En noviembre de 2021, la empresa australiana Fortescue sorprendió con el anuncio de una inversión de más de USD 7.000 millones en un proyecto para desarrollar hidrógeno verde -una de las energías más limpias- en la Argentina. El lugar elegido para dar la noticia fue la cumbre climática COP26, que se realizaba en Glasgow, Escocia, donde participaba el presidente Alberto Fernández. Funcionarios como el entonces ministro de Producción Matías Kulfas y el canciller Santiago Cafiero participaron de la presentación y desde el Gobierno lo calificaron como la inversión más importante del siglo XXI.
¿En qué quedó ese anuncio? La empresa australiana, que en la Argentina cuenta con la figura de Agustín Pichot como representante local, está completando el estudio de impacto socioambiental en la provincia de Río Negro, donde se prevé que se lleve adelante el proyecto. El estudio arrancó en septiembre de 2022, con la participación de 60 personas (entre ellos científicos locales de la Universidad del Comahue y del Instituto de Biología de Puerto Madryn) y se espera que finalice en septiembre de este año. El plazo de un año es lo que permite comprobar las condiciones del ambiente, la flora y la fauna durante cada uno de los 12 meses del año.
Sin embargo, desde la empresa reconocen que el proyecto debería poder avanzar más rápido pero que la traba es la falta de una Ley de Hidrógeno Verde, lo que les daría el marco de estabilidad que se requiere para una inversión de tan largo plazo. Este marco para la actividad -una nueva industria- fue un compromiso de Alberto Fernández previo al anuncio de la inversión.
La clave en esta etapa es el financiamiento. La empresa australiana presentó su proyecto para la Argentina en organismos internacionales como el Banco Mundial, el BID, la CAF, los principales bancos privados de Nueva York y el Banco Santander, en Europa, donde los proyectos “verdes” generan cada vez más interés. Pero la falta de un marco para la actividad en la Argentina frena las decisiones.
El hidrógeno verde se obtiene en plantas que mediante energías renovables (por molinos de viento por ejemplo) y el uso de agua dulce limpia separan el hidrógeno del oxígeno con un método llamado electrólisis. Las moléculas de hidrógeno se almacenan y luego se usan como combustible. Esa energía se produce sin emitir dióxido de carbono.
El proyecto de Fortescue abarca la inversión en parques eólicos y una planta de producción, entre otras obras de infraestructura en la provincia de Río Negro. La empresa requiere una legislación que le garantice estabilidad fiscal y financiera, un régimen impositivo y la expansión del sistema eléctrico. Hubo un proyecto de ley, que fue elaborado durante la gestión de Matías Kulfas al frente del Ministerio de Producción.
Con la salida del funcionario del Gobierno en junio del año pasado, el tema pasó a la secretaría de Energía que depende del Ministerio de Economía. Por eso, una de las posibles explicaciones a la demora en la presentación del proyecto -además de los mayores problemas económicos- es que surgieron diferencias entre distintos sectores del Gobierno sobre su contenido. El proyecto -aun sin fecha definida de presentación- incluye un artículo donde se requiere de la integración de contenido nacional para acceder a beneficios fiscales. Como la mayoría de las tecnologías se desarrollan en otros países, ese punto se vuelve problemático para la inversión.
La presencia de Fortescue en el país no quedó solo en anuncio. La empresa tiene amplias oficinas en la ciudad de Buenos Aires, en un moderno edificio en el barrio de Palermo Chico, cercano al Malba. La sede porteña está a cargo de todos los negocios de la empresa australiana en América Latina y los dos proyectos locales de minería en San Juan, que se iniciaron en 2018 (con inversiones por USD 92 millones). Fuentes de la compañía destacan que ya invirtieron otros USD 75 millones en el proyecto de hidrógeno verde de Río Negro, entre oficinas, estudios y mástiles para la medición del viento en la zona, clave para los parques eólicos.
Para explicar el fuerte impulso que la empresa está dando a sus proyectos de hidrógeno a nivel global, fuentes de Fortescue lo comparan con las inversiones que la compañía está haciendo en el nordeste de Brasil, en el estado de Ceará, donde se construirá una unidad de desalinización y una planta de hidrógeno verde. Por el avance, el proyecto brasileño pasó a ser prioridad número uno para la empresa, desplazando de ese lugar a la Argentina.
Fortescue quiere ser líder en el desarrollo de hidrógeno verde, una energía que prevén que será más demandada en el marco del proceso de descarbonización que lleva adelante Europa. Se estima que para 2030, los países europeos demandarán unos 20 millones de toneladas de hidrógeno verde, la mitad se producirá en la región y el resto será importada de otros países. Por eso, se trabaja en un acuerdo entre el puerto de Ceará en Brasil y el puerto de Rotterdam en Holanda para los futuros envíos de varias empresas, además de Fortescue.
Encuentro global en Bariloche
Esta semana se realizará el Foro Global de Hidrógeno Verde en la ciudad de San Carlos de Bariloche, Río Negro, los días 18 y 19 de mayo, como una muestra del impulso que quiere dar la provincia a esta nueva forma de energía más limpia. Participarán Arabela Carreras, gobernadora de Río Negro; Favia Royón, secretaria de Energía; Pablo Iuliano, CEO de YPF; Malcolm Turnbull, Presidente de Green Hydrogen Organisation; Thiago Barral, secretario de Transición Energética de Brasil y Jonas Moberg, CEO, Green Hydrogen Organisation. Además de otros funcionarios y representantes de las principales empresas del sector.
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