Javier Milei es el abanderado de la dolarización de la economía, una propuesta que genera entusiasmo en algunos, pero también hay muchos escépticos por las dificultades de implementación. Otra de las alternativas que circulan en la oposición, y más específicamente entre los candidatos de Juntos por el Cambio, es explorar la posibilidad de avanzar hacia un esquema de “libre circulación” de monedas.
Quienes defienden esta alternativa indican que el objetivo es adaptar lo que ya ocurre en la realidad, considerando que el público se encuentra altamente dolarizado y que los pesos son aplicados esencialmente para transacciones. Sin embargo, la nueva propuesta agregaría la posibilidad de efectuar toda clase de pagos, aún los cotidianos, también en dólares o incluso en otras monedas.
Esto es algo mucho más habitual en Latinoamérica que los esquemas de dolarización, que rige en Ecuador y en algunos países centroamericanos como Panamá. En cambio, países como Uruguay, Paraguay y Perú han conseguido la convivencia pacífica y legal de sus propias monedas y el dólar. Es habitual, por ejemplo pagar en un restaurant uruguayo en dólares o hacer compras también pagando con divisas.
La estabilidad de estos países, sin embargo, provocó que con el paso del tiempo las monedas locales se fueran imponiendo al dólar, que queda reservado sobre todo a los pagos de turistas que no quieren o no poseen tarjeta.
La libre circulación del dólar implicaría la posibilidad de realizar cualquier transacción en esa moneda, incluyendo pago de salarios y de impuestos. También se prohibiría al Banco Central que emita y que contraiga deuda, con el objetivo de promover un fortalecimiento del peso y que no sea totalmente desplazado
La propuesta de permitir la libre circulación de monedas es impulsada sobre todo por Patricia Bullrich, precandidata presidencial de Juntos por el Cambio, y por su economista de referencia, Luciano Laspina. Pero también es un modelo que mira de cerca Horacio Rodríguez Larreta y su grupo de economistas, que encabezan Hernán Lacunza y Guido Sandleris.
Quien está trabajando en el andamiaje legal para que varias monedas puedan tener curso legal en el país es Horacio Liendo, abogado y uno de los funcionarios que acompañó más de cerca a Domingo Cavallo cuando instauró la Convertibilidad en 1991.
“Ahora no es posible volver a un esquema como el de hace 30 años, porque lo primero que precisás es reservar. A lo que apunta es que la gente que ahorra en dólares, tanto dentro del país como del exterior, tenga muchas más facilidades para usarlo cotidianamente”, resume Liendo.
Además, también se autorizaría a pagar sueldos o impuestos en dólares, a libre elección de cada individuo. “Que el dólar pase a tener curso legal en la Argentina implica eliminar totalmente el control de cambios, igual que la aplicación de la ley Penal Cambiaria”, agrega Liendo.
Los detractores de esta propuesta, o al menos quienes ponen reparos, indican que conlleva un gran peligro: una abrupta caída de la demanda de pesos, ya que la moneda sería casi totalmente reemplazado por el dólar u otras monedas. Esto implica, en un extremo, que la inflación en moneda local podría trepar significativamente, incluso no descartan una hiperinflación.
La manera de hacer frente a este peligro, explican quienes trabajan en la propuesta, es establecer una serie de reglas, especialmente desde el punto de vista monetaria y de funcionamiento del Banco Central.
No se trata de nada demasiado novedoso ni original. Permitir la libre circulación del dólar pero sin la desaparición del peso implicaría un gran esfuerzo en mantener una férrea conducta fiscal. Al mismo tiempo, al Central se le prohibiría financiar con emisión monetaria al Tesoro y tampoco podría endeudarse.
Si esto sucede, entonces lo más probable es que la gente prefiera tener pesos en vez de dólares a la hora de ahorrar y de transaccionar, algo que hoy luce demasiado lejano.
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