Después de una larga y emocionante travesía por los enredados manejos del mundo corporativo, la aclamada serie de HBO Succession ha llegado a su deslumbrante conclusión el pasado 28 de mayo. A lo largo de sus cautivadoras temporadas, esta producción ha sabido atar a la audiencia a las pantallas al pintar un retrato despiadado pero fascinante de la lucha por el poder y el control dentro de una familia multimillonaria. Sin embargo, a pesar de su excelencia y poder narrativo, no podemos obviar que existen ciertos detalles que desafían la realidad y la verosimilitud del mundo empresarial que retrata.
Desde su estreno, Succession ha llevado a los espectadores en un vertiginoso viaje hacia el corazón de un imperio mediático, ofreciendo una mirada sin filtros a las ambiciones desmesuradas y los juegos de poder que dominan los altos mandos corporativos. Con personajes magnéticos y una trama repleta de giros inesperados, la serie ha mantenido en vilo a millones de seguidores en todo el mundo, ávidos por descubrir el destino de los Roy, una familia disfuncional pero implacablemente ambiciosa.
Sin embargo, mientras Succession ha sido ampliamente elogiada por su capacidad para reflejar las complejidades emocionales y psicológicas de sus personajes, también ha sido objeto de debate por ciertos aspectos que desafían la realidad del mundo empresarial. Si bien la serie se ha ganado elogios por su habilidad para explorar las dinámicas familiares y las maquinaciones corporativas, algunos críticos han señalado que ciertos eventos y decisiones tomadas por los protagonistas podrían considerarse exagerados o poco realistas en comparación con el mundo empresarial verdadero.
Con el último episodio emitido, los seguidores de Succession se encuentran con sentimientos encontrados. Por un lado, han sido testigos de una narrativa única, rica en intriga y momentos impactantes que los ha mantenido pendientes durante años. Por otro lado, también es importante reconocer que, a pesar de su indudable calidad, la serie ha tomado ciertas licencias dramáticas que pueden distorsionar la percepción de aquellos espectadores menos familiarizados con los mecanismos reales de los negocios.
En definitiva, Successio” ha dejado una huella imborrable en el panorama televisivo, demostrando que el mundo corporativo puede ser un escenario tan fascinante como despiadado. A pesar de los detalles no del todo realistas, esta producción ha destacado por su capacidad para sumergirnos en la oscura realidad de la ambición desmedida y las complicadas relaciones familiares. Ahora, con el final de la serie, solo el tiempo dirá si la serie se mantendrá como un referente duradero en la televisión contemporánea y como un espejo ficcional de los altos círculos empresariales.
Un artículo de Business Insider consultó a expertos para identificar cuatro cosas que la serie reflejó mal respecto del mundo corporativo:
El poder de Logan Roy ante el directorio de la empresa es exagerado
El directorio de una empresa que cotiza en Wall Street tendría más poder sobre una figura como Logan Roy.
En la primera temporada, cuando Kendall Roy, el hijo de Logan, orquesta una desafortunada “moción de censura” contra su padre, el consejo de administración se muestra más o menos acobardado en presencia de Logan. Logan no tarda en declarar la derrota de su hijo y procede a expulsar a los miembros que votaron en su contra.
Según dijo a Business Insider Kai Liekefett, socio de Sidley Austin y experto en cuestiones de gobierno corporativo, un voto de “no confianza” no es algo que se vea en la sala de juntas de una empresa.
“Es un término que se utiliza más en política que en el mundo empresarial”, dijo.
La idea de que Logan podría despedir a los consejeros que se le opusieran tampoco es cierta, añadió.
“El CEO no puede despedir al consejo, es al revés”, dijo Liekefett.
Las juntas de accionistas no son tan emocionantes
En la tercera temporada, la junta de accionistas es el tema central de un episodio en el que se libra una batalla entre los Roys y una facción liderada por Stewy Hosseini, el inversor de capital riesgo.
Pero esos encuentros no suelen ser tan apasionantes. Lo normal es que las juntas de accionistas suelan ser breves y superficiales, sin apenas sorpresas. Y los recuentos de votos suelen llegar semanas antes de la reunión. Para cuando los accionistas se reúnen, todo está ya cocinado.
La trama que finalmente se resuelve con la hija de Logan, Shiv Roy, llegando a un acuerdo que le aseguraría un puesto en el directorio. Esto también es un poco exagerado, porque los acuerdos deben ser aprobados por el directorio y documentados, según los expertos.
“En la práctica, un mero acuerdo de última hora probablemente no se produciría y no bastaría para resolver el conflicto de poderes”, le dijo al medio estadounidense Rebecca Van Derlaske, abogada de Olshan Frome Wolosky LLP, que representa a inversores activistas.
Faltan técnicos en las negociacion
Cuando Kendall y su hermano Roman Roy se disponen a cerrar un trato con el empresario tecnológico Lukas Matsson en la cuarta temporada, los tres hombres se enzarzan en un juego de palabras lanzando cifras sobre el precio de Waystar. Hablan de 144 dólares por acción, 187 dólares por acción y, al final, la cuestión se zanja con una oferta de 192 dólares por acción.
Faltan abogados y banqueros de inversión en esa ensalada de números. El directorio, banqueros de inversión y abogados deberían elaborar alternativas fundamentadas para establecer un precio. El director financiero de la empresa calculará los números, y su banquero de inversiones hará lo mismo e intentará conseguir ofertas competitivas.
“La cuestión no es simplemente echar números, sino que la cosa no suele acabar ahí”, le dijo a Business Insider Anat Alon-Beck, profesora de Derecho de la Case Western Reserve University.
La habilidad de Logan está exagerada
En el cierre de la tercera temporada de Succession, Kendall, Shiv y Roman -los tres hermanos Roy- se unen para intentar impedir que Logan venda la empresa sin su consentimiento y declaran que su padre necesita una supermayoría de votos de los accionistas para concretar la operación.
Logan recurre a un truco. Reabre el acuerdo de divorcio que dio lugar al equilibrio de poder en la asamblea de accionistas, cambia los estatutos y, con ello, termina con el plan de sus hijos.
“En la serie, vimos a Logan socavar el plan de sus hijos reabriendo el acuerdo de divorcio”, dijo Barlow a Business Insider Christopher Barlow, socio de Skadden Arps Slate Meagher & Flom. “La realidad del derecho corporativo habría visto a Logan tratando de obtener un número suficiente de votos para cambiar la norma de la supermayoría que los hijos estaban tratando de usar para bloquear la transacción”, o sea, de una forma o de otra Logan debería haber obtenido esa supermayoría.
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