En los últimos doce meses, los ingresos de dólares al país en concepto de “viajes, pasajes y otros gastos con tarjeta” rozaron los USD 1.000 millones, un salto del 268% respecto de un año atrás. La mejora en los ingresos empezó el noviembre pasado, cuando el Banco Central habilitó a los no residentes a percibir un dólar similar al libre para sus consumos con tarjetas. Pero hay dos problemas: uno, que esos dólares no van a las reservas internacionales y, el otro, que los gastos de los argentinos en moneda extranjera que sí salen de las reservas no paran de crecer.
En abril, los turistas extranjeros que visitan el país volcaron USD 149 millones en el mercado cambiario. Es un aumento del 300% respecto a mismo mes del año pasado, cuando ese monto alcanzó apenas los USD 37 millones, según el informe del balance cambiario publicado por el Banco Central.
Los ingresos de divisas por turismo, aunque no se vuelcan al MULC en el que se opera el cada vez menos relevante tipo de cambio oficial, son por lejos el concepto más dinámico dentro del balance cambiario. Y los cambios normativos recientes tienen mucho que ver con eso.
“Dicho incremento se produjo en el marco de lo establecido por la Comunicación A 7630 del 3 de noviembre del 2022, donde, con el fin de impulsar los ingresos de divisas del turismo receptivo, se resolvió excluir del requisito de liquidación en el mercado de cambios a los ingresos de fondos con tarjetas de no residentes, cobros por servicios turísticos contratados por no residentes y por cobros de servicios de transporte de pasajeros no residentes. Esto les permite a los receptores aplicar un tipo de cambio más elevado a los consumos con tarjeta en el país de turistas no residentes”, explicó el informe oficial.
En lo que va del año, la entrada de divisas por este concepto llegó a USD 598 millones frente a los USD 128 millones que volcaron los turistas no residentes en los mismos cuatro meses de 2022. Si se comparan los últimos doce meses contra un año antes, la cuenta salta de USD 271 millones a USD 999 millones. La norma de noviembre pasado parece haber logrado sacar a buena parte de los visitantes no residentes del mercado cambiario informal.
“Con el fin de impulsar los ingresos de divisas del turismo receptivo, se resolvió excluir del requisito de liquidación en el mercado de cambios a los ingresos de fondos con tarjetas de no residentes (...) Esto les permite a los receptores aplicar un tipo de cambio más elevado a los consumos con tarjeta” (BCRA)
Pero la dinámica del balance cambiario turístico sigue mostrando un desequilibrio. Desequilibrio que se mantiene a pesar del premio a los no residentes y el castigo, en forma de impuestos y percepciones, que pesa sobre los argentinos que consumen en moneda extranjera.
Y esto es porque ningún castigo parece suficiente. Los egresos por viajes, pasajes y otros gastos con tarjeta llegaron a los USD 588 millones en abril y a USD 2.462 millones en el primer cuatrimestre del año. Es una suba del 43% respecto de abril del año pasado y del 22% si se comparan los cuatro primeros meses de cada año.
Y si se mira una tendencia más larga, en doce meses hasta abril de este año salieron USD 7.793 millones por consumos de argentinos en moneda extranjera. En la misma cantidad de meses, un año antes, la salida había llegado a USD 4.115 millones. Es un 89% más que no lograron desincentivar ni la suba del dólar, ni el dólar turista ni el dólar Qatar.
Así, el déficit por turismo -la diferencia entre los dólares que ingresan al país por consumos de no residentes y los que salen por consumos de residentes en el exterior- continúa creciendo. Acumula USD 6.794 millones en los últimos doce meses, casi 80% más que un año antes.
En abril, al menos se dio un pequeño movimiento positivo. El déficit cayó 13% respecto al mismo mes del año anterior. Y, en los cuatro primeros meses del año, retrocedió 0,9 por ciento.
El hecho de que las divisas que los viajeros que llegan del exterior vayan al sector privado -se venden a un tipo de cambio similar al MEP- mientras que las divisas que gastan los argentinos fuera del país surjan de las reservas del Banco Central, mientras tanto, hace más complicado el desequilibrio. Son dólares que, en el margen, generan oferta en las cotizaciones paralelas de la divisa pero que no entran a las arcas de la autoridad monetaria.
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