Tras la decisión del Banco Central de subir 10 puntos porcentuales la tasa de interés de referencia, que se suman a los 3 puntos dispuestos la semana pasada para llevarla a 91% nominal anual, la carrera de la inflación, dólar y tasas tomó un impulso definitivo. Si bien la medida está escrita en el manual básico anticorrida -al menos desde el enfoque de la ortodoxia económica-, las consecuencias de mediano plazo serán las contrarias a las que se buscan evitar en los próximos meses. El dilema era claro: mantener una tasa negativa en el contexto de fuertes presiones cambiarias propiciaba la dolarización de las carteras, con el salto el tipo de cambio y el casi inmediato traslado a precios, tal como se verificó en los últimos días.
Sin embargo, la contundente suba consecuencias también deja sembradas consecuencias similares a futuro: anticipa que habrá más pesos en la economía y,, con ello, una persistente presión inflacionaria. Esto porque además de los pesos que el Banco Central emite para financiar al Tesoro vía adelantos transitorios -de los que ayer giró $100.000, que se suman a los $130.000 del mes pasado- la autoridad monetaria deberá aumentar la emisión para pagar los intereses de las Leliqs y Pases, los denominados pasivos remunerados. A tal ritmo tendrá que hacerlo a partir de ahora que, en un año, si se mantuviera el nivel de las tasas establecido hoy, el volumen de la base monetaria se más que triplicaría en apenas un año. En menos de cuatro meses, es decir para agosto, esa cantidad de pesos ya sería del doble de la actual.
Así lo explicó en un hilo de Twitter el economista de la consultora Empiria, Juan Ignacio Paolichi. “En un año se emitirían $18 billones. Lo que implica que alcanzaría con 4 meses para duplicar la base monetaria actual (cantidad de pesos en circulación), sólo de intereses. O, dicho de otra forma, en un año tendríamos 3,5 bases nuevas”, posteó. Según Paolicchi, el dato genera la expectativa de que tarde o temprano se vuelquen más pesos a la calle, lo que suma presión a los precios.
“Es una señal desesperada para no hacer lo que realmente hay que hacer: bajar el déficit fiscal. En una semana, el Tesoro emitió $300.000 millones para financiar al Fisco. Más Leliq que van a más tasa que son más emisión futura”, opinó el economista.
La tasa que definió hoy el Banco Central, equivalente a 141% de tasa efectiva anual, es la más alta en los últimos 20 años, superada sólo durante los primeros meses de 2002, durante en plena la salida de la Convertibilidad. Por aquella época, el entonces presidente del Banco Central, Mario Blejer, sostenía una máxima a la que hoy parece haberse aferrado el ministro de Economía, Sergio Massa: “No hay nada más cobarde que el capital -decía Blejer-. Lo que hay que hacer es que la codicia supere al miedo”. Funcionó en esa oportunidad, en un contexto en que durante una década, la entidad que presidía había mantenido apagada la máquina de imprimir billetes.
Hoy el contexto es diferente pero la tentación del premio que el Gobierno pone sobre la mesa es fuerte y con mayor alcance que hasta hace una semana. Es que para contener la mayor cantidad de pesos posible y evitar que se vayan al dólar, el Banco Central también modificó la condición de “minorista” para los depósitos. Esta nueva tasa mínima garantizada se aplicará a los plazos fijos menores a $30 millones, un tope que hasta hoy era de sólo $10 millones. Para el resto de los plazos fijos del sector privado la tasa mínima será de 85,5% (hasta hoy era de 72,5%), lo que equivale a una tasa efectiva de 128,5% anual.
Seguir leyendo: