El salto en las cotizaciones financieras del dólar tras la difusión del dato de inflación de marzo marcó el inicio de una enérgica intervención del Banco Central en ese mercado. A partir de esa fecha, fue in crescendo la operatoria para contener la suba del billete en el segmento bursátil hasta alcanzar un promedio diario mayor a los USD 50 millones.
Los datos se desprenden del fuerte aumento del volumen operado del AL30, el título más utilizado para acceder al dólar MEP. Con un promedio diario de USD 14 millones, la cifra se estabilizó en las últimas tres semanas en USD 70 millones, con picos de casi USD 100 millones en algunas ruedas como la del jueves pasado. También ayer se operó un alto volumen, de USD 120 millones, lo que sugiere que la autoridad monetaria extrema por estas horas los esfuerzos para sostener la calma en el mercado.
La contracara de esa intervención es la caída en el precio de los títulos, además del cambio de acreedor, lo que es equivalente, según advierten distintos analistas y denuncian los economistas de la oposición, a endeudarse a tasas del orden de 55 por ciento. “Es muy fuerte la intervención oficial. El Gobierno vende los bonos a los inversores que le dan pesos y a su vez los venden en el MEP para quedarse con los dólares. En el medio, cae la cotización del bono aunque mejora marginalmente la cotización del billete”, explicó un operador cómo funciona el mecanismo.
En principio, la venta de bonos en dólares por parte del Banco Central u otros organismos públicos no implica la pérdida de reservas, a menos que la autoridad monetaria también decida recomprar parte de los bonos que volcó al mercado. La utilización de reservas para intervenir con deuda de corto plazo en los mercados es, precisamente, lo que el Fondo Monetario exigió al equipo económico se abstuviera de hacer tras la última revisión del acuerdo en la que se flexibilizó la meta de acumulación de reservas netas.
Sin embargo, al calor de la corrida cambiaria en la segunda quincena de abril, el propio ministro de Economía, Sergio Massa, anunció que se apartaría de esa indicación. “Vamos a usar todas las herramientas del Estado para ordenar esta situación y en ese sentido notificamos al FMI de las restricciones que pesaban sobre la Argentina y vamos a cambiar en la rediscusión del programa”, sostuvo Massa, tras diez jornadas de inestabilidad cambiaria, el 25 de abril. Al día siguiente, la operación alcanzó uno de los picos desde esa fecha, que se repitió la semana pasada.
El ministro volvió a defender ayer esta decisión, en el marco de su participación en la cumbre empresaria organizada por AmCham. “Hay una cuestión que para nosotros es central, que es la capacidad de intervención del Banco Central, que es irrenunciable, básicamente porque los años políticos y electorales en la Argentina siempre generan esta idea de, me preservo, dolarizo cartera, generan esta sensación de incertidumbre, y obviamente que el Banco Central tenga capacidad de intervención y que el Estado tenga alguna capacidad de intervención es para tener, no herramientas para distorsionar mercados, sino herramientas para generar certidumbre”, sostuvo el funcionario.
La activa participación oficial en el mercado financiero del dólar se enmarca en el contexto de la marcada escasez en el flujo de divisas que impide al Banco Central acumular reservas a pesar de la vigencia de la tercera edición del dólar soja. En la jornada de ayer, la autoridad monetaria pudo retener apenas USD 3 millones de la magra liquidación de USD 54 millones. Así, el Central lleva ventas acumuladas por USD 286 millones en mayo, lo que impacta en la merma de reservas netas que ya se proyectan en terreno negativo. También las reservas brutas marcan un deterioro, que al cierre de ayer se ubicaron por debajo de los USD 34.000 millones.
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