Para el ministro de Economía la jornada de ayer debía ser perfecta. Si el mercado seguía con su desbordes cambiarios, en pocos días sería imposible volverlo a su cauce. El ataque al dólar fue un operativo coordinado detrás de la suba brusca de tasas de 10 puntos a 91% anual que equivale a una tasa efectiva de 140% anual. Es la tasa más alta desde 2003 y privilegia a los ahorristas de plazo fijo de menos de $30 millones. Es decir, triplicaron el monto máximo para que alcance a más depositantes. Es la primera vez en la gestión de Sergio Massa que se sube dos veces la tasa con una semana de diferencia.
Para reforzar la medida técnica se ordenaron inspecciones contra un selecto grupo de agentes de bolsas entre los que se incluyó la ALyC (Agente de Liquidación y Compensación) que previno contra una devaluación. La otra coincidencia es que los inspeccionados envían reportes diarios sobre el valor del dólar y que hacen conocer su valor a lo largo de cada rueda. La idea era disuadirlos de dar esa información a cada instante. Debían espaciar sus datos hasta el cierre para evitar el estímulo a los compradores.
Además, el Banco Central lanzó una fuerte venta de bonos en pesos y recompró títulos contra dólares para aplastar el valor del contado con liquidación y tratar de retrotraer los precios a valores cercanos a cuando comenzó la escalada de la divisa.
Lo logró, pero a costa de una fuerte caída de la paridad de los bonos que utilizó para intervenir. Los AL30D -bonos en dólares que vendió contra pesos- bajaron 2,7% y su paridad quedó en 20%, a pocos puntos de valores de default. La contrapartida fue la recompra en dólares de GD30C (cable) que perdieron 1,7% de su valor y su paridad se acerca a 25%.
Después de estos movimientos, el dólar MEP cerró la rueda con una caída de $4,2 (-0,9%) a $442,23. El contado con liquidación o cable, también llamado dólar fuga, cedió nada menos que $12,03 (-2,6%) a $457,29.
El dólar libre sintió la presión de las tasas y de las inspecciones y perdió $7 a $467. También bajó el ritmo de devaluación, algo que se contradice con la suba de tasas, y el dólar mayorista aumentó 45 centavos a $222,02.
Como el día debía ser perfecto y los exportadores no aparecían por el mercado, comenzaron los llamados telefónicos para que liquiden divisas propias porque los productores siguen sin vender soja. El tablero CAM9, donde se anotan las operaciones con el dólar soja a $300, registraba al mediodía una venta de apenas USD 1,9 millones. A media hora del cierre, estaban anotados USD 12 millones y apareció la última gran llamada. La respuesta fue inmediata al cierre, el CAM9 exhibía liquidaciones por USD 75,7 millones. Si bien, fue un alivio, es la mitad de lo que debe recaudar diariamente para alcanzar la meta que se propuso de USD 5.000 millones a fin de mayo.
El cierre se robó la perfección porque el Banco Central tuvo que vender a los importadores y pagar por las intervenciones en la plaza cambiaria USD 79 millones que se sintieron en las reservas que se desmoronaron USD 249 millones (habría utilizado yuanes para importar) a 36.104 millones.
Para Fernando Marull de FMyA, “la suba de tasas era esperable y todo lo que sucedió hasta hoy es consecuencia de haber esperado y reaccionado tarde. Ahora apuntan a que la inflación de mayo no supere 7,5% y a que el dólar no se les vuelva a escapar. Claramente, el Gobierno se dio cuenta que estuvo muy laxo con las medidas que fue tomando. El efecto debería durar algunos días. Pero por lo menos comenzó a apagar el incendio autogenerado”.
En los mercados de futuro, la tasa no hizo efecto y todos los fines de mes siguieron en alza. El dólar al último día del año subió 1,56% y cotizó a $519,70.
El riesgo país ante la estabilidad de los bonos con ley extranjera, subió 17 unidades (+0,6%) a 2.657 puntos básicos.
La Bolsa tuvo una rueda negativa, a contramano de la fuerte reacción de los mercados de Nueva York. Se operaron $4.667 millones y el S&P Merval, el índice de las acciones líderes, perdió 2,62% en pesos y tan solo 0,1% en dólares, debido a la caída de la divisa de Estados Unidos frente al peso.
El volumen operado en ADRs -certificados de tenencia de acciones que cotizan en las Bolsas de Nueva York- fue de $11.126 millones y predominaron las bajas. Lo más destacado fue el alza de Ternium con 3,1%.
Nadie duda de que hoy seguirá presente la presión del Banco Central para contener los dólares. La tarea puede estar aliviada por la suba de tasas, pero la idea de dolarizar carteras sigue presente en los inversores. El Gobierno vive el día a día y sabe que hoy el dólar no tiene que entusiasmar a los compradores y acudirá a todo su poder para contenerlo.
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