenajea a Finochietto: lo recuerda como residente del edificio de 4 pisos. Lograr que se transforme en una propiedad con protección histórica demandó una ardua labor que impulsó una vecina que reside allí: Marcela Ashley.
“Cuando compré en 1999 la unidad funcional 10 en el Piso 4 donde vivo ahora me deslumbró la vivienda: cuando pasé el umbral de lo que es hoy mi departamento y vi los techos de más de 5 metros de altura, las arcadas de madera, los vitraux, las molduras en los cielorrasos y en las paredes, los pisos de roble de Eslavonia, de mármol y los dameros. Todo era muy señorial y formal. Era todo lo que me gustaba, siendo tan joven. Venía de vivir en París y Londres y estaba buscando un edificio francés de época”, contó a Infobae.
Tal fue el enamoramiento que Marcela quería restaurar el edificio entero y protegerlo de cualquier intervención o demolición posible, viendo como ya habían desaparecido tantos edificios antiguos. “Algo me decía que este edificio era importante o por lo menos de alguien importante, sentía esa sensación. Fue algo inexplicable. Entonces me puse a averiguar en organismos públicos y pedí una copia del plano de obra original. Después de 6 meses me notificaron que tenía que ir a retirar la copia del plano de Suipacha 1322, fue ahí donde vi que decía a lo largo y a lo ancho: Propiedad del Dr. Enrique Finochietto. Y por curiosa me puse a investigar. Ahí encontré mucha información y me di cuenta que había dado con lo que precisaba para tramitarle una protección al edificio para que nadie lo pudiera demoler, modificar, o intervenir al menos que sea restaurado y llevarlo a su estado original”.
Así inició un camino largo que recién dio sus primeros frutos en 2011 cuando le presentaron al arquitecto Luis Grossman, director de Casco Histórico en aquel entonces. “Me acuerdo que en su despacho lo primero que hizo fue conseguir una documentación que indicaba que el edificio estaba situado en zona APH (Área de Protección Histórica) y como consecuencia tenía una Protección Cautelar, que se le otorga automáticamente a todos aquellos edificios que fueron construidos antes de 1940. Quiere decir que un inmueble solamente se puede demoler pidiendo un permiso al Gobierno de la Ciudad pero no le da una protección absoluta”, contó Marcela.
En ese trayecto fue clave la diputada de CABA Diana Martínez Barrios, del bloque del PRO y presidenta de la comisión de patrimonio de la legislatura porteña.
“Como ex docente y profesora de Biología ni bien Marcela nos propuso que ese edificio tenga una ordenanza de protección patrimonial hicimos todos los pasos necesarios. De hecho culminé mi período como diputada y afortunadamente nunca hubo objeciones de ningún partido político ya que la figura de Finochietto es muy respetada. Se realizaron todas las audiencias públicas y nadie estuvo en desacuerdo. De hecho se pudo colocar la placa en 2017 cuando mi mandato ya se había cumplido”, dijo a Infobae Martínez Barrios.
Cómo es el edificio y los departamentos
Al edificio se le hizo un hidrolavado a su fachada y se arreglaron algunas partes flojas de los balcones, molduras, entre otras tareas de restauración y cuidado. El edificio fue hecho con materiales importados en sus áreas comunes con mármoles y herrajes en escaleras. Con ascensores alemanes y estilo jaula como en los ´20.
El pasillo distribuidor que lleva a los departamentos de planta baja y a las escaleras presenta detalles arquitectónicos típicos del estilo ecléctico. Conserva candelabros y lámparas (de techo, no arañas) de época
Ashley, contó que cuando se hizo una limpieza general del sótano y partes comunes se encontró documentación y cartas originales y libros de actas del doctor Enrique Finochietto, “firmados por el mismo, habilitaciones antiguas de las distintas maquinarias que datan de 1930, fotos de personas que habían vivido en el edificio entre 1940 y 1950, y sobre todo un busto de piedra o cemento que fue rescatado por el dueño de la PB en 2001 y fue donado al consorcio”.
Tiene 10 unidades funcionales en donde se encuentran consultorios, laboratorios y viviendas más la portería en la azotea. Entre los que se venden hay un loft que puede ser para destino residencial, atelier, galería de arte, estudio profesional, entre otras posibilidades.
Esta unidad que sale USD 254.000 posee 106 metros cuadrados, desarrollado en planta baja, más 40 m2 en entrepiso, amplio ventanal con balcón francés hacia la calle Suipacha que permite la entrada de luz natural, y un espacio multipropósito al frente.
Delina Inés Salas, asesora Inmobiliaria en Coldwell Banker Seniority, dijo a Infobae que “este departamento es ecléctico con 4 ambientes que combina a la perfección la belleza clásica con las comodidades modernas. Al entrar se destacan la altura de los techos y la estructura de columnas de hierro que crean un ambiente moderno y sofisticado. A la izquierda del hall distribuidor se encuentra un gran salón que ocupa casi toda la planta, desde el ventanal a la calle hasta la cocina integrada, hacia el contrafrente. Detrás de la cocina se encuentran el baño principal y el lavadero”.
También se encuentra otro ambiente privado, con triple circulación (hacia la cocina, el lavadero y el hall de entrada). La escalera de hierro conduce a un balcón interno que permite acceder a los otros dos ambientes que dan hacia ambos lados de la propiedad, al frente, balconeando hacia al salón principal, y al contrafrente con ventanas con vidrios móviles y fijos.
“No es poco común que diferentes grupos etarios encuentran atractivos inmuebles de de arquitectura de estilos antiguos, de variadas corrientes europeas de distintas épocas. Es una vivienda para quienes saben apreciar características típicas de estos inmuebles, como la solidez de la construcción, muros anchos, techos altos, grandes aberturas de maderas nobles y que hoy cotizan alto, herrajes antiguos, vidrios biselados, vitreaux, escaleras de mármol, portones de ingreso imponentes de hierro, pisos de pinotea o roble esloveno entr otros materiales”, añadió Salas.
Allí actualmente se abonan $38.000 por expensas. Y el consorcio reemplazó algunos vidrios de los palieres y de las salas de máquinas de los ascensores que estaban rotos y se colocaron los mismos vidrios originales.
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