La moneda es el instrumento, el idioma, para concretar los negocios, las transacciones. En otras palabras, acordar, efectuar las transferencias de propiedades, pagar sueldos, alquileres, cobrar prestaciones, comprar, etc., comprar un bien concreto especialmente a través del tiempo y distancia. Ni más ni menos. Las transacciones son tan confiables como las monedas que las median. Sin monedas sanas las transacciones dejan de serlo. ¿Cuánto vale el alquiler, sueldo, préstamo, la cuota, trigo y la harina a tres meses; y el transporte a un año?
Todos los Estados cuidadosos de sus finanzas tienen organismos encargados de controlar los gastos y de no exceder el presupuesto aprobado. Con el dólar se instituye un doble control. El presupuesto y la cantidad de dinero disponible. Una vez recibida la cantidad demandada de dinero más los créditos bancarios concedidos al gobierno, ya no queda más disponible.
Al emplear una moneda extranjera, su uso debiera ser cauteloso, mucho más que con monedas locales. El dólar es la moneda más empleada en el planeta, con mas de 6,5 billones en transacciones diarias. Por su número y cantidad de participantes, aseguran ser de lejos las mejores condiciones de precio y cantidad en el año. Destacó el economista Francis Edgeworth, introductor de las curvas de indiferencia en el comercio internacional.
Dolarizar es también inducir a país más honesto. Con una moneda de valor único, bien transparente
Dada la relativa baja inflación del dólar, tales contratos, convenios requieren las menores reconfiguraciones de los grandes mercados mundiales. Mucho menor desgaste de renegociar las cláusulas entre partes. Al final de los años, el menor desgaste conlleva menores costos y competitividad. Las monedas estables consiguen compiten mejor.
El tipo de cambio de conversión de pesos a dólares no sería el absurdo que plantean algunos economistas. En verdad, todos los precios relativos se adecuarían a las nuevas condiciones. En efecto, ningún control de precios generales incide en su nivel. Lo contrario sería postular que las restricciones cuantitativas podrían resultar beneficiosas. Por el contrario, las restricciones cuantitativas impuestas por las autoridades siempre demuestran peores consecuencias que las conseguidas por la competencia. De modo que los precios relativos se nivelarían con las nuevas condiciones.
Otra práctica nacional sería también modificada. Lo corriente es aprovechar la brecha entre el valor de dólar libre y del oficial. Hasta ahora, los residentes argentinos vienen acordando sobre facturaciones de importaciones y subfacturaciones de exportaciones, a sus clientes del exterior, pues eso los favorece. Una vez que disfrutemos del dólar como moneda única, sería imposible negociar con dólares y engañar a los funcionarios aduaneros. Dolarizar es también inducir a país más honesto. Con una moneda de valor único, bien transparente.
Con el dólar se instituye un doble control. El presupuesto y la cantidad de dinero disponible
Préstamos y movimientos financieros.
Denominación de billetes, ventajas de tener dinero de la mejor denominación y calidad. Es común quejarse de la falta de pesos de la denominación conveniente; la asombrosa cantidad de billetes de baja denominación requerida para cancelar obligaciones corrientes. Inconveniente que no ocurre tan frecuentemente con los pagos en EEUU, merced a sus sistemas de pagos y la inclinación de usarlos.
Durante más de un siglo, venimos sufriendo sacudones por la falta repentina de divisas. No obstante, muchos especialistas y funcionarios no encuentran remedio suficiente. La dolarización, tener solamente dólares como moneda, parecería ser una garantía posible contra tales crisis. No podemos arriesgar nuestros hogares, nuestros trabajos, en eso, cuando podríamos armarnos de tal institución.
El artículo 75, inciso 11 de la Constitución otorga al Congreso de establecer la paridad de las monedas en uso. Ante las mejores condiciones del planeta, frente la mejor oportunidad comercial y política, nos resistimos.
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