Las negociaciones con Brasil para encontrar un esquema acordado para extender el uso de monedas locales en una porción mayor del intercambio comercial mutuo se extendieron y tendrán capítulos adicionales en los próximos días, en una agenda que incluirá la visita de un equipo de funcionarios del Planalto a Buenos Aires y, según se estima, un encuentro de la poderosa central fabril paulista con un grupo de importadores argentinos.
El ministro de Economía Sergio Massa concluyó ayer miércoles cerca del mediodía sus actividades en Brasil como parte de la comitiva del presidente Alberto Fernández que, como mencionó su par Lula da Silva, volvió al país “sin dinero” pero con apoyo político para continuar las conversaciones. En rigor, es un proceso que comenzó desde hace meses. Por la tarde del miércoles el ministro ya se encontraba en su despacho del Palacio de Hacienda y terminó de perfilar junto a sus funcionarios los pasos que siguen en el tironeo con el país vecino.
A grandes rasgos, el espacio en el que se mueve la conversación indica que hay algunos puntos de acuerdo y otros en los que todavía falta encontrar sintonía: será un sistema de garantías que mirará como variable el aumento de las exportaciones argentinas y un esquema para financiar las importaciones de este año.
Hay unas 200 empresas brasileñas que venden a la Argentina y que están especialmente interesadas en conocer cómo será la letra chica de ese financiamiento, que será direccionado, se prevé desde grandes bancos como el BNDES hacia esas empresas, de forma tal de cubrir el costo que tiene para los importadores argentinos esa operación. Hay un elemento en discusión que todavía resta cerrar: cuál es el precio de conversión en esa utilización de monedas locales.
En ninguno de los dos lados de la frontera piensan en un swap de monedas como existe con China, pero en el equipo económico señalaban este miércoles que el espíritu de la medida es similar a lo que se anunció con autoridades chinas la semana pasada: dejar de usar moneda estadounidense para una mayor cantidad de transacciones de comercio bilateral.
En lo sucesivo habría dos puntos clave para arrimarse a un acuerdo. Uno político-técnico y otro, exclusivo, que animarán las empresas involucradas en un esquema de esta naturaleza. Según prevén en el Palacio de Hacienda, la semana próxima llegaría a Buenos Aires el ministro Fernando Haddad junto con el equipo que hizo el seguimiento de la negociación: el vicepresidente y también ministro de Industria, Desarrollo, Comercio y Servicios Geraldo Alckmin, el secretario ejecutivo de Hacienda Gabriel Galípolo y el presidente del BNDES Aloizio Mercadante.
También se espera una reunión entre empresarios fabriles de la Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP), la central industrial paulista, una entidad con fuerte presencia y poder de influencia en el sector privado brasileño. En ese cara a cara estarían un grupo de importadores argentinos que trabajan con compañías brasileñas.
En el sector fabril local la lectura sobre un esquema como el que busca Economía fue diversa. Algunos sectores, según estiman desde el sector privado, podrían verse beneficiados por una medida de ese tipo, y en otros el impacto sería el contrario.
Según el análisis de Abeceb, entre los beneficiados podría estar “grandes empresas, con trayectoria, que puedan ofrecer las elevadas garantías que seguramente se pedirán para cubrir los riesgos del tipo de cambio, y que además puedan hacer frente a los costos financieros” y entre los rubros identificó a automotriz, autopartes, alimentos, cosméticos químicos, plásticos, algunos textiles y siderurgia.
Otros sectores podrían salir perdiendo de un esquema de esa naturaleza. “Aquellos sectores/empresas que producen localmente abasteciéndose de insumos y materias primas de China (u otros orígenes que no ofrecen financiamiento), pueden enfrentar una competencia desbalanceada con bienes finales de origen brasileño”, mencionó Abeceb.
El listado de sectores lo integrarían metalmecánica, productos ópticos y de precisión, autopartes, indumentaria, algunos químicos, productos plásticos y manufacturas de caucho, productos de madera, textiles (para productos que utilizan insumos extra Mercosur), entre otros.
“Los bienes finales y de consumo masivo también puede correr un cierto riesgo, aunque es probable que se contrarreste mediante el SIRA (aunque sobre fin de 2022 ya se ha visto un aumento en las importaciones de algunos productos terminados)”, concluyó, por su parte, Abeceb.
La urgencia que hace apurar la negociación es macroeconómica: el déficit comercial de la Argentina en su intercambio con Brasil se profundizó en los últimos meses. “El comercio entre ambos países acumula en el primer cuatrimestre del año un saldo negativo para la Argentina por USD 1.775 millones. Vale señalar que las exportaciones crecieron 7% en los primeros cuatro meses de 2023 con respecto a cuatro meses de 2022, mientras que las importaciones desde Brasil aumentaron un 26,2% en el mismo período”, señaló la Cámara Argentina de Comercio.
Según Abeceb, con los números de abril “se alcanzó el déficit comercial bilateral mensual más grande de los últimos cinco años, en un contexto donde el BCRA se encuentra en una delicada situación en materia de reservas y se negocia un acuerdo bilateral donde argentina pueda financiar importaciones sin usar dólares”.
Seguir leyendo: