Una asociación civil decidió “celebrar” hoy el Día de los Campeones Mundiales de los impuestos en la Argentina y calificó a ingresos brutos y al tributo a los créditos y débitos como los más distorsivos de todo el sistema. Por supuesto que en su campaña aclaró que “no hay nada para festejar”.
“Lo hacemos ahora porque hoy 16 de mayo, el mes 5 del año: es el día de los campeones mundiales de impuestos por los 165 impuestos que hay que en país. Es el día que hemos declarado nosotros como día de los campeones mundiales de impuestos”, señaló el presidente de Lógica, Matías Olivero Vila a Infobae.
“La Argentina es el país con mayor cantidad de impuestos distorsivos del mundo; algunos países tienen uno o dos, nosotros tenemos siete”, sentenció el experto en impuestos.
El Instituto Argentino de Análisis Fiscal publicó el “Vademécum tributario”, que contiene 41 tributos nacionales, 26 provinciales y 98 “derechos, tasas y contribuciones” municipales. Pero ocho concentran el 82% y doce el 91% de la recaudación consolidada de los tres niveles de gobierno.
“Hoy es 16 del 5 y, con nuestros 165 tributos, es el día de los campeones mundiales de los impuestos. Tres estudios distintos concluyen que tenemos los impuestos más altos. Además, tenemos la tercera inflación más alta del mundo. Esto tiene como resultado el 39% de pobreza que hoy nos golpea”, señaló el titular de la ONG.
“Hay un prejuicio que le hizo mucho daño al país. Los impuestos son un tema de ricos, de las empresas. A mí no me toca. Falso. Varias entidades han analizado que los impuestos que terminamos pagando como consumidores en general superan el 40% del precio final de los bienes que compramos. 42% en alimentos, 48% en bebidas, 50% en ropa, más del 60% en celulares”.
“Esto es igual a decirme, compro una remera para mí, otra para el Estado. Compro tres celulares, me llevo uno. La promoción del revés. En este Día de los Campeones de los Impuestos no hay nada para festejar sino para reflexionar que tener los impuestos más altos es una desgracia colectiva y personal. El día que seamos conscientes de los impuestos que pagamos, vamos a involucrarnos, vamos a exigir, a exigir tener impuestos lógicos, a recibir servicios del Estado acordes, a tener gastos lógicos y en consecuencia, a tener un país lógico”, señaló.
“La carga fiscal formal elevada es un tumor que hay que extirpar; los impuestos totales se consumen las utilidades y algo del capital; no hay otro país que supere el 100%”, advirtió el abogado que fue socio del estudio Bruchou.
Olivero Vila es la cara visible de esta ONG “sin fines de lucro, suprapartidaria, dedicada a crear conciencia fiscal en todos los sectores y niveles sociales”, según su página web.
Su objetivo es “concientizar sobre la problemática fiscal de Argentina (sistema tributario y gasto público) para posibilitar una reforma fiscal que sea racional y pro-inversión, para lograr una economía competitiva”.
El objetivo de la campaña
En su declaración de principios, afirmaron: “Somos argentinos que hemos vivido en carne propia cómo los excesos fiscales estructurales (gasto público, inflación e impuestos desmedidos y cada vez mayores) han afectado la vida personal y laboral de cada uno de nosotros, siendo la causa principal de las recurrentes crisis de nuestro país”. “Estamos convencidos que la principal clave para la recuperación del país pasa por un serio y profundo replanteo de la cuestión fiscal. Cuando tengamos gastos lógicos e impuestos lógicos, tendremos un país lógico”.
“Lógica se ha creado para activar la preocupación sobre el tema fiscal en todos los argentinos, sin distinciones, para que podamos entender y dimensionar la tremenda carga que hoy representa este nivel de gasto público, de inflación y de impuestos en nuestro día a día”. “Siendo el de Lógica un proyecto principalmente comunicacional, nos apoyamos en un nutrido equipo de expertos en comunicación que se ha formado especialmente para este proyecto, cada uno con experiencia en las distintas áreas requeridas para crear conciencia fiscal en nuestro país, en un proceso de abajo (ciudadanía y habitantes en general) hacia arriba (sectores dirigenciales y políticos)”.
Por este motivo, hoy lanzaron una serie de avisos en la vía pública a raíz del “Día de los campeones del mundo” en materia de presión tributaria. “Lógica ha llegado para quedarse, para que esta preocupación vaya creciendo y se transforme en un clamor ciudadano, que no sea posible desoír. Una Argentina mejor es posible”, señalaron. “Creamos una de las instituciones que lidera e influye en la conciencia fiscal de nuestra Sociedad y que ‘allana el camino’ de la necesaria reforma fiscal que beneficia a Argentina. Vemos una nueva Argentina en la que todas las personas se hagan responsables desde su lugar y estén empoderadas para validar que solo un adecuado sistema tributario y gasto fiscal permiten generar prosperidad para todos”, concluyeron.
El estudio del Iaraf explica que la diferencia fundamental entre un impuesto y una tasa, derecho o contribución radica en que “en los primeros se grava una manifestación de capacidad contributiva que no precisa ser acompañada de una contraprestación específica por parte del Estado, en tanto que en el caso de tasas y contribuciones la obligación de pago se origina en la prestación estatal de un bien, obra o servicio que beneficia de manera concreta al contribuyente”.
“Este último es, o al menos debiera ser, en el caso de las 98 tasas, derechos o contribuciones que con enorme inventiva y avidez recaudatoria administran los municipios, el tercer nivel del esquema de ingresos fiscales del estado argentino.
El estudio identifica la cantidad de tributos, la recaudación generada, su grado de concentración y la distribución de la misma entre el gobierno nacional, la Administración Nacional de Seguridad Social (Anses, la agencia gubernamental que administra el sistema previsional y paga una amplia variedad de programas que más con la previsión tienen que ver con la imprevisión individual o estatal), los gobiernos provinciales y de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA) y los municipales.
La última reforma tributaria destinada a bajar impuestos a nivel nacional se votó en el Congreso en 2017, pero comenzó a revertirse parcialmente en 2018 con el inicio de la crisis que depositó al país en otro acuerdo con el Fondo Monetario Internacional (FMI); de hecho ese año se implementó el impuesto a la renta financiera, de escasa recaudación y un fuerte impacto negativo sobre el ahorro local. La reforma del 2017 terminó de ser pulverizada por este Gobierno, que, por el contrario, subió la presión fiscal sobre el sector formal de la economía.
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