La historia argentina demuestra que en años electorales el gasto público tiende a aumentar, acompañado por programas de incentivo al consumo e incremento de la obra pública, entre otras medidas. Pero este año el Gobierno nacional tiene el compromiso con el FMI de reducir el déficit primario, con lo que iría a contramano de la tendencia de las últimas décadas.
Un informe del Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) analiza lo ocurrido en términos de Presupuesto en años y períodos preelectorales, desde la elección de 1995 hasta hoy. Los datos muestran que en las etapas previas a la cita con las urnas la regla fue el aumento del gasto primario en relación al Producto Interno Bruto (PIB), con una sola excepción: las elecciones del 2019, en que la fórmula que encabezaba el entonces presidente Mauricio Macri y llevaba como vice a Miguel Pichetto fue arrasada en las primarias y por un margen algo menor en primera vuelta por el binomio Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner.
Lo que no deja de ser paradójico, pues dirigentes y partidarios del actual gobierno acusaron en su momento al FMI y a EEUU de buscar favorecer las chances de reelección de Macri.
“La particularidad del año 2019 fue que el gasto público se redujo 1,6 puntos porcentuales del PIB, pasando desde el 20,1% del PIB en 2018 al 18,5% del PIB en 2019. Además, el gasto ya se había reducido 2,5 puntos porcentuales del PIB en el año 2018 respecto al año 2017 (pasó de 22,6% del PIB al 20,1% del PIB). Es decir que en la última elección presidencial hubo dos años consecutivos con baja del gasto público nacional”, explicaron desde el centro que encabeza el economista Nadin Argañaraz.
En relación a lo que puede ocurrir en 2023, el Iaraf consideró que la primera cuestión a resaltar es que el actual gobierno nacional ya bajó el gasto público en 2022 respecto al 2021. Concretamente, el gasto pasó de 21,2% del PIB en 2021 al 20,3% del PIB en 2022 (0,9 puntos porcentuales menos).
“Para este año 2023 el gobierno tiene comprometido bajar el déficit primario. En el proceso de reducción del desequilibrio, el peso relativo del gasto debe llegar al 18,6% del PIB, según el último Staff Report del FMI de abril”, dice el trabajo.
Si esto se cumpliera, prosigue, significaría una nueva baja de 1,7 puntos porcentuales respecto de 2022 y repetiría la dinámica 2018-2019 de dos años consecutivos de reducción del gasto. “El gasto terminaría reduciéndose 2,6 puntos porcentuales del PIB entre 2021 y 2023. Entre los años 2017 y 2019 el gasto público nacional se redujo 4,1 puntos porcentuales del PIB”, detallaron desde el Instituto.
Cómo empezó el año
El primer trimestre del 2023 arrancó con un gasto primario de 3,5% del PIB, lo que implica una caída de 0,1 puntos porcentuales respecto a igual periodo de 2022 y de 0,3 puntos porcentuales respecto al año 2021, según señala el informe.
“Haciendo un análisis similar al de la sección anterior, pero focalizado en los primeros trimestres, se puede concluir que, en todas las elecciones presidenciales, excepto las de 2003 y 2019, el gasto del primer trimestre fue superior al del año previo”, remarcaron.
De acuerdo al relevamiento, en año electoral, casi siempre el resultado que se registra en el primer trimestre se repite durante todo el año. “Solo en las elecciones del 2003 se dio un cambio de signo entre el primer trimestre y el año completo, dado que el año comenzó con una caída del gasto en términos del PIB para luego terminar con un aumento en términos anuales.
En este sentido, si la tendencia se mantiene, las elecciones del 2023 emularían a las de 2019 en cuanto a baja del gasto público. “Es importante recordar que la baja anual del gasto público está proyectada dentro del Presupuesto 2023 (18,7% del PIB) y fue definida previamente a la aparición de la sequía y sus cuatro efectos tan negativos. La definición de una nueva meta fiscal por el impacto de la sequía en la recaudación tributaria, en principio, no alteraría la previsión original del gasto para todo el año”, concluyeron los investigadores del Iaraf.
Dónde hubo recorte
En base a la ejecución presupuestaria del Gobierno nacional actualizada a marzo de este año, se pueden identificar algunos recortes puntuales del gasto público.
Según el estudio, desde el punto de vista del aporte y requerimiento de pesos, los gastos que más se redujeron fueron Subsidios a la energía ($295.000 millones), Jubilaciones y pensiones contributivas ($152.000 millones), Asignaciones familiares ($127.000 millones) y “Bienes y servicios” ($64.000 millones). Entre los cuatro aportaron de reducción de gasto casi $638.000 millones a moneda de marzo 2023.
En valores porcentuales, se destacan las caídas de las asignaciones familiares con 43,6%, subsidios a la energía con 43,2% y otros gastos corrientes con un 33%.
En el otro extremo, el gasto que más subió fue el destinado a Programas sociales, que por sí solo insumió $255.000 millones. Dado que otros rubros también subieron y bajaron, el gasto primario total terminó disminuyendo en $359.000 millones (-5,5% real).
En términos porcentuales, se aprecia que los “subsidios a otras funciones” (160,7%) y Programas sociales (67,4%) fueron los rubros que registraron la mayor variación real positiva respecto al primer trimestre de 2022. Le siguieron las transferencias de capital a las provincias y la inversión real directa, con subas del 39,6% y del 36,1%, respectivamente.
Seguir leyendo: