Aunque el Banco Central logró hoy comprar una cifra algo más alta que en las ruedas anteriores al retener USD 10 millones, el panorama de las reservas y las perspectivas de ingreso de dólares siguen siendo críticos. La situación desde principios de mayo es inédita: el promedio diario de ingreso de dólares del campo es más bajo que en abril, lo que normalmente suele ser a la inversa durante el trimestre de mayor liquidación del agro dado la estacionalidad de la cosecha. Sequía de por medio y las demoras para levantarla, este año particularmente, la expectativa se centraba en que, tras bajísimo ingreso de abril, en mayo mejoraran los números.
Sin embargo, la corrida cambiaria desatada a mediados de abril que amplió la brecha cambiaria, redujo el incentivo de los productores a vender sus granos y derivó en una reducción estacionalmente infrecuente de la liquidación.
Así, el promedio diario de ingreso de dólares no sólo es 50% menor al del año pasado, dato previsible dado el impacto de las condiciones climáticas, sino también casi 15% menor al promedio de abril, que también fue poco generoso, según destacó el economista Sebastián Menescaldi, de la consultora EcoGo. Eso, a pesar de la implementación del dólar soja 3 que, si bien tuvo un repunte en la última rueda con un ingreso de USD 163 millones por el aumento de los precios internos, deja por ahora un saldo con sabor a poco y muy lejos de alcanzar los objetivos establecidos. En ese marco, el Banco Central logró hasta ahora retener apenas 13% de lo obtenido con la medida de excepción que vencerá a fin de mes, también muy lejos del 65% y 58% capturado en las ediciones anteriores.
“Por ahora, los productores retienen y esperan que en junio el Gobierno les pague más. Igualmente en algún momento van a tener que liquidar dado que tienen que pagar las tarjetas agro y las cuentas con proveedores para poder encarar la próxima campaña. Pero hoy todavía están tranquilos, eso aprieta más a partir del mes próximo”, explicó Menescaldi.
El nivel mínimo de liquidación impacta no sólo en las cuentas del Banco Central, que se quedó sin una fuente de divisas para alimentar sus reservas. También tiene un fuerte impacto en las cuentas del Tesoro, ya que se dejan de percibir los ingresos previstos por las retenciones, lo que deja al Gobierno como único camino posible un ajuste del gasto. Ese ajuste, sin embargo, no se traduce en un achicamiento del déficit ya que apenas logra compensar los menores recursos.
Por caso, el mes pasado la recaudación tributaria alcanzó $2.551.551,4 millones, lo que marcó una suba del 90,2% respecto de igual mes del año pasado. En términos reales, la cifra significó una caída real de 6,9% ya que la variación de lo recaudado se ubicó muy por debajo de la inflación anual. En esos números tuvo un efecto decisivo el desempeño de los derechos de exportación, que tuvieron un resultado negativo del 48% comparado con abril del año pasado.
El propio titular de la AFIP, Carlos Castagneto admitió que la pobre performance de los ingresos fue “producto del impacto de la sequía y la falta de liquidación del sector agroindustrial, a pesar de los beneficios que se les ha otorgado a los mismos”.
Por el lado del Banco Central, en tanto, las consecuencias tienen amplia repercusión con una evolución de las reservas netas que los analistas proyectan en terreno negativo por más de USD 1.000 millones, reservas brutas que también caen aceleradamente y se ubican debajo de los USD 34.000 millones, y la incertidumbre que crece en el mercado respecto de hasta cuándo la autoridad monetaria podrá seguir sosteniendo la intervención en el dólar financiero para evitar que la brecha supere el alto nivel actual, mayor a 100 por ciento.
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