La decisión de la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner de no presentarse como candidata a las elecciones tiene un alto impacto para la política argentina y la próxima definición de candidaturas. Pero también se trata de una noticia favorable para el mercado local de acciones y bonos. Hoy se verá si efectivamente produce o no un impacto inmediato en las cotizaciones.
Grandes bancos y sociedades de Bolsa ya venían apostando de manera incipiente al denominado “trade electoral”, es decir la apuesta a que un nuevo gobierno tendrá un enfoque más amigable con los mercados, avanzando además en el reacomodamiento de las cuentas públicas y en las reformas estructurales imprescindibles.
La ausencia de Cristina en los próximos comicios tiene por lo pronto dos impactos claros. Por un lado, disminuye las chances electorales del kirchnerismo, ya que se trataba de la posible candidata que recogía mayor caudal de votos. La debilidad del oficialismo es algo que seguramente será festejado por los mercados. Pero aún así, se estima que quienes más chances tienen de acceder a una candidatura presidencial son figuras “moderadas”, como Daniel Scioli o el propio Sergio Massa.
Las acciones ya venían en plena recuperación en lo que va del año, acumulando una suba de casi 55% en los primeros meses de 2023. De esta forma, el índice Merval le gana con claridad a la suba acumulada de la inflación y también del dólar.
Pero informes como el publicado la semana pasada por Morgan Stanley indica que esta recuperación recién podría estar empezando. Detrás de este razonamiento mencionan que los precios de las acciones sigue prácticamente regalado, incluso comparando con la mayor parte de los mercados de la región. Pero el otro motivo es justamente la expectativa de un recambio electoral que genere efectos positivos para la economía.
Sin Mauricio Macri y sin Cristina Kirchner en la cancha electoral, el escenario político es totalmente distinto al que se avizoraba hace solo algunos meses. Y crecen las chances de ir a un próximo gobierno que avance con lo que hoy parece imprescindible: equilibrar las cuentas públicas, mantener el gasto público bajo control y trabajar para la liberación del cepo, junto a la unificación cambiaria.
En el caso de los bonos dolarizados, posiblemente el impacto resulte menos evidente por varias razones. En primer lugar, porque se trata de activos que utiliza el Gobierno para evitar que se disparen las cotizaciones de los dólares financieros. Por otra parte, el altísimo riesgo país complica la posibilidad de regresar a los mercados de deuda. De esta manera, la posibilidad de ir a una nueva reestructuración de la deuda en moneda extranjera no puede descartarse.
La próxima elecciones presidencial sin Cristina Kirchner candidata convalida la tesis de la mayoría de los inversores que ya venían apostando por una recuperación del mercado local. Los mercados festejan las menores chances electorales del kirchnerismo y la posible llegada de un gobierno que avance hacia el equilibrio fiscal y la salida del cepo
Aún en un escenario de nueva renegociación, las paridades de los bonos en dólares estarían sumamente deprimidas. Según distintos escenarios, las cotizaciones que hoy no superan los USD 25 podrían tranquilamente ir a un rango de entre USD 40 y USD 50.
Aunque todavía falta mucho, también hay expectativa de una mejora de la economía en 2024, no solo por el posible recambio político. Se espera, por ejemplo, que el campo recupere los USD 20.000 millones que perderá este año por la sequía. A eso se le suma una mejora del balance energético por la construcción del gasoducto Néstor Kirchner, tras un fuerte déficit en 2022 y en menor medida también en 2023.
El contexto internacional por supuesto también juega. En la medida que Wall Street no sostenga la recuperación de esta primera parte del año, seguramente también se verán afectados otros activos de riesgo, entre los que claramente entran los activos argentinos. Este aspecto le pondría un freno a las chances de mejora de los papeles locales.
Seguir leyendo: