El Ministerio de Economía afrontará la semana después del temblor cambiario con un doble frente abierto: las negociaciones abiertas con el Fondo Monetario Internacional para reformatear el programa económico y, fronteras adentro y desde el martes, una nueva semana cambiaria en la que reajustará regulaciones para quitarle volatilidad al mercado de los dólares financieros.
Abril terminó como el primer mes de 2023 en que el Banco Central pudo, de manera muy leve, acumular reservas (fueron solo USD 33 millones) producto de la tercera edición del dólar agro. Además, la autoridad monetaria aceleró el ritmo de depreciación del dólar oficial para reducir el atraso en el tipo de cambio administrado, tal como reclamaba el FMI. El cuarto mes del año cerró también con otra señal fuerte: la tasa de interés para los plazos fijos fue elevada a 141% anual efectiva.
Por el feriado del Día del Trabajador la semana hábil en los mercados será más corta; el Gobierno buscará extender la relativa calma cambiaria que tuvo lugar entre el miércoles y el viernes, consecuencia de la decisión de intervención que hizo pública Sergio Massa el martes, cuando el dólar se acercaba a los 500 pesos. La intervención directa con reservas le dio un margen de maniobra más contundente al BCRA y pudo influir así en el tipo de cambio implícito de las operaciones de contado con liquidación y dólar Bolsa. Una vez que pudo establecer un techo a esos precios, el dólar blue desescaló.
Abril terminó como el primer mes de 2023 en que el Banco Central pudo, de manera muy leve, acumular reservas (fueron solo USD 33 millones) como efecto de la tercera edición del dólar agro
Para la consultora LCG, “durante la semana el BCRA convalidó un ritmo de crawling peg (depreciación administrada) del orden del 8,1% mensual (consistente con una tasa efectiva mensual (TEA) del 157%), 1 punto porcentual más que la semana previa”, estimó en un informe reciente.
“Por otro lado, la entidad dispuso una suba de tasas del orden de los 1.000 puntos básicos, llevando la TEA de las Leliqs al 141%, por primera vez por debajo del ritmo de crawling del Banco Central. Pese a la aceleración en el ritmo de devaluación, el mes culmina con una variación del 6,6% promedio, aún por debajo de la inflación estimada para abril que esperamos acelere respecto al dato de marzo”, concluyó esa consultora.
No es menor la cuestión del ritmo al que el BCRA deprecia el tipo de cambio oficial en la esgrima que sostiene el equipo económico con el Fondo Monetario. El staff técnico del organismo postuló en su último informe aprobado por el directorio que el peso estaba sobrevaluado, en un rango de entre 15 y 20 por ciento con datos hasta hace más de un mes cuando terminó de elaborarse ese reporte. Economía y el Banco Central parecieran haber empezado a desandar ese atraso relativo.
Esa estimación del Fondo, de igual forma, podría haberse profundizado tras el dato de inflación de marzo y la expectativa de precios de abril. Para Ecolatina “la aceleración inflacionaria no sólo mina el ‘capital político’ del Gobierno, sino que vuelve más inestable al escenario: genera mayores presiones a subir las tasas de interés y a acelerar el crawling peg (retroalimentando la dinámica de precios) para evitar un que un mayor atraso cambiario dificulte aún más la acumulación de reservas y el control de la brecha”.
El staff técnico del Fondo Monetario postuló en su último informe aprobado por el directorio que el peso estaba sobrevaluado, en un rango de entre 15 y 20 por ciento
En ese marco, el Gobierno buscará reajustar la regulación del mercado de los tipos de cambio paralelos. Según aseguró a Infobae un funcionario del equipo económico involucrado en la materia, esperan así reducir la volatilidad en los precios de los dólares financieros que surgen mediante la compraventa de bonos. En el Palacio de Hacienda no dieron detalles sobre qué alcance tendrían los cambios en las reglas de operación, pero que “probablemente” se conozcan este martes con resoluciones de la Comisión Nacional de Valores (CNV).
Hace unos cuarenta días el Ministerio de Economía había anunciado su intención de llevar adelante un canje forzoso de la deuda intra-sector público en dólares a través de dos canales: un cambio directo de bonos en moneda norteamericana bajo ley extranjera -conocidos como Globales- a cambio de bonos duales, y una segunda vía que incluiría subastas de títulos dolarizados bajo ley local -Bonares- en el mercado local, para dotar así a la flaca plaza de negociación de los dólares CCL y MEP de una liquidez mayor.
Cuando fue anunciada, la medida prometía agregarle a los dólares financieros una oferta adicional de USD 3.750 millones. Pero desde que fue comunicada esa intención oficial aún no hubo avances, aunque el espíritu de la decisión buscaba, también, quitarle volatilidad a los tipos de cambio que se negocian en la compraventa de bonos en los meses previos a las elecciones.
Por lo pronto, el fin de semana continuó el ida y vuelta con el Fondo Monetario Internacional, que se inició el viernes con contactos de tipo técnico y solo con segundas líneas del Ministerio de Economía con presencia en Washington. Los dos principales interlocutores con el organismo -el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores Leonardo Madcur- siguieron las conversaciones desde Buenos Aires.
La intervención directa con reservas le dio un margen de maniobra más contundente al Banco Central y pudo influir así en el tipo de cambio implícito de las operaciones de contado con liquidación y dólar Bolsa. Una vez que pudo establecer un techo a esos precios, el dólar blue desescaló
El Palacio de Hacienda tiene como objetivo central en esta última renegociación que encaró una reconfiguración completa del esquema de metas condicionales, que además incluye, como hipótesis de máxima, la posibilidad de modificar el calendario de desembolsos previstos en el acuerdo, que prevé envíos trimestrales desde el FMI al Banco Central a cambio del cumplimiento de los objetivos de reservas, déficit y emisión monetaria.
En Economía creen que el impacto de la sequía fue tan considerable sobre las variables macro que unos USD 15.000 millones menos de ingresos de exportaciones le quitan prácticamente todo margen de acumulación neta de reservas al BCRA y pone presión a las cuentas fiscales por una recaudación mucho menor de retenciones, algo que ya se vio con mayor nitidez en el primer trimestre del año.
Desde un despacho oficial aseguraron que el horizonte de tiempo con el que se trabaja es llegar a un consenso técnico en las próximas dos o tres semanas. No será una negociación “aislada” del calendario previsto -porque no se tratará de un nuevo programa sino una reconfiguración del actual- ya que será sostenida en el marco de la quinta revisión trimestral. Esa instancia, a su vez, tiene como fecha de referencia fines de junio.
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