Las cotizaciones del dólar consolidaron ayer su tendencia a la baja, con una nueva caída que se registró en los segmentos de contado con liquidación (CCL) y MEP intervenidos como el denominado SENEBI, aquel que pactan los operadores de manera bilateral. También el dólar libre recortó $4 pero lo que se mantuvo fue la dispersión de precios. Las variantes no reguladas de CCL y MEP se negociaron entre $10 y $20 por encima de las versiones intervenidas al mismo tiempo que se amplió la brecha entre el libre y el financiero: el primero cerró en $470 mientras que el segundo en $430. Esa diferencia, apuntan en el mercado, termina empujando a la baja al billete informal por “efecto contagio”.
Sin embargo, el enfriamiento del precio del dólar se contrapone con el resultado negativo que acumula el Banco Central en las últimas ruedas, incluso en plena vigencia del dólar soja 3, y que sigue tensionando el mercado cambiario.
En parte por un pago de energía de USD 60 millones, el BCRA perdió ayer USD 188 millones, que se sumaron a los USD 133 millones que vendió el martes y que llevó el saldo de las últimas 5 jornadas a USD 450 millones. En ese marco, el deterioro se refleja ya no sólo en las reservas netas sino también en el monto total, es decir, en las reservas brutas, cuya caída se empieza a acentuar. Al cierre de ayer, la cifra perforó la barrera de los USD 35.000 millones al ubicarse exactamente en los USD 34.890 millones, lo que marca tal como informó ayer Infobae una reducción de USD 10.000 millones en las arcas del Banco Central desde que asumió el gobierno de Alberto Fernández.
“Aunque la intervención en el dólar financiero le quite presión al informal, la situación de coyuntura y macroeconómica no ha cambiado. El Banco Central sigue vendiendo divisas constantemente en el mercado de cambios y al mismo tiempo está interviniendo para que los dólares se mantengan lo más estables posibles. Obviamente el blue termina quedando algo más barato por el efecto contagio de esta intervención”, sostuvo el analista de Romano Group, Salvador Vitelli, para quien el efecto de la estrategia oficial “es efímero, es un parche más para la crítica situación de las reservas que durará en la medida en que dure la intervención, pero no es sostenible a largo plazo”.
El principal límite a la intervención es, precisamente, la escasa disponibilidad de reservas, afectadas también por un goteo de depósitos en dólares no solo del sector privado sino también del sector público. De acuerdo a los últimos datos oficiales de la autoridad monetaria, el propio Estado retiró depósitos en dólares por casi USD 600 millones desde mediados de marzo que analistas del mercado intuyen se destinaron a la intervención en el mercado cambiario. “Creemos que se estarían usando esos dólares de depósitos intra sector público para comprar los bonos contra dólares. Eso implica que les transfieren divisas a privados vía compra de bonos”, explicó un operador que sigue atentamente los movimientos del mercado y las estadísticas oficiales. Ese mecanismo, está claro, tiene sus limitaciones. De ahí que la tensión en el mercado se mantiene inalterable a la espera de anuncios respecto de nuevos fondos que fortalezcan las reservas del Banco Central.
Pero, incluso bajo ese escenario, las expectativas son moderadas. Puntualmente, el adelanto de desembolsos a junio de aquellos giros previstos para el segundo semestre que se negocia con el FMI empieza a generar deudas entre los analistas. El economista Fernando Marull destacó ayer que hay desembolsos pendientes por USD 10,900 millones pero también pagos pendientes por USD 10.900 millones. “Si adelantan desembolsos, no cambia nada. Entran y salen”, remarcó y advirtió que sólo existiría algún impacto si se modificara el esquema de pagos pendientes. Algo similar publicó sobre el fin semana la consultora 1816, que también consideró que sólo una ampliación del financiamiento provisto en el acuerdo con el FMI podría torcer el rumbo.
Pero, tal como está planteada la negociación, no implica un gran cambio en el escenario. “Distinto sería, por supuesto, si en lugar de adelantar fondos, el FMI está dispuesto a incrementar el financiamiento del EFF, es decir, a girar divisas de libre disponibilidad. Pero ese escenario luce, a priori, improbable a menos que se comprometa un drástico giro de la política económica”, sostuvo la consultora.
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