El mercado cambiario entrará a partir de esta semana en un trance crítico, entre la expectativa de la llegada de nuevos fondos para fortalecer las reservas y el margen cada vez menor del Banco Central para intervenir en las cotizaciones del mercado.
Tras los pagos de capital e intereses al Fondo Monetario en los últimos días de abril y primeros de mayo, son varios los analistas que ya computan las reservas netas del Banco Central en terreno negativo. Por caso, Consultatio las estimó el viernes en menos USD 946 millones, en sintonía con sus colegas de 1816, Delphos Investments y también de la consultora Ledesma.
Ante ese panorama, no escapa a nadie que es más que limitado el poder de fuego de la autoridad monetaria sostener la mayor calma financiera que se registró en las últimas jornadas, a fuerza de regulaciones y brechas entre cotizaciones con el resurgimiento del “dólar Senebi”.
En ese marco -advierten los consultores- se impone recomponer las reservas y crecen las dudas respecto de la efectividad de un simple adelanto de desembolsos. “La última esperanza del plan descansa en la posibilidad del Gobierno de obtener fondos frescos del FMI en el curso de los próximos meses. En el caso de que la definición sea favorable, ingresarían USD 10.811 millones, que incluyen los desembolsos correspondientes a lo que resta del año. Aun así, la foto a fin de año no cambiaría sustancialmente”, remarcó Consultatio.
La foto a fin de año no cambiaría sustancialmente (Consultatio)
Por eso se instala cada vez con más fuerza la idea de implementar medidas adicionales para conseguir fondos frescos adicionales. Por ejemplo, un rediseño del dólar soja.
“La liquidación del agro puede repuntar durante mayo a medida que va apareciendo más producto disponible, aunque en las condiciones actuales de rentabilidad para el productor, el flujo seguirá siendo insuficiente para recomponer reservas en la magnitud requerida. No descartamos que el Gobierno intente una renegociación en las condiciones, al menos el dólar soja, siendo el menos inflacionario de los dólares de incentivo a la exportación”, sostuvo la consultora Anker.
Y recordaron en el estudio privado que los desembolsos previstos hasta fin de año con el Fondo Monetario, cuyo adelantamiento negocia el ministro de Economía Sergio Massa, no constituyen nuevo financiamiento, sino que están calzados con vencimientos con el propio organismo. Eso significa que el anticipo de los giros o la reprogramación de los vencimientos, para aplicar las divisas a contener el dólar, tanto oficial como financiero, apenas patearía el problema por unos meses, tal vez dejándolo a cuenta del próximo gobierno.
“Restará ver si el FMI aceptará financiar las importaciones a $220 cuando ni siquiera a $300 el gobierno consigue financiamiento de los exportadores, y si los condicionamientos son aceptables para la política” apuntó la consultora en el informe semanal a sus clientes.
Sin modificaciones, el calendario vigente de pagos al FMI implica un desafío imposible para el Gobierno entre fines de junio y mediados de agosto. En ese período, tras un desembolso de USD 3.200 millones en junio que alcanzaría para cubrir los vencimientos del mes, en julio el saldo ya sería negativo por más de USD 2.000 millones hasta los días previos a las elecciones primarias.
Según Delphos, “si no se incrementa el financiamiento externo, esa debilidad en la posición de reservas complica la estabilidad de la brecha cambiaria en la previa de las PASO”.
Tras un desembolso de USD 3.200 millones en junio que alcanzaría para cubrir los vencimientos del mes, en julio el saldo ya sería negativo por más de USD 2.000 millones
Por lo pronto, desde Economía echan mano a los pocos dólares que todavía tienen al alcance.
Según cálculos de analistas privados, al mismo tiempo que ahorristas y empresas privadas empezaron a retirar depósitos en dólares en módicas sumas, fue el propio sector público el que acentuó esta demanda ya que las estadísticas del propio BCRA reflejan que cayó en más de USD 500 millones el stock de colocaciones en moneda dura del sector público no financiero.
La estimación del mercado es que esas divisas se orientaron a la compra de bonos para intervenir en la plaza cambiaria y estirar la “tensa calma”.
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