Dolarización: por qué no funcionó en Zimbabue, el país con la segunda inflación más alta del mundo

Tras una década de hiperinflación, en 2009 el país africano adoptó la moneda norteamericana como su divisa oficial, pero luego revirtió ese proceso sin haber realizado reformas que evitaran una continua estampida de los precios

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Un hombre con el billete de dos dólares de Zimbabue en Harar
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Un hombre con el billete de dos dólares de Zimbabue en Harar Reuters

Tras una década de hiperinflación, en 2009 Zimbabue adoptó al dólar como su divisa oficial. Sin embargo, por no encarar reformas estructurales que acompañaran este cambio monetario, tuvo que dar marcha atrás una década después.

La historia económica reciente del país ha sido catastrófica: en 1980 la inflación llegó al 7%, en 1990 al 17%, en el 2000 al 55%, en 2005 al 586% y en 2006 pasó a los 4 dígitos con 1281%. En 2008, pasó a 11.200.000%, una cifra imposible de imaginar.

El gobierno dictatorial de Robert Mugabe, que ejerció el poder de 1980 a 2017, combinó una fuerte corrupción, gasto en guerra en otros países africanos y una ininterrumpida emisión monetaria, que derivó en esa profunda crisis, aunque el régimen responsabilizó de la situación a las sanciones de las potencias occidentales.

La inflación mensual promedio entre 2000 y 2008 fue del 80% y en ese período acumuló una caída del 40% del PBI y una tasa de desempleo del 80%, con un creciente déficit que llevó al banco central creado en 1956 a emitir más moneda sin control y a la consecuente hiperinflación.

En 2009 dejó de circular el dólar de Zimbabue, tras varios intentos “mixtos” de convivencia entre esa divisa y la moneda norteamericana. El problema fue que, ante la falta de billetes físicos, en 2016 lanzó una “cuasi moneda” denominada “billete bono”.

Sin solucionar sus defectos de raíz, en febrero del 2019, cuando la inflación mensual era del 57%, el país abandonó el tipo de cambio fijo para tratar de salir de un pozo que ni siquiera pudo abandonar con el dólar como estandarte.

Mugabe inspecciona las tropas durante la apertura de las sesiones del Parlamento en el año 2000 (REUTERS/Howard Burditt/archivo)
Mugabe inspecciona las tropas durante la apertura de las sesiones del Parlamento en el año 2000 (REUTERS/Howard Burditt/archivo)

Sin embargo, en 2020 permitió a sus castigados ciudadanos que pudieran pagar bienes y servicios en divisas, por lo que el uso del dólar volvió a crecer de facto.

La inflación anual fue del 353% en 2021, y del 339% en 2022, la segunda más alta del mundo después de Venezuela (500%). Para 2023, el FMI proyectó que llegará al 172%.

Los niveles de pobreza rondan el 40% y la esperanza de vida al nacer es de 61 años, según datos del Banco Mundial.

La relación deuda-PBI es del 60% y el déficit fiscal rondó el 2,9% anual entre 1990 y 2020.

Emmerson Mnangagwa, presidente de Zimbabue
Reuters
Emmerson Mnangagwa, presidente de Zimbabue Reuters

El economista Nicolás Cachanosky explicó que “Zimbabue ofrece una lección particularmente importante para la Argentina. Dolarizó oficialmente su economía en 2009 y la desdolarizó diez años más tarde”.

“La desdolarización fue posible porque no eliminó su banco central y no hizo una reforma del sistema bancario. Siguiendo las recetas de la Argentina de 2002, reintrodujo su propia moneda y volvió a un escenario de alta inflación. La reforma del sistema bancario es esencial para que sobreviva una dolarización”.

La visión del FMI

En su último informe sobre la economía del país africano, el FMI explicó que “Zimbabue experimentó graves shocks exógenos (ciclón Idai, sequía prolongada y la pandemia Covid-19) durante 2019-20, que junto con los errores de política en 2019, condujeron a una profunda recesión y una alta inflación”. En esos dos años el PBI se contrajo 11,7% y la inflación sumó 837%.

En 2021 la situación mejoró y el PBI creció 6,3% y se proyecta un rebote del 2,5% este año.

Según el FMI, “una política más restrictiva desde mediados de 2020 (en relación con 2019) ha contribuido a reducir la inflación al 60,7 por ciento (interanual) a finales de 2021″.

Sin embargo, advirtió que “persisten una elevada inflación de dos dígitos y amplias primas en el mercado paralelo de divisas”.

“La recesión económica y la elevada inflación aumentaron las vulnerabilidades del sistema financiero. La pobreza extrema ha aumentado y alrededor de un tercio de la población corre el riesgo de sufrir inseguridad alimentaria”, explicó el staff del organismo que conduce Kristalina Georgieva, al que Zimbabue se sumó en 1980. El Tesoro de EEUU ha sancionado a altos funcionarios por abusos a los derechos humanos y persecución a sectores opositores.

Desde este año, para salir con un “maquillaje” metodológico del primer lugar del ranking mundial de inflación, Zimbabue comenzó a medir la inflación con una canasta que combina “los precios de los artículos en dólares zimbabuenses y en dólares estadounidenses”; previamente, solo se medía con los dólares locales. El último dato indica que la inflación “mixta” de febrero fue del 92%, frente al 230% que hubiera alcanzado con la medición previa.

Además, se prepara el lanzamiento de una divisa digital ligada al oro, en otro intento desesperado por evitar lo inevitable.

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