Mientras crece el debate en torno de la potencial dolarización en la Argentina a partir del cambio de gobierno en diciembre, hay dos preguntas clave para formular: ¿Cuál sería el dólar de referencia? ¿Qué pasó cuando el país quiso dolarizarse?
Acerca de la primera pregunta, se abrió un amplio abanico de opiniones, tanto en torno del potencial valor del tipo de cambio como de la conveniencia y la factibilidad de eliminar en términos legales a la moneda nacional.
También, resurgieron los antecedentes sobre las negociaciones que hubo entre la Argentina y Estados Unidos en torno de esta iniciativa en el gobierno de Carlos Menem y por qué no prosperaron.
Esta semana, la mayoría de las miradas de los empresarios integrantes del Foro Llao se posaron sobre el candidato presidencial Javier Milei, el más firme promotor de la dolarización de la economía.
Hay dos preguntas clave para formular: ¿Cuál sería el dólar de referencia? ¿Qué pasó cuando el país quiso dolarizarse?
“¿Debería seguir existiendo el peso como moneda?”, se preguntó ante los ejecutivos reunidos en el lujoso hotel de Bariloche. Los planes conceptuales de su plan son tres: moral, técnico y político. El tercer punto de su presentación colocó el foco, puntualmente, en el dinero, sus funciones, unidad de cuenta y la conformación de un único medio de pago generalizado. Para el candidato libertario, la eliminación del peso argentino “traerá más soluciones que problemas pero, principalmente, le pondrá fin a la inflación”.
Además, disparó: “Los únicos que pierden con la dolarización, son los políticos que roban con el señoreaje, se acaba la estafa de la política y no creo que alguien esté a favor del robo, de la corrupción. Yo no estoy de acuerdo”.
Según el informe de la consultora 1816, si Milei concretara su idea, el CCL pasaría a valer $800 en base a las paridades actuales de los bonos del Tesoro, para no tener la necesidad de conseguir financiamiento externo.
Este reporte indicó que la dolarización solo sería factible “solo con el mercado internacional confiando mucho en el plan del nuevo Gobierno, con un shock inflacionario (que permita licuar los stocks de pesos) y/o con una reestructuración de las Leliq “para reducir los pasivos del BCRA.
“Si asumimos que no habrá préstamos extraordinario, entonces no es posible una dolarización ‘ordenada’. Existe la chance concreta de que Argentina dolarice, pero será con una licuación masiva previa y/o con un default de pesos. ¿Contraargumento? Tampoco existen otras salidas ‘ordenadas’ y rápidas para el problema de los stocks en moneda local. La alternativa es ser gradual, con desenlace incierto”, afirmó 1816.
Además, indicó que “si el mercado percibe que Milei tiene alguna chance de gobernar o de influir en las decisiones de una futura administración de JxC (¿con Patricia Bullrich?), lo más probable es que veamos una corrida contra el peso. Hasta podría generarse una suerte de profecía autocumplida: que los tenedores de pesos teman una dolarización y al intentar deshacerse de sus tenencias, se generan las condiciones para una dolarización (licuación masiva)”.
Los beneficios de dolarizar
Por su parte, el economista e historiador Emilio Ocampo, escribió un libro en favor de la dolarización junto con Nicolás Cachanosky. En esa obra, explicaron que la iniciativa va “mucho más allá” de la dolarización, al proponer la adopción unilateral del dólar como moneda de curso legal, la libre circulación de monedas convertibles y la libre movilidad de capitales; una profunda reforma del sistema bancario que ponga “los ahorros de los argentinos fuera del alcance del poder político”; y la firma de un tratado de libre comercio con la Unión Europea y otros bloques comerciales.
“Desde el punto de vista práctico, proponemos que los argentinos paguen sus impuestos en dólares y puedan elegir libremente y de mutuo acuerdo la moneda y los medios de pago con los que quieren operar”, expresaron Ocampo y Cachanosky.
Tras repasar la historia de la inflación en Argentina desde 1810 hasta 2021, se refieren a las causas y efectos de la suba de los precios y a las experiencias internacionales relevantes en materia de dolarización, como Panamá, Ecuador, El Salvador y el fracaso de Zimbabue. Luego detallan las ventajas y desventajas de dolarizar y proponen cómo hacerlo en la Argentina.
“Proponemos que los argentinos paguen sus impuestos en dólares y puedan elegir libremente y de mutuo acuerdo la moneda y los medios de pago con los que quieren operar” (Ocampo y Cachanosky)
“Nuestra propuesta de dolarizar la economía incluye una reforma integral del sistema monetario, cambiario, financiero y de pagos de la Argentina”, explicaron.
Los autores aclaran que la economía local está dolarizada de facto y que es necesario elegir un camino para hacerlo en términos legales que corte con el camino de inestabilidad de las últimas décadas, para que el Gobierno y la sociedad puedan gozar de crédito barato y de largo plazo y que la economía crezca en forma continua. “Con una historia de inflación e inestabilidad crónica, la dolarización oficial es la mejor alternativa que tiene el país para frenar su decadencia”.
