En una campaña electoral cuya discusión económica más frecuente es la dolarización que propone a los gritos Javier Milei, en los últimos días se conoció una alternativa menos extrema que la propuesta del candidato libertario: la “libre circulación de monedas”. Tiene en común con la dolarización la decisión de que el dólar sea moneda de curso legal en el país, pero marca fuertes diferencias en cuanto al rol del Banco Central y tiene antecedentes que, a priori, parecen menos complejos de alcanzar.
El plan de poner en marcha la libre circulación de monedas fue lanzado a la escena pública por Horacio Liendo, ex secretario de Legal y Técnica del Ministerio de Economía en los ‘90 durante la gestión de Domingo Cavallo y un funcionario clave en la elaboración del plan de convertibilidad, en particular en su andamiaje legal, ya que es abogado.
Liendo asegura que su idea ya fue conversada con distintos economistas y dirigentes políticos de la oposición y que, entre todos ellos, encontró “la mayor receptividad” al hablar con Patricia Bullrich, precandidata presidencial de Juntos por el Cambio. Sin señales claras -hasta ahora- de cuál será el sendero que encontrará el plan en la campaña, la idea ya llegó a los escritorios a los que debía llegar e ingresó en el debate.
Antes de llegar al plan de estabilización que prácticamente todos los economistas proponen, Liendo asegura que hace falta un plan de organización y de ordenamiento, que apunte más a las instituciones que a las variables económicas para “dar certezas en las reglas de juego”. Esa etapa es previa a un programa para estabilizar la economía, llámese plan Austral, convertibilidad, reducción de la inflación con acuerdo político como en Israel o cualquier otro.
La propuesta incluye libre flotación cambiaria, sin intervención alguna y la prohibición de poner a funcionar la maquinita: ni billetes
En el día 1 del plan, además del dólar circulando libremente, está la reforma de la la política monetaria. “Hace falta un Banco Central muy serio, que no sólo debe tener independencia y calidad técnica en su gestión sino que debe ser capitalizado. Hay que sanearlo y explicitar su déficit, ya que hoy computa al 100% bonos que en realidad valen 25%. El Tesoro debe capitalizarlo”, explicó Liendo a Infobae.
La principal atribución que tendría ese nuevo Banco Central es “fijar una regla para el peso y una regla para el dólar”, resume Liendo. Propone que haya libre flotación cambiaria, sin intervención alguna en el mercado de cambios y con la prohibición de poner a funcionar la maquinita: ni billetes que no son demandados ni emisión de títulos de deuda como las Leliq. Sobre el exorbitante monto de 15 billones de pesos en pasivos remunerados del Central, asegura que es viable “una transición” para retirar esos pesos que nadie demanda. “Una ley que anuncie todo esto, en una única vez, daría una señal y generaría confianza”, explicó.
¿En qué se diferencia de la convertibilidad? En que hoy los dólares no están en las reservas del Banco Central sino fuera del sistema financiero, en “el colchón” y las cajas de seguridad. Los argentinos tienen USD 270.000 millones en esas condiciones.
“Los dólares que tienen los argentinos en su poder, en la medida que su precio y su circulación sean totalmente libres, serán los que respalden al peso. Y hay muchos más de los que hacen falta. Para que la economía funcione, alcanza con que exista un circulante equivalente al 5% del PBI y la gente tiene muchos más dólares que eso”, dijo Horacio Liendo.
Algunos analistas ven en este punto los riesgos de una dolarización de hecho. Si se puede elegir entre tener pesos o tener dólares, es esperable que todos quieran cobrar en dólares y atesorarlos, al mismo tiempo que hacer la mayor cantidad de gastos posibles en pesos, lo que podría agravar la escasez de dólares y, por supuesto, hacer subir su precio. Liendo no ve el riesgo de esa reducción al mínimo de la demanda de pesos: “Hoy sería posible que todos quieran tener sus ahorros en dólares vía los dólares financieros y no ocurre”.
El modelo a seguir para Liendo es Perú, un país “que en los ‘90 tuvo hiperinflación y se tentó con la convertibilidad, pero decidió elegir otro camino, más lento pero más consistente”
“Si se sinceran las variables, va a haber una enorme expansión de la economía que reducirá el déficit fiscal. El único dólar que va a existir tendrá un valor entre el tipo de cambio oficial y el dólar libre actual. Por eso, las retenciones que cobra el Estado no se van a valuar a $250 sino mucho más alto”, agregó.
Para Liendo, el modelo a seguir es Perú, un país “que en los ‘90 tuvo hiperinflación y se tentó con la convertibilidad, pero decidió elegir otro camino, más lento, pero más consistente”.
Perú es un país muy particular en materia de política monetaria. Tras la hiperinflación, en la Constitución de 1993 prohibió expresamente que el Banco Central financie al Tesoro y estableció la independencia de sus directivos. El banquero central peruano, Julio Velarde Flores, ejerce su cargo desde 2006 y fue ratificado en su cargo sucesivamente por gobiernos de diferente signo político.
La constante inestabilidad institucional de Perú, con gobiernos desplazados por corrupción y presidentes en prisión, no afectó al Banco Central que cumplió su cometido esencial: desde entonces la inflación de Perú siempre fue de un dígito, aún en la pandemia.
¿En qué se diferencia de la dolarización que pregona Milei? Más allá del exabrupto de campaña de “dinamitar” el Banco Central que vocifera el candidato, el plan libertario propone reducir su rol a la supervisión de los bancos, según explicó la economista Diana Mondino.
No obstante, en la plataforma de La Libertad Avanza se menciona para mediano plazo el esquema conocido como “banca Simons”, una idea sin antecedentes concretos que prevé 100% de encaje para los depósitos a las vista y ahorros canalizados únicamente en el mercado de capitales. En ese plan, los bancos no podrían dar préstamos en base al dinero depositado.
En la plataforma de La Libertad Avanza se menciona para mediano plazo el esquema conocido como “banca Simons”, una idea sin antecedentes concretos que prevé 100% de encaje
A la vez, el plan Milei presume que en algún momento haya un “rescate” de los pesos para quitarlos de la escena y reemplazarlos por los preciados billetes verdes. “Para conseguir eso hacen falta USD 45.000 millones que la Argentina no tiene. Para juntarlos debería endeudarse y eso nos dejaría en una situación similar a economías dolarizadas como la de Ecuador, con exposición a los shocks externos”, concluyó Horacio Liendo.
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