El lunes 1ro. de mayo asumirá en su cargo otro auditor del Fondo Monetario Internacional (FMI) para las Américas, Rodrigo Valdes, que estará a cargo de supervisar la compleja renegociación del acuerdo con la Argentina.
El ex ministro de Hacienda chileno Rodrigo Valdés fue designado por Kristalina Georgieva para reemplazar al brasileño Ilan Goldfajn como director del área para las Américas. Se trata del sexto funcionario que ocupa ese cargo en los últimos 25 años, muy enfocados en la relación con la Argentina, por encima de otros países de la región.
Valdes fue ministro de Hacienda de Chile de 2015 a 2017, en el segundo gobierno de la presidenta Michelle Bachelet, y en la actualidad trabajaba como docente de Economía en la Escuela de Gobierno de la Universidad Católica de Chile; entre 2009 y 2012, fue subdirector en los departamentos del Hemisferio Occidental y de Europa del FMI; tiene un doctorado en Economía del MIT.
El economista ya participó como observador de las últimas ruedas de negociación entre el staff del Fondo y el equipo de Massa, que buscará renegociar todo el acuerdo para conseguir que el organismo le adelante desembolsos del segundo al primer semestre del año. Fuentes del organismo indicaron a Infobae que, pese a que todavía no viajaron a Washington funcionarios de primera línea de la Argentina, el trabajo permanente continúa, es frecuente y han mantenido reuniones virtuales. Si hubiera avances, podrían viajar esta semana el viceministro Gabriel Rubinstein y el jefe de asesores de Economía, Leonardo Madcur.
En tanto, trascendió que los ministros de Finanzas del G7, que tiene la mayoría accionaria en el FMI, dialogarán en forma virtual la semana próxima para tratar, entre otras cuestiones, el caso argentino antes de que llegue al directorio que conduce Georgieva.
Calificados observadores de la negociación indicaron a Infobae que “si les adelantan algún desembolso, en el momento que llegue el pago que tiene que hacer la Argentina que ese desembolso iba a refinanciar, el Gobierno no va a tener como pagarlo. Por ello, adelantar desembolsos es postergar la situación de atrasos. Creo que va a ser muy difícil. Tal vez hagan algo para ayudar, pero por mil o dos mil millones de dólares y que el BID aporte algo más. Lo más probable es que hagan la revisión en junio, se ajusten las metas, pero que solo desembolsen lo que originalmente tenían planeado”.
Quienes trabajaron con Valdés afirman que “conoce muy bien sus desafíos” porque ya fue el segundo en el área, luego de su paso por Barclays, cuando su compatriota Nicolás Eyzaguirre se desempeñó en el cargo. Aunque trabajó en el sistema financiero, siempre estuvo más interesado en la política pública y ha sido calificado como “una buena persona y un gran economista” por sus ex pares.
La clave estará en los contactos que entablará Rodrigo Valdés con los referentes económicos de la oposición, ya que en un año de recambio presidencial el FMI siempre quiere saber qué piensan los otros candidatos en relación con el programa de financiamiento con el organismo, sobre todo si tienen chances de ganar. Sobre todo, porque el Gobierno quiere recibir por adelantado dinero que también le correspondería al próximo presidente.
En este contexto, cabe repasar la trayectoria de sus predecesores, para observar la relación entre el FMI y la Argentina en las últimas décadas a través de la óptica de su principal auditor regional.
La década del 90
1 - Claudio Loser. El economista mendocino que, aunque vive hace varias décadas en EEUU no perdió su tonada original, fue director del área para las Américas entre 1994 y 2002, período en el que tuvo que negociar con Domingo Cavallo en sus dos gestiones frente al Ministerio de Economía. El staff técnico del Fondo no estaba convencido del régimen del tipo de cambio fijo ni de la convertibilidad, pero aceptó de mala gana por el fuerte respaldo que cosecharon el presidente Carlos Menem y su ministro entre los países del G7 y, particularmente, en Washington. De modo tal que el staff dejó pasar varios “waivers” que pidió el país por incumplimientos a los sucesivos acuerdos y Loser siempre actuó, por su carácter, como mediador, sin perder la paciencia.
Más complicado fue el período del 2001, cuando él y otros apostaban a Ricardo López Murphy, pero vio cómo el presidente Fernando De la Rúa lo echaba en un avión en el regreso de la asamblea del BID en Santiago de Chile. Cuando se le preguntó si Cavallo podía ser la salvación para el país sumido en una profunda crisis, expresó: “En la historia del mundo solo se conoce a un Salvador del mundo”.
Cuando explotó la convertibilidad, Loser fue removido junto con buena parte de su equipo técnico por presión de la dura subdirectora del organismo, Anne Krueger, quien responsabilizó a ese team de tener un enfoque demasiado suave hacia el país.
Un auditor indio para la crisis
2 - Anoop Singh, arribó con dos colaboradores británicos, John Thornton y John Dodsworth, para expresar que, así como el Fondo le había prestado casi USD 14.000 millones al país como parte del blindaje del 2000-2001, ya no quería girar más fondos mientras más de la mitad de la población estaba hundida en la pobreza, la recesión llegaba al 11% y la inflación llegaba al 40% en 2002. Singh, experto en las crisis asiáticas de la década previa, viajó a Buenos Aires para mostrar cierta sensibilidad.. Además, exigió privatizar la banca pública y un ajustado cronograma para mejorar la situación de las cuentas públicas con el que tuvo que lidiar primero el equipo de Jorge Remes Lenicov y luego el de Roberto Lavagna.
La disputa por el Indec
3 - En 2008 Anoop Singh dejó su puesto al chileno Nicolás Eyzaguirre, ex ministro del presidente Ricardo Lagos, quien tuvo que lidiar desde el primer día con el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner por la distorsión de los datos del Indec, que comenzaron con la inflación, el PBI y luego se extendieron a casi todo el resto de las estadísticas públicas.
Al conflicto con el Indec, se sumó la decisión del gobierno de no cumplir con la revisión anual del Artículo IV que realizan todos los países socios del organismo
Por haber sido ministro del país trasandino, Eyzaguirre conocía bien el funcionamiento de la política argentina y por lo tanto desconfiaba de los gestos de acercamiento que el ministro de Economía Amado Boudou le expresaba tanto a él como al director gerente Dominique Strauss Kahn sobre la “normalización” de las relaciones con el Fondo, como ocurrió en la asamblea anual del organismo en Estambul. Además, al conflicto con el Indec, se sumó la decisión del gobierno de no cumplir con la revisión anual del Artículo IV que realizan todos los países socios del organismo. En 2010, ante las crecientes dificultades de financiamiento, el gobierno aceptó un mecanismo de cooperación técnica que implicó la llegada de varias misiones del Fondo para mejorar la metodología del IPC.
Werner y el nuevo acuerdo con el país
4 - En 2013 Eyzaguirre fue reemplazado por el economista nacido en la Argentina y que creció en México Alejandro Werner, con un doctorado en el MIT (Massachusetts Institute Technology) y asistente de Paul Krugman en esa casa de estudios, además de haber sido viceministro de Hacienda en el gobierno de Felipe Calderón.
Cuando Werner asumió en enero de 2013, el Fondo ya había decidido sancionar a la Argentina por la distorsión de los datos de precios del Indec, por incumplimiento del artículo constitutivo del FMI que exige la transparencia de las estadísticas públicas. Aunque había poca relación entre ambas partes, porque Néstor Kirchner había pagado la deuda con el organismo en 2006 y el país por lo tanto no tenía un programa, la pelea por el Indec fue suficiente para mantener una tensión alta.
En 2014 el Gobierno intentó que el FMI apoyara su postura en el juicio contra los acreedores que finalmente llevó al país a un nuevo default en EEUU, pero el organismo se abstuvo
En 2014 el Gobierno intentó que el FMI apoyara su postura en el juicio contra los acreedores que finalmente llevó al país a un nuevo default en EEUU, pero el organismo se abstuvo para no irritar a sus principales accionistas. Werner mantuvo una postura firme, pero equilibrada, frente a los funcionarios políticos y técnicos que pedían la expulsión de la Argentina del FMI, al considerar que sería mejor un acercamiento, por más leve que fuera, que una exclusión que luego sería difícil de revertir, como lo mostraron los pocos países que se fueron del Fondo (en América latina, solo Cuba).
Las expectativas mejoraron en forma notable cuando ganó las elecciones presidenciales Mauricio Macri y al asumir normalizó tanto el Indec como la revisión del Artículo IV, aunque la paz fue breve, porque en 2018 el país cayó en una nueva crisis y tuvo que firmar un nuevo programa financiero, el primero después del que había firmado Néstor Kirchner en 2003, pero por un monto extraordinariamente alto de asistencia.
Werner y la nueva directora gerente del FMI, Christine Lagarde, se opusieron a la idea del ministro Nicolás Dujovne de mayo del 2018 de pedir una línea preventiva, contingente, como la que tenía México, que solo actuaba como respaldo en caso de una necesidad y que estaba destinado a países que sufrían, no que causaban contagios. Por esa razón, la Argentina firmó un stand by tradicional.
A priori, como ahora, el Fondo no quería que el Gobierno usara los recursos que le prestaba para controlar al dólar y el equipo económico sostenía que debía acotar la volatilidad del tipo de cambio en un contexto de desconfianza.
De todos modos, la relación se mantuvo en los carriles normales hasta que Macri perdió las elecciones primarias en agosto de 2019 y el entonces candidato a presidente, Alberto Fernández, le expresó a Alejandro Werner y a su equipo que querían renegociar el acuerdo. Por este motivo, nunca llegó el último desembolso previsto para ese año y Werner se corrió de la relación con el país que lo vio nacer ante el cambio de gobierno y también de la conducción del organismo, por la asunción de Kristalina Georgieva.
El período de Goldfajn
5 - Tras un interinato que quedó en manos de Julie Kozack, en enero de 2022 fue elegido para el cargo el ex presidente del Banco Central de Brasil Ilan Goldfajn, para algunos “un duro ortodoxo” y para otros un pragmático que entendería enseguida los límites del Gobierno para cumplir con el acuerdo que le asegure al FMI que la Argentina no caiga en default.
El nuevo ministro, Sergio Massa, entabló una buena relación con Goldfajn, aunque nunca perdió su diálogo directo con Georgieva cuando el staff se ponía demasiado duro. De todos modos, la directora gerente, que había comenzado con mucho ímpetu su gestión en contra de las precauciones del staff, luego se acomodó a los lineamientos del organismo que tiene a 190 países socios.
Por su parte, Ilan Goldfajn mostró su cintura política al ganar por primera vez para Brasil la presidencia del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), al ser ratificado por el presidente Lula pese a que había sido postulado por Jair Bolsonaro.
Ahora, llegó el turno de Rodrigo Valdés, que deberá mediar entre las necesidades de la Argentina y las exigencias tanto del staff como de los principales accionistas del FMI.
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