Voces en contra
En cambio, el titular del Ieral de la Fundación Mediterránea, Carlos Melconian, fue tajante: “En este estado calamitoso en el que está (el país), nosotros no pensamos en una dolarización”.
A su vez, el ex ministro Hernán Lacunza disparó en diálogo con CCN en Español: “Para dolarizar se necesitaría, con este creciente cepo por todos los pesos emitidos, un tipo de cambio cercano a $3.000 por dólar, así que ni siquiera es atractivo para entrar, a diferencia de la convertibilidad, que tiene problemas para salir”.
A su vez, el economista Eduardo Levy Yeyati, de la UTDT y asesor del precandidato presencial de la UCR Gerardo Morales, sostuvo que “más allá de pros y contras de una dolarización, cuesta entender la implementación práctica de la medida: sabemos que, para preservar el sistema bancario, además de comprar la base monetaria, se requiere un fondo de dólares líquidos (como en Ecuador y El Salvador, y en la convertibilidad en la Argentina”.
“El BCRA tiene $11 billones de pasivos netos en pesos (UDD 27.000 millardos al CCL) y USD 77 millardos en activos dolarizados que, a 25% del valor nominal (cotización del Bonar) dan USD 19 millardos. Para dolarizar al CCL, faltarían USD 8 millardos (más el fondo de liquidez).
“Si, por ejemplo, la mitad de los USD 19 millardos del activos se usan para un fondo de liquidez (modesto, para los volúmenes argentinos), la base podría comprarse con los dólares restantes a un tipo de cambio cercano a 1150 pesos-dólares”.
“En este estado calamitoso en el que está (el país), nosotros no pensamos en una dolarización” (Melconian)
Esto presupone “pedir prestado dólares contra bonos en poder del BCRA, como un repo, pero 10 veces mayor a los anteriores (y permanente). Esto exigiría una tasa tan alta que nos pondría en zona de racionamiento (cuando no nos prestan a ninguna tasa), inhabilitando la operación”.
Más allá de sus costos, Levy Yeyati cree que la dolarización no resolvería los problemas de inestabilidad que sufre la Argentina.
Una salida intermedia
Uno de los arquitectos del plan de convertibilidad, Horacio Liendo, propuso una salida intermedia.
“Hay que permitir que se pueda utilizar el dólar para pagar salarios e impuestos, coexistiendo con el peso. No hay reservas para una nueva convertibilidad, adoptarla exigiría un tipo de cambio demasiado alto. Los dólares no llegan solo con el comercio exterior, pero se le debe reconocer el valor que tienen”, explicó a Infobae.
También el propio ex ministro Domingo Cavallo apuntó en esa dirección semanas atrás en un foro empresarial en Punta del Este: “Lo que necesita Argentina es un sistema monetario que funcione y que resuelva los problemas que tiene la economía: el ahorro y la inversión. El dilema no es dolarizar o no, sino primero organizar un sistema monetario en que no puede estar ausente el dólar, porque los argentinos ahorran en dólares y desconfían del peso”.
“Inexorablemente, en un país así la economía va a tener que ser bimonetaria, al dólar hay que permitirle que sirva como moneda y que haya intermediación financiera en dólares. Y además recuperar el peso. Si el nuevo gobierno logra eliminar el déficit y hace reformas, es posible que el peso se estabilice solo. Ahí no hace falta crear una caja de conversión (convertibilidad) ni una dolarización. No doy por muerto al peso”, expresó.
Este viernes, el ex ministro agregó otro motivo de desacuerdo: “El tema de la dolarización es un tema que está siendo discutido, yo diría, a destiempo. Porque antes de pensar en la estabilidad del tipo de cambio, y la dolarización es una especie de forma extrema de estabilizar el tipo de cambio, hay que hacer una serie de reformas y hay que lograr unificar el mercado cambiario”.
“Y yo creo que si pospusieran la discusión sobre la dolarización para más adelante, o sea, cuando esté unificado el tipo de cambio, y pensaran juntos qué es lo que hay que hacer para poder llegar a una unificación no traumática del tipo de cambio, eso sería bueno”, comentó.
En ese mismo foro de Punta del Este, el ex ministro Alfonso Prat Gay sostuvo que “no hay reservas para hacer una dolarización”.
“El que hoy dice que vamos a dolarizar y que van a eliminar el Banco Central no explica qué va a pasar con todos los pesos que pierden por completo su valor. Son 17 billones de pesos en circulación. Si tenés cero reservas, cualquier número dividido por cero, ya se sabe cuánto da”, apuntó el primer ministro de Hacienda de Mauricio Macri.
“¿Cuál es la diferencia con la convertibilidad? Antes hubo dos hiperinflaciones (en 1989 o 1990) y un Plan Bónex. Quizás los que promueven la dolarización esperan que a los tenedores de pesos les den un bono a cobrar en diez años”, aclaró.
